(Por Pascual Rambler)
"La vida no es más que un tejido
de hábitos" Amiel
"No hay nada más fuerte que el
hábito" Ovidio
El espectro de los hábitos es amplio,
pero su origen suele ser confuso ó
azaroso
aunque muchos insisten en relacionarlos
con las sofisticadas formas en que el
sujeto
humano busca relacionarse con el
placer,
que es el objeto último así como el
único
sentido conocido de la vida.
Los hay saludables, inocuos y nocivos,
conscientes e inconscientes, simples y
compuestos, aceptados y rechazados por
la opinión pública, conocidos y
desconocidos.
La calificación impuesta desde
distintos
órdenes establecidos que divide los
hábitos
en buenos y malos reviste siempre un
carácter
subjetivo, por lo que debe desecharse
en
cualquier indagación que se pretenda
seria u objetiva.
Los hábitos, tanto los buenos como los
malos,
organizan la vida automatizando todo un
sistema
de respuestas a necesidades conscientes
ó no,
brindando previsibilidad por medio de
sutiles
mecanismos de repetición que se tornan
costumbres.
Algunos le asignan un valor superior:
si los
hábitos organizan la vida, y si se
pudiera llevar
al extremo esta premisa, una vida
completamente
organizada en hábitos resultaría en
la perfecta
repetición de todo; el movimiento
circular -el
más perfecto-, la liberación de la
esclavitud del
tiempo...y la superación del temor a
la muerte
merced a la desarticulación de la idea
inaceptable
de nuestra condición finita.
(Quienes sostienen este argumento,
entienden que
en él se basa la significación
profunda de aquella
famosa sentencia del General Perón:
“Sólo la
organización vence al tiempo”)
Es común, desarrollar hábitos
incluso dentro de
otros hábitos: Hay hábitos cuya
consumación sólo
sirve como condición para el cumplimiento de
otros.
A menudo somos objeto de hábitos de
los cuales no
tenemos conciencia (la falta de
conciencia es un hábito
muy difundido)
Cultivar un hábito es sencillo,
siempre y cuando se pueda
disponer de las condiciones necesarias
(a veces, el hábito
debe adaptarse a condiciones
desfavorables para sobrevivir)
Hay hábitos que pueden ser sustituídos
por otros, acaso
menos nocivos ó más sustentables
(Hay quienes afirman
que, en realidad, todo hábito es en sí
mismo una sustitución)
Los hábitos se obtienen a través de la repetición (repetir lo
conocido: repetir es conocer): Un repertorio de acciones que
se repiten en el tiempo a una frecuencia periódica, hasta la
automatización.
El hábito es una experiencia que se
repite, con una frecuencia
determinada; pero no toda experiencia
repetitiva se constituye
en hábito. Debe haber una finalidad,
real ó ilusoria, ó una
sensación asociada al placer.
Los hábitos organizan la vida de los
sujetos animados, se dice.
La organización es una necesidad de
organismos desarrollados:
Hay una relación directamente
proporcional entre el desarrollo
y la organización; somos materia
altamente organizada que no
puede dejar de desarrollarse.
Siempre se está en condiciones de
incorporar nuevos hábitos.
Incorporar es un hábito automático
de todo organismo vivo
con alguna pretensión -todos
pretendemos incorporar algo-
(Incorporar es introducir algo en un cuerpo: por ejemplo, otro
cuerpo -algo muy común en la naturaleza, y que obedece al
principio biológico del metabolismo: todo organismo tiene la
función de metabolizar a otros para sostener la continuidad de
sus propias funciones-)
La vida puede entenderse como una
continuidad que se
organiza en la repetición de hábitos
adquiridos y en la
incorporación de otros.
(La incorporación de nuevos hábitos,
enriquece la vida
del sujeto, permitiéndole superar la
condición de mero
repetidor automatizado)