(Abel A. Borda)
La misma evolución, nos hizo
adoptar
la posición
vertical
y la propiedad
horizontal.
Sin contradicción
no hay evolución.
La libertad no es
una opción posible,
no podemos rechazar
la evolución.
Estamos
condicionados por patrones genéticos,
leyes naturales,
condiciones históricas, sistemas
económicos y leyes
artificiales.
Estamos
condicionados por el mandato evolutivo:
no decidimos hacia
donde vamos, somos una
especie nueva, en
conflicto con la naturaleza
y consigo misma, que
apuesta a la expansión
y al desarrollo
indefinido y a la satisfacción
excesiva, como
expresión superadora de su
propio impulso
evolutivo.
La evolución, es
ajena a la voluntad individual,
pero desarrolla
voluntades diversas y aspiraciones
encontradas: La
contradicción, el conflicto, son
el alimento de la
evolución.
¿No tiene fin la
evolución? No parece, y si lo
hubiera lo
ignoramos. Pero sabemos que no puede
detenerse, no
descansa. Nuestra historia es breve
pero intensa.
Debemos aprovechar la experiencia
acumulada como
especie para poder adaptarnos
a las condiciones
del porvenir; quien no se adapte
no tendrá futuro
(advierten las autoridades)
La propia evolución
histórica, dará cuenta de los
inadaptados,
suprimiendo aquellos elementos
faltos de aptitud
para adaptarse e integrarse
a las nuevas
condiciones del mundo.
La contradicción:
Sin ellos no hay contradicción
y sin ésta no hay
evolución.