(Serafín Cuesta)
Medí tu vanidad.
Si todavía no lo hiciste no
dejes pasar esta oportunidad.
Hay cosas que es mejor medir
a tiempo: ¿Qué seríamos, si no
pudiéramos medir el tiempo?
Pensalo: Meditá con mesura,
no te vanaglories de tu falta
de medida, ni de tus excesos.
Medite, no es vano abrazar
una medida arbitraria
y refugiarse en ella, ante tanta
desmesura que circula.
Medí tu vanidad, buscá parámetros
confiables y observá su desarrollo:
Todo lo que es se desarrolla, casi
siempre en vano, como un cuento,
un poema o una oración armándose
a sí misma.
Hay desarrollos que no dependen
de nosotros, es en vano intentarlo.
No intentes nada que no pueda
medirse o ser medido:
Medir es conocer: Ajustate sólo
a medidas conocidas.
Medí tu vanidad, observá sus altibajos
y controlá sus valores para mantenerlos
en niveles deseables.
Es mejor conocerlos, y poder reconocerse
en esa medida arbitraria y provisoria
como todas (lo mismo que el café, que el
amor, que el olvido, etcétera)
Sólo que esa es tuya, es tu medida,
aunque no sea la única.
El sentimiento de propiedad
es el activo más valioso que tenemos
como individuos y como sociedad.
