(Tomás Mercante)
¿Hacia dónde va el
mundo?
Hacia el futuro,
como siempre,
responden los
expertos.
Aunque según
opiniones autorizadas
no parece tener
mucho.
El desarrollo genera
nuevas contradicciones:
La superpoblación,
la contaminación, la
concentración de la
riqueza y el agotamiento
de los recursos
naturales llevarían al mundo
a un colapso seguro.
Un mundo que produce
más de lo necesario
pero no satisface las
necesidades básicas de
una cantidad
significativa y creciente de sus
habitantes. El
problema de la reproducción
descontrolada, la
repetición automatizada
y la distribución
regresiva e irracional.
Un mundo
concentrado, economías
concentradas,
poderes más concentrados;
un mundo donde cada
vez hay menos espacios
habitables y menos
lugar para el optimismo.
Pero hay quienes
quieren salvar el mundo
-hay gente para
todo- y persisten en concentrar
esfuerzos, crear
conciencia y sumar voluntades
para la salvaguarda
del significante que nos
ocupa -y ocupamos-
La concentración
humana, el exceso de
cuerpos que
consumen, plantea la necesidad
de respuestas
superadoras, cambios profundos.
Hay quienes quieren
cambiar el mundo, pero
son pocos, y no
gozan de popularidad en los
tiempos que corren:
No son novedosos, la
Historia ha conocido
en forma recurrente
estos intentos, que
siempre terminaron mal.
Los pueblos ya no
creen en discursos
que provienen del
pasado: Hay que mirar
para adelante.
¿Hacia dónde va el
mundo?