(Tomás Lovano)
Amigable es una
palabra amigable,
si hubiera palabras
amigables
amigable sería
amigable.
Las palabras pueden
contener
sentimientos y
sentidos diversos.
Amigable viene de
amigo, alguien
que se elige a
partir de una afinidad:
uno se refleja y los
amigos reflejan
lo que es uno, una
realidad.
La realidad no suele
ser amigable
para la mayoría,
pero a través de
discursos amigables,
podemos aceptar
y compartir,
adoptando una actitud
amigable.
Discursos amigables,
pensamientos
amigables, palabras
amigables,
prácticas amigables
con el entorno,
contribuyen a crear
un ambiente sano
y amigable donde
desarrollar la lucha
de clases, la lucha
por la vida, la lucha
contra el prójimo
de un modo sustentable.
Sustentable es una
palabra amigable:
cualquier cosa a la
que se adose sustentable
se vuelve aceptable
(alguien dijo que los
adjetivos contaminan
el lenguaje, una
contaminación
imperceptible y sustentable)
Ante una crisis de sustentabilidad, el capitalismo
salvaje suele dar lugar a su forma amigable,
expresada en modelos inclusivos y movimientos
nacionales y populares, que nunca duran demasiado
por sus propias contradicciones y por no resultar
amigables a los poderes concentrados que los
acusan de populismo, un término engañoso
que sirve para defenestrar cualquier gobierno
que no resulte lo suficientemente amigable.
Ante una crisis de sustentabilidad, el capitalismo
salvaje suele dar lugar a su forma amigable,
expresada en modelos inclusivos y movimientos
nacionales y populares, que nunca duran demasiado
por sus propias contradicciones y por no resultar
amigables a los poderes concentrados que los
acusan de populismo, un término engañoso
que sirve para defenestrar cualquier gobierno
que no resulte lo suficientemente amigable.
La palabra amigable
viene del inglés, una
lengua amigable para
economistas y cantantes
bilingües; una
lengua que es un canto a la
economía: friendly,
sólo dos sílabas melodiosas
con el valor
agregado de las tres consonantes
que se unen hacia la
vocal cerrada, con un suave
movimiento
ascendente de la lengua…
Emitir esta palabra
produce una sensación
amigable en la
lengua del emisor, nativo
o naturalizado, amigo o enemigo.
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