(Vicente Narioh)
La escritura nos sirve
-sirvámonos-
Las propiedades de la escritura,
gozan.
Podemos extendernos ó explayarnos
-contemplemos el goce de la propiedad
que se desliza: podemos observar y
registrar esa expansión; podemos
expandir este registro.
La escritura: Podemos detenernos
en las propiedades del goce -el fin
último de toda propiedad es el goce-
y podemos extendernos sobre el goce
de las propiedades de lo que no puede
ser dicho.
Podemos avanzar sobre dichas
propiedades incorporando otras voces,
otros goces,
tan ajenos como impropios.
Lo apropiado: servirse .
La escritura ajena aumenta el potencial
propio (a mayor cantidad -y/o calidad-
de escritura ajena incorporada
-apropiada-
mayores posibilidades de escribir con
propiedad)
Lo dicho: gozar, es una propiedad de
la
materia. Apropiarse, puede servir
para gozar.
Gozar sirve, siempre que haya
vocación
(vocaciones hay tantas...) para
dejar de
desear: hay vocaciones que dejan que desear...
desear: hay vocaciones que dejan que desear...
El goce, en sí mismo, no sirve para
nada:
no es un medio, sino un fin.
Hay un goce material
y otro goce que no se materializa.
Hay un goce individual
y un goce funcional
al orden natural.
Y otros goces
que se desconocen -como el goce
del Otro-
Otros escriben sin gozar,
por pura vocación de servicio
(Las vocaciones son dos, a saber:
vocación de mando
y vocación de servicio)
-Sirvámonos-