(Pascual Rambler)
Los excesos, suelen ser peligrosos
en casi todos los órdenes: una vida
ordenada los excluye.
en casi todos los órdenes: una vida
ordenada los excluye.
Pero el exceso de orden en la vida
conlleva otro peligro: El
aburrimiento.
Algunos son capaces de cualquier cosa
para combatir el aburrimiento -incluso
incurren en excesos-
Hay quienes sostienen que todos los
malos
hábitos proceden del aburrimiento,
que
procede del ocio, cuya procedencia se
desconoce.
Combatir el aburrimiento y combatir
los excesos, podría reconocerse como
una
actitud saludable, pero el exceso
de combates puede tornarnos seres
excesivos, así como mermar nuestra
capacidad de combate.
Hay dos maneras de aburrirse: sólo
ó
acompañado (algunos toleran
compañías
tediosas por la propia incapacidad de
aburrirse solos)
Se cometen excesos, no sólo en la
lucha
contra el aburrimiento, incluso en
nombre
del amor. Hay quienes creen que el amor
lo justifica todo -una afirmación tal
vez
excesiva- y quienes sostienen que el
propio amor, es ya en sí mismo un
exceso.
El exceso de amor propio, puede
conducir
a la soledad y a la autodestrucción
(no
soportaba la injusticia de que otros no
compartieran este amor)
Así como el exceso de amor al prójimo
puede tornarse insoportable para el
prójimo, y peligroso para quien lo
practica.
Hay quienes evitan todos los excesos,
procurando que la moderación y el
equilibrio gobiernen todos sus actos.
El exceso de equilibrio, como rasgo
predominante de una personalidad,
lejos de hacerla atractiva ó
interesante,
suele constituir el atributo que define
a una personalidad aburrida.
Algunos sufren una inclinación natural
hacia los excesos: hay quienes gozan
hacia los excesos: hay quienes gozan
excediéndose -y hay quienes gozan
inclinándose-
inclinándose-