(Por Tomás Mercante)
He vuelto a citarme: es bueno
reconocerse en alguna cita -me
recito en voz baja: no hay nada
como una buena cita para elevar
la autoestima y mejorar la
reconocerse en alguna cita -me
recito en voz baja: no hay nada
como una buena cita para elevar
la autoestima y mejorar la
redacción propia-
Citar es una propiedad humana:
Citar es apropiarse,
Citar es apropiarse,
hay quien cita y quien no cita
y quien es citado.
Citar es más humano
que necesitar, podría citar
-pero no necesito-
Algunos consideran el hábito
de citar actividad parasitaria
Citar es más humano
que necesitar, podría citar
-pero no necesito-
Algunos consideran el hábito
de citar actividad parasitaria
Para citar hay que conocer y
tener memoria: hay citas
memorables y olvidables -autores
muy citados y otros que nadie cita-
Aquellos gozan de reconocimiento
-el reconocimiento está en relación
con la cantidad de citas obtenidas-
Hay autores que se citan a sí mismos
-como un recurso renovable- para
saberse citados y no sentirse incluídos
entre los que nadie cita.
Algunos manejan un volumen
copioso de citas, con las que
enriquecen
su propia obra -suelen utilizar citas
notables como epígrafe de sus textos
con la intención de hacer creer al
lector
incauto que la calidad de lo que leerán
se corresponde con la de la cita que lo
encabeza-
A veces, la acumulación descontrolada
de materiales altamente citables, hace
que
quien cita olvide las fuentes -u
olvide
citarlas-
Hay autores reconocidos que rechazan
las citas: no citan. Otros hay que se
citan
entre sí. Hay autores reconocidos que
nunca faltan en las citas y siempre
pueden
volver a citarse.
Hay autores más citados que leídos:
Hay quienes fustigan el uso de citas
de autores presumiblemente no leídos
por quienes los citan.
Una crítica injusta e infundada, objetan
los aludidos citadores: no puede citarse
lo que no se ha leído; uno puede reconocer
no conocer toda la obra de un autor, y
hasta no haber leído casi nada. Pero leyó
esa cita, lo que le otorga un conocimiento
parcial, que no sólo es suficiente para ejercer
el derecho a citar, sino que es la única clase
de conocimiento a la que podemos acceder
los animales humanos.
Hay quienes fustigan el uso de citas
de autores presumiblemente no leídos
por quienes los citan.
Una crítica injusta e infundada, objetan
los aludidos citadores: no puede citarse
lo que no se ha leído; uno puede reconocer
no conocer toda la obra de un autor, y
hasta no haber leído casi nada. Pero leyó
esa cita, lo que le otorga un conocimiento
parcial, que no sólo es suficiente para ejercer
el derecho a citar, sino que es la única clase
de conocimiento a la que podemos acceder
los animales humanos.
En otros tiempos, todo escribiente con
aspiraciones dedicaba una buena parte
de
su tiempo a la producción de
aforismos,
que es lo que más se cita.
Quien escribe aforismos, escribe para
ser
citado.
(Todos escriben para ser
citados,
podría citar, pero no puedo precisar
la fuente)