martes, 30 de septiembre de 2014

El deseo semipuro

(Tomás Lovano)



Deseo es energía:
Hay deseos fuertes y débiles,
pero aún el más débil
implica una pérdida de energía
(los débiles tienden a perder)

El deseo es energía que se pierde:
El deseo consume al que desea
-por eso no se puede desear todo
el tiempo-

El deseo es consumo, deseamos
consumir: apuramos la consumación
de un deseo para pasar a otro.

Sin deseo no hay sujeto:
todas las acciones y todos los
pensamientos de un sujeto, están
relacionados con deseos propios
o ajenos.

Un deseo puede adoptar distintas formas,
pero siempre remite a otro, a otros...

No hay deseo puro: todo deseo es interesado
El deseo más puro es el deseo de ganancia:
Algunos conciben la ganancia como un fin,
otros como un medio, pero para que alguien
gane tiene que haber quienes pierdan -los
ganadores gozan de popularidad aún entre
los perdedores, que son mucho más populares-

El deseo de ganar, ordena y determina las
acciones de los individuos a través del sistema
de la competencia: competir es sano, porque es
necesario.

El deseo de ganar, de obtener ganancias,
impulsa la voluntad humana, organizando
y proveyendo de sentido a la actividad
del sujeto, permitiendo el libre ejercicio
de sus aspiraciones, para que la vida no
sea vana y las energías no se dilapiden en
prácticas inútiles ó deseos estériles.

Siempre ha habido ganadores y perdedores:
Sin conflicto no hay historia.

En cualquier caso, se gane ó se pierda, el
deseo de ganar provée de utilidad a hechos
y objetos dudosos,  tanto como a sujetos:

Ganemos.

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