Las dudas no se
repiten
No pedimos a la duda
que escampe o desenvaine,
que escampe o desenvaine,
que aclare o que
obscurezca
Dados a dudar
no pedimos ni damos:
duramos en la duda
A la luz de la duda
lo dudado -dado-
no opone
resistencia
Dudamos de la luz:
de la luz mala
y de la luz divina,
de los iluminados
y de nuestras
propias ilusiones
Dudamos de la luz
pero no nos
resignamos a la oscuridad
Dudamos de las
emanaciones divinas
y de la ley de la
manada:
Dudamos como dios
manda
Pero un dios que
duda es sospechoso,
dudamos de
semejantes divinidades
-son demasiado
semejantes, dudar es
sólo humano-
Mejor tomar
distancia de los dioses
que dudan.., y
también de los que no
dudan: no tener
dudas es más que
sospechoso
Se repite: quien
duda de dios
no está a su altura
-como tampoco
quien no duda-
El hombre sin dios
es más completo:
más solo -y por lo
tanto más libre:
no tiene a quien
decepcionar-
La duda, la duda
verdadera, la genuina,
no aclara ni
obscurece,
ni se mece ni
asalta,
no salta ni se mueve
La verdadera duda
no es pura ni
supura: los impuros
mortales la
abrazamos, no dudamos
en abrirle nuestros
brazos
de miembros
superiores.