(Ricardo Mansoler)
Bichos de mierda...,
dijo el poeta al detectar
hormigas mínimas
circulando por la boca
del termo (fiel
compañero a la hora de despuntar
sus vicios
cotidianos -incluído el pleonasmo-)
Entre la boca y el
pico (Olimar, el que usan los
vendedores
ambulantes: objeto singular, obsequiado
por un amigo en
tiempos lejanos, y que había sobrevivido
a varios termos) se
podía observar el tránsito inopinado
de esos seres
insignificantes. Un detalle menor, una
nimiedad para
cualquier cristiano dado a gozar de su
infusión
autóctona... Pero el poeta no es cualquier cristiano,
y sea creyente,
agnóstico o ateo necesita concentrarse,
aislarse del mundo
exterior y evitar toda distracción, toda
presencia ajena al
cuerpo del poema que busca su forma.
La naturaleza
invasiva del mundo sensible, es un problema
con el que deben convivir los
poetas, seres sensibles si los hay,
que necesitan abstraerse del mundanal ruido para conectarse con
que necesitan abstraerse del mundanal ruido para conectarse con
las musas, o bien
para entablar una relación sin interferencias
ni contaminación
con su propio pensamiento.
La sensibilidad
exacerbada, tanto como una capacidad perceptiva
muy desarrollada
suelen constituir un problema.
La creación no es
un estado natural (el estado natural es algo que
desconocemos: sólo
conocemos el estado)
El poeta, sólo crea
bajo determinadas condiciones, y obtenerlas
no es algo que
dependa sólo de él.
En la soledad del
acto creativo, el poeta encuentra su mejor
expresión; esa
privacidad es su elemento natural.
El poeta está solo.
Ahora sabe que está
solo, o casi, con su termo, su mate y su
tabaco...
El trabajo del poeta
es azaroso: el vuelo de una mosca, el
zumbido de una abeja
o la presencia inquietante de un mosquito
pueden alterar sus
condiciones de producción e incluso malograr
el destino del poema
que todavía no existe.
Bichos de mierda..,
creen que el mundo les pertenece...
(Pensó el poeta
mientras contemplaba el movimiento de esas
criaturas diminutas
sobre la boca del termo, recordando algo que
había leído no
hacía mucho: los insectos ocupan el segundo
lugar entre los
organismos vivos en cuanto a número y volumen,
después de las
bacterias, que representan el 85 % de la vida del
planeta)
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