(Epifanio Webber)
La voluntad no
necesita fundamentos;
al igual que el
deseo, puede ser firme
o vacilante,
poderosa o claudicante.
Los débiles,
ostentan voluntad y deseos
débiles, como los
pobres de espíritu:
Se contentan con
servir voluntades y
deseos ajenos.
La servidumbre
voluntaria representa
la forma superior de
organización
política de los
espíritus. Aquellos que han
sabido entender que el presente no
es lucha;
el presente es lo que es y es irreversible: "la
lucha de clases terminó; ganamos nosotros"
-dijo un representante del capital financiero
desde el Norte de la globalización-
el presente es lo que es y es irreversible: "la
lucha de clases terminó; ganamos nosotros"
-dijo un representante del capital financiero
desde el Norte de la globalización-
El pueblo, ha
dejado de existir como sujeto.
La voluntad popular
es objeto de diseño.
En el mundo
globalizado, todo se produce,
como la Historia y
el sujeto histórico.
La desigualdad es
tan histórica como el
sujeto que la
acepta: Nunca fuimos iguales,
la evolución
alcanzada es producto del desarrollo
desigual y las
relaciones asimétricas.
La igualdad no es
posible, más allá del ámbito
retórico: Si
fuéramos iguales, no tendría sentido
la competencia, que
es lo que provee sentido a
la sociedad tanto
como al sujeto.