(Tomás Mercante)
La vecina tose,
es normal que tosa,
ya debería ser
parte de mi normalidad
la presencia de esa
tos vecina.
Por lo general, huyo
de la tos.
Siempre sospeché de
los que tosen.
Hay toses
sospechosas, infundadas,
toses
estereotipadas: toses que podrían
encubrir otras
cosas.
Hay quienes tosen
sólo cuando no están
solos. La tos es
una forma de comunicación,
una emisión que
transmite, entre otras cosas
un estado de tensión
(hay una relación de
tensión entre el
sujeto y el mundo exterior,
que aumenta en el
sujeto intenso)
Una emisión
compuesta: gaseosa, sonora,
microbiologica
(quien tose emite vida, se puede
interpretar) amén de la tensión.
La tos es un
movimiento espasmódico
de órganos internos
que procuran liberarse
de cierta materia
excesiva: Un Movimiento
de Liberación
involuntario, pero que,
a diferencia de
otros, puede ser replicado
a voluntad; todos
podemos fingir una tos
con algún éxito,
conocemos la mecánica que
la produce, como
ocurre con la sonrisa (La
falsa sonrisa es tan
común entre nosotros,
que suele pasar
desapercibida; hay muchos
rostros con arrugas
prematuras por esta
impostación
automatizada: No es improbable
que la sonrisa falsa
sea más común que la
genuina, pero no
podemos saberlo, no podemos
confiar en las
estadísticas: hay quienes sólo
soportamos a
encuestadores por el placer de dar
una respuesta falsa)
Somos una especie
que ha sabido desarrollar
en forma prodigiosa
la capacidad de falsificar;
somos expertos en la
impostura, el fraude y el
engaño.
La tos no es ajena a
esta condición; nunca
sabremos cuando es
auténtica: Recuerdo a un
compañero del
colegio que producía una tos
tan estentórea que
asustaba (era voluntaria, lo
hacía como una gracia y después fumaba como
cualquier cristiano)
hacía como una gracia y después fumaba como
cualquier cristiano)
Hay que sospechar de
los que tosen.
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