(Ricardo Mansoler)
Hay que recordar
para no repetir,
los pueblos sin
memoria vuelven
a cometer los mismos
errores,
repiten la historia.
La Historia se
repite:
“Los que no
estudian la Historia están
condenados a
repetirla, los que la estudian
están condenados a
observar como se repite
por culpa de los que
no la estudian”
Luego, no alcanza
con saber; hay que
recordar -recordar
es repetir-
No alcanza con
recordar lo que se sabe,
hay que hacer saber
-para que el otro, que
siempre es mayoría,
no repita-
Se sabe: Hay que
recordar para no repetir
y hay que recordar
para repetir: no podría
reproducir este
enunciado si no lo recordara,
no podría citar sin
la memoria que evoca y
reproduce.
Luego, no hay que
rechazar ni condenar
la repetición, que
si bien puede ser un vicio
retórico también
es un recurso poético
y algo constitutivo
de la condición de sujeto.
Sólo hay que saber
discernir, qué repetir y qué
no, para evitar la
repetición automática, un
mecanismo al que
somos naturalmente propensos,
un recurso tan útil
como la memoria.
Sabemos: sólo
puede repetirse lo que se conoce.
Sólo quien conoce
el fracaso, puede volver
a fracasar con
éxito.
Pero los pueblos
nunca fracasan, fracasan los
sujetos -y el
pueblo ha dejado de ser un sujeto
histórico-
El pueblo nunca se
equivoca: si dejó de ser sujeto
tendrá sus razones.
Ya nadie habla del pueblo, un significante que ha
perdido presencia, vigencia y popularidad.
El pueblo nunca se equivoca,
se repite.
tendrá sus razones.
Ya nadie habla del pueblo, un significante que ha
perdido presencia, vigencia y popularidad.
El pueblo nunca se equivoca,
se repite.