sábado, 12 de agosto de 2017

Merecimientos

(Horacio Ruminal)



“Cada sociedad tiene todos los delincuentes
que merece”

Esta frase, acuñada hace tiempo
por Ema Goldman, no parece perder vigencia.

En ocasiones, la sociedad no sabe que hacer
con sus delincuentes, más allá de que acepte o
no su merecimiento. No sabe donde ponerlos;
a algunos los encierra, a otros los tolera.

Es difícil que el brazo de la ley pueda llegar a
todos: las instituciones son imperfectas, la justicia
es siempre perfectible, como sus administradores.
Constituímos sociedades imperfectas -acaso sean
las que merecemos- de lo contrario no habría
delincuentes.

Hay sociedades que no saben donde poner a sus
delincuentes. Las instalaciones no resultan
suficientes. Algunos estados invierten mucho en
obra pública, apostando a la construcción de nuevos
centros carcelarios, pero no parece una inversión
sustentable: si se los encerrara a todos, la economía se
resintiría: la delincuencia explica una buena parte de
la actividad económica, y a los ojos de muchos electores
luce como un emprendimiento exitoso.

Pero hay sociedades que parecen haber encontrado una
fórmula superadora, resuelven el problema de los
delincuentes integrándolos al Estado, poniéndolos a
gobernar y a manejar la economía: Como funcionarios
públicos, se ve facilitado su control por parte del Estado,
y la opinión pública confía en que puedan reproducir
en la gestión pública, el éxito obtenido en la actividad
privada.

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