(Asensio Escalante)
La defensa del
consumo es la causa más justa.
El hombre más justo
es el hombre que consume,
escribía un poeta
reconocido en su tiempo
-aunque hoy casi nadie lo consume-
-aunque hoy casi nadie lo consume-
El consumo es un
signo vital:
donde hay consumo,
hay vida.
Y donde hay un
sujeto
hay un consumidor.
Cualquier sujeto,
sea ameba, cucaracha,
embajador
itinerante, larva, gusano
o arzobispo,
consume.
La defensa del
consumidor
es la defensa de la
vida, bajo cualquiera de
sus manifestaciones.
sus manifestaciones.
La vida es un
derecho inalienable
de todo sujeto de
derecho; cualquier organismo
puede ser sujeto, e
incluso sujeto de derecho:
basta que el derecho
lo contemple y que el sujeto
lo reclame -los
animales podrían gozar de este
derecho, pero hasta
ahora no se han manifestado
al respecto-
Sabemos poco de la
vida, de su origen, su sentido,
pero creemos que es
algo que merece ser defendido,
ofrece muchas y
diversas oportunidades y es la
única oportunidad
para consumir.
Sabemos que la vida
tiene un fin -es nuestra única
certeza- la vida se
consume, nos estamos consumiendo,
debemos apurar y
optimizar nuestro consumo.
Sabemos que la vida
tiene un fin: el consumo.
El consumidor sano
acepta su condición
sin cuestionarla, de
un modo natural:
Sabe o percibe que
todo lo que existe, está aquí
para ser consumido.
Sabe que la vida tiene un fin,
pero la carrera del
consumidor final no se detiene.
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