lunes, 31 de julio de 2017

Defensa y Justicia

(Asensio Escalante)



La defensa del consumo es la causa más justa.
El hombre más justo es el hombre que consume,
escribía un poeta reconocido en su tiempo
-aunque hoy casi nadie lo consume-

El consumo es un signo vital:
donde hay consumo, hay vida.
Y donde hay un sujeto
hay un consumidor.

Cualquier sujeto, sea ameba, cucaracha,
embajador itinerante, larva, gusano
o arzobispo, consume.

La defensa del consumidor
es la defensa de la vida, bajo cualquiera de
sus manifestaciones.

La vida es un derecho inalienable
de todo sujeto de derecho; cualquier organismo
puede ser sujeto, e incluso sujeto de derecho:
basta que el derecho lo contemple y que el sujeto
lo reclame -los animales podrían gozar de este
derecho, pero hasta ahora no se han manifestado
al respecto-

Sabemos poco de la vida, de su origen, su sentido,
pero creemos que es algo que merece ser defendido,
ofrece muchas y diversas oportunidades y es la
única oportunidad para consumir.

Sabemos que la vida tiene un fin -es nuestra única
certeza- la vida se consume, nos estamos consumiendo,
debemos apurar y optimizar nuestro consumo.

Sabemos que la vida tiene un fin: el consumo.

El consumidor sano acepta su condición
sin cuestionarla, de un modo natural:

Sabe o percibe que todo lo que existe, está aquí
para ser consumido. Sabe que la vida tiene un fin,
pero la carrera del consumidor final no se detiene.




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