(Horacio Ruminal)
Tiendo a la
superación,
no puedo dejar de
superarme.
La voluntad
superadora
es lo que impulsa el
movimiento evolutivo:
Pasamos de un estado
a otro. Paso.
Un pensamiento da
lugar a otro, somos lo
que pensamos, dijo
al pasar Parménides.
El pensamiento se
reformula a cada paso;
no se puede esperar
nada del pasado, ni
aferrarse a una
pasión. Las pasiones pasan,
los pasatiempos
pasan.
Las naturalezas
superiores, no se detienen
en la observación
de la realidad sino que la
transforman. Todo
estado puede ser superado
(aunque sólo por
otro, observó un filósofo)
Tiendo a la
superación: esta necesidad, nace
de la
insatisfacción; esa tensión sostiene el
pulso evolutivo:
quien se sienta satisfecho
no sólo querrá
mantener su estado, sino que
opondrá resistencia
a cualquier alteración.
La evolución
histórica, la producción de
conocimiento y las
sucesivas transformaciones
en nuestras
condiciones de vida, que nos permiten
gozar o padecer esta
realidad que transitamos,
es deudora de esas
almas insatisfechas.
No se puede soslayar
la importancia del conflicto,
la necesidad de
confrontar, oponerse y desarrollar
contradicciones.
Esa tensión, es el combustible
de la evolución.
Creo en las
tendencias que no se imponen,
creo en lo que
tiende a, sin otra pretensión
que sostener esa
tensión sin resolver (resolución
es reposo, y del
reposo no hay nada que esperar)
La posición
correcta fracasó, fue superada por las
tecnologías de
diseño y la inteligencia artificial.
La verdad pasó a la
oposición. Las mejores conciencias
no vacilan en
apostar a la oposición, pero la oposición
está dividida y
nadie sabe cual es la verdadera.
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