(Ricardo Mansoler)
La poesía es un
acto de resistencia,
dijo alguien que
escribía (escribir,
decir en
silencio, dejar dicho,
oponer resistencia
al olvido, un acto de fe:
pretender que algo
merezca perdurar, a
sabiendas que somos
olvidables y todo cuanto
hacemos y pensamos
será olvidado)
La poesía es
resistencia al tiempo, podría
citar, seguir
citando: citar es más fácil que recitar,
basta la memoria
(una propiedad cuyo desarrollo
nos diferenció del
resto de la fauna planetaria)
La poesía, supo ser
un arma
cargada de futuro,
entre otras cosas,
pero el futuro no
fue el que esperaban los
poetas: La poesía
no pudo cambiar el mundo.
¿Es tiempo de
resistir?
Hay dudas, el
presente es de duda.
Ya no hay autores
comprometidos;
el compromiso es
parte del pasado,
el único compromiso
que subsiste
es con la duda.
Hay un margen de
error en esta apreciación,
y hay un margen de
duda, me dijo un poeta
marginal (la
actividad poética, la acción de
cometer poemas, es
un cultivo marginal)
En tiempos de
valores dudosos, cuando se
habla de crisis de
valores, la duda cobra un valor
significativo: Hay
una realidad, hoy sólo podemos
creer en quienes
dudan, quienes ponen en duda
esta realidad.
Hay que dudar de
todo, aconsejaba el filósofo
en el siglo XIX,
avizorando un futuro por demás
dudoso. También
Aristóteles ponderaba la duda
como expresión de
naturalezas superiores.
La poesía es un
acto de resistencia.
Dudar es resistir:
escribía un poeta olvidado
que dudaba más de
lo que pensaba, según la acusación
de algunos
detractores, a la que respondía sin dudar:
El que no duda
tampoco piensa.
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