jueves, 21 de julio de 2016

Felices suscriptores

(Senecio Loserman)



La felicidad está en las cosas simples.
Una simple frase, una frase simple.
Hay quienes disfrutan de estas cosas,
felices suscriptores.

Lo simple: Simples o no, podemos reducir:
-reducir es simple- La felicidad, está
en las cosas: acceder a esas cosas,
conseguir, obtener, adquirir e incorporar
esas cosas felices -incorporar es simple-

La felicidad está en las cosas simples:
Una frase feliz y simple, simple y feliz.

Ser feliz no es simple.
Se puede ser feliz sin ser simple.
Si no se es simple, es menos simple
ser feliz.

Pero todo se reduce: decidirse a ser simple,
hay que decidir ser decidido, primero,
y luego: decidir ser simple no es
una decisión simple.

Todo se reduce: la felicidad se reduce
a reducir. Pero no se puede vivir reduciendo:
el desarrollo de la reducción tiene un límite:
Lo simple es irreductible, es sabido:
el conocimiento no nos hace libres
ni felices, pero podemos reducir en libertad,
podemos reducir todo a fórmulas simples
y felices:

La felicidad está en las cosas simples.
Felices suscriptores.

martes, 5 de julio de 2016

El reducidor y la metafísica

(Tomás Mercante)



Escribir es pensar,
escribió alguien que pensaba.
Lo mismo es pensar y ser,
pensó Parménides, -aunque no
significa que seamos lo que pensamos-

Pero: Todo lo que somos es el producto
de lo que hemos pensado, afirmaba Buda.

¿Escribir es pensar? ¿Pensar es ser?

Se puede reducir, escribir o hablar no es
reducir a palabras: reducir es sólo una
función de la conciencia, una necesidad.

El lenguaje crea la conciencia, al sujeto y
a la sociedad de sujetos. El ser social
es posible mediante la reducción: -toda
representación es reducción- el sacrificio
de lo individual por lo social: hay límites,
hay otros, y el otro no es sólo un enemigo
o una presa, ni es necesariamente un
competidor: puede también ser un socio,
un eventual aliado, un cómplice, un esclavo,
es decir: un medio para obtener provecho,
utilidades; un recurso humano.

viernes, 1 de julio de 2016

Estrategia sintáctica


(Ricardo Mansoler)

 


Toda sintaxis es una interpretación
del mundo: leía a un escritor
que aconsejaba a potenciales escritores
o aspirantes.

No sé si la frase le pertenecía o no
-no sé si las frases reconocen alguna
pertenencia: esta frase no me pertenece,
escribió un poeta no reconocido que conozco-

La eficacia de la buena literatura
se traduce en la versatilidad para merecer
un lugar en nuestra memoria.

La memoria es condición de la escritura,
y también su objeto: se escribe para quedar
en alguna memoria o bien, dejar registro
de nuestro paso por este mundo; permanecer,
exceder nuestra condición efímera y trascenderla
como sujeto (todo sujeto emite, pero casi todas
sus emisiones son olvidables, o efímeras)

Todos los poemas y toda la literatura obedecen
a esta aspiración: producir algo memorable.

Algunos escriben poco, otros en exceso,
pero toda escritura es un excedente: se escribe
para exceder, y escribimos lo que nos excede.

Escritores escribiendo sobre escribir, literatura de
literatura, algo que sólo puede interesar a quienes
escribimos (puede leerse en pasado o presente,
aunque para el que escribe siempre es presente)

Algo natural: no hay nada natural en el acto de
escribir, que es un artificio.
Poemas que versan sobre el poema
son objeto de críticas:  un poema que se mira a sí
mismo no es bien visto. El poema debe mirar hacia
afuera, reflejar el mundo, interpretarlo.

Pero el poema es parte del mundo, y es siempre
una extensión del sujeto y su tensión.
La sintaxis es algo subjetivo, pero el orden
sintáctico es objetivo; su objeto es mantener
el orden subjetivo: sin palabras no hay
orden posible. Todo lo escrito es un objeto
interpretable. Y cada poema puede ser objeto
de diversas interpretaciones, aún el poema
que se mira a sí mismo, para  interpretarse,
reflejarse e incluso regodearse en ese extraño
objeto que es el reflejo de sí mismo.


El onanismo es un humanismo.



domingo, 26 de junio de 2016

Mi gato

(José Luis Greco)

                   

                      "Los poetas tienen los días contados"

                        (Maiakovski)



Las patas tienen los dedos contados.
Los dedos no dudan,
ni de su función
ni de la condición evolutiva:

No siempre hubo dedos,
ni patas ni poemas.
No siempre hubo miembros.

Hubo un tiempo en que sólo
había criaturas elementales
y deidades.

La tecnología digital ayuda a
soportar el prolongado silencio
de los dioses:

El gato ostenta un pasado divino
pero no da la pata -tal vez porque
nadie se lo pide-

Preferimos educar al perro,
que es fiel y obediente
y el mejor amigo del hombre
-aunque nos muestre los dientes-

El perro ama a su amo,
se deja amaestrar
y ama obedecer.

El gato no obedece
ni reconoce amos,
sólo ama  -es inútil
amaestrarlo-

Mi gato me amasa,
amo que me amase:
no me amasaría si no
me amase.



jueves, 23 de junio de 2016

Ejercicio uno

(Tomás Lovano)



La mano se desliza sin contratiempos
sobre el papel cuadriculado.
Mano izquierda que avanza sin
contradicción de izquierda a derecha
atravesando las pautadas celdas
del papel cuadriculado.

El amanuense escribe: en el curso
de la acción, la mano se desliza con
total libertad hacia el extremo del
poema: el poeta no conoce límites.

Puede no ser diestro, el poeta, fuera
de los límites del papel; moverse con
torpeza en los negocios de la vida, en
el juego y en la mesa, en la calle codo
a codo con los animales de su especie.

El poeta puede vacilar
ante la realidad del mundo organizado,
puede desafinar y hasta perder la voz
en una esquina.

Pero la mano se desplaza y obedece
-mano izquierda avanzando sin oposición
hacia el extremo del poema vacilante,
cargado de futuro.

El poeta, puede ser diestro o siniestro,
dudar de su destreza, ser ambisiniestro
en relación al mundo objetivo
y al objeto que persigue -perseguir es
preciso-

Pero todos los poemas son absurdos. 



jueves, 16 de junio de 2016

Cuerpos blandos

(Dudamel Rambler)



Cuerpos duros y blandos,
semiblandos,
se miran y se blanden.

Cuerpos duros ablandándose,
cuerpos blandos blandiéndose y
hablando de ablandar.

Blandos volúmenes
se blanden entre sí.
Cuerpos blandos, semiblandos
vacilan entre sí.
Cuerpos que se incorporan
a un vaivén banal:
blandiéndose vacilan,
vacilan y se blanden
-entre sí-

se blanden como bálanos
se blanden como bálanos

en un vaivén banal
en un vaivén benigno

vacilan y van
vacilan y vienen
blandiéndose entre sí,
en un vaivén banal
-aunque benigno-

vacilan y basculan
al ritmo vacilante
de un vaivén benigno
-aunque banal-

Vuelven y van:
de lo vano a lo banal
blandiéndose meciéndose,
entre fluidos banales
como bálanos:

Bacilan y vasculan,
como bánalos
que van:

basculan,

en la vanalidad vacilante
de un vaivén venigno.


domingo, 12 de junio de 2016

Poetas olvidados

(Ricardo Mansoler)



Los poetas tienen los días contados,
escribió uno.
Una verdad irrefutable, que cada uno
puede interpretar en el sentido que
desée.

Toda verdad dispara un sinnúmero
de sentidos:  Hay cientos de sentidos.

Los sentidos son tan inciertos como
las verdades relativas.

Hay sentidos que circulan
y poetas que pasan, y hay
poemas que ya no se leen
(hay poemas que no volveremos a leer)

Hay poetas olvidados, con ó sin justicia:
duermen el sueño de los justos, mientras
los sentidos circulan en el tiempo
y los lectores de poemas se reducen,
son contados (la mayoría se cuenta entre
los mismos emisores)

Los lectores de poemas tienen los días
contados, me cuentan.  Pero la justicia
poética puede esperar.

Hace 40 años se suicidaba un poeta,
un gran poeta que yo desconocía; lo descubro
ahora: A tu edad yo ya me había suicidado,
me diría -dice- el autor de estos poemas
que recién ahora se conocen, y se burlan de
las arbitrariedades del tiempo y la justicia:
cualquier poeta podría -querría- escribirlos hoy.

Es inquietante descubrir una voz tan lejana
y a la vez tan próxima; un misterio: ¿por qué
se reconoce uno en tal o cual poeta?

Otro: Los poemas encontrados, inéditos, difieren
de toda su obra publicada; son distintos, y también
son mejores. La pregunta sin respuesta: ¿No quiso
publicarlos? ¿No eran aún definitivos?

La poesía es un misterio en sí misma:
No hay causa que explique que alguien dedique
parte de su vida a producir objetos inútiles, emisiones
dudosas con destinatarios inciertos.

Los lectores de poemas son contados, vale repetir
-los poetas suelen repetirse, la repetición es un
recurso poético, amén de una condición necesaria
para la subjetividad: caracteriza la realidad psíquica
del sujeto, ya sea un sujeto poético o apoético, un
poeta reconocido u olvidado, un lector ocasional
o un iniciado.

Pero los poetas tienen los días contados.

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