viernes, 24 de marzo de 2023

Últimas novedades de las nubes

 

(Aquino Lamas)

 

Lograron desactivar una nube:

la ciencia puede hacer maravillas

y no para de sorprendernos.


Lograron desactivar una nube

en pleno centro, evitando que muchos

transeúntes se mojaran sin

su consentimiento.


Lograron desactivar una nube:

Están pasando cosas sorprendentes

e impensadas; algunas ni sabemos.

La nube poseía un volumen importante.


Lograron desactivar una nube,

acaso no haya sido la primera. No es algo

que sorprenda a todos por igual: A la sombra

del progreso, hay a quienes nada asombra.


Lograron desactivar una nube, irán por más.

A medida que se reduce la frecuencia

entre los logros impensados, la sorpresa

pierde intensidad y se desvanece, como

una nube.


Lograron desactivar una nube:

joven, dinámica y bastante atractiva.

A mi nada me sorprende, me dijo un

adulto joven, dinámico  y activo; a

esta altura,  ya lo espero todo.


Lograron desactivar una nube.

La aceleración de la evolución en curso,

está logrando que casi nadie se sorprenda:

Salvo los viejos, que pronto dejarán de

hacerlo, abandonando este mundo asombroso.


Lograron desactivar una nube;

era bastante sospechosa. Pero hay otras

que tal vez seguirán reproduciéndose.


Lograron desactivar una nube:

Con un drone de última generación

que portaba un algoritmo, produciendo

una descarga inteligente de palabras

neutras.


(Un buen recurso para aprovechar

todas esas palabras que no sirven para nada)


Lograron desactivar una nube.

Nadie puede permanecer neutral ante

la evidencia de los avances de la ciencia

y la conciencia.


Lograron desactivar una nube:

No se dio a conocer su género

(hay información que es mejor no difundir)


No todo es reproducción y producción,

la réplica viene escalando a paso firme.

La actividad especulativa no se suspende

por mal tiempo.


Lograron desactivar una nube:

No sabemos mucho más, pero somos

capaces de creer y aceptar cualquier cosa.


Podría tratarse de una nube tóxica

o una nube buena, no se sabe, no manejamos

esa información, aunque circulan versiones.


Hay nuevas nubes en el horizonte,

pero siempre que llovió paró.


jueves, 23 de marzo de 2023

Especies nativas: El árbol del Alzheimer

 

(Estanislao Del Signo)

 

En mi casa tengo un árbol

que no sé cómo se llama.

Creo que alguna vez lo supe,

vidalitay, 

pero después lo olvidé.


No recuerdo cómo fue

¿Será algo pasajero? ¿o un presagio

del futuro, y todo así olvidaré?


Ahora vacilo a su sombra,

sin nombre pero con hojas,

con la mía a buen resguardo.


Pero me estoy preguntando:

¿Será mía esta sombra mía, que a veces

sigo o me sigue? ¿Será mío este árbol,

esta sombra, cuyo nombre ya olvidé?


¿Qué tan mía es esta casa, este pago,

este pronombre? ¿Será la memoria mía

que me juega un entrevero?

Vidalitay.


¿Será el árbol del olvido, que se adueñó

de la casa y me cobra el alquiler?

Yo no sé quién lo plantó:

si estuvo siempre o fui yo.


¿Quién sabrá? ¿Quién ha visto?

¿Quién oyó? (Creo que ésto

ya se escribió, aunque no haya sido yo)

Viditay  ¿Quién será yo?


Pero el olvido se expande,

y no me pierde pisada.

Voy a dejar esta casa

antes de olvidarlo todo.


Para volver al pasado

si lo encuentro en algún lado

(tal vez si yo le pido, acaso

me devuelva lo perdido)


Sólo una cosa es segura:

Nunca volveré al pago.


miércoles, 22 de marzo de 2023

Sonidos puros

 

(Carlos Inquilino)


 

Hacé oír tu voz:


Aunque le falten armónicos

y no suene como sería deseable,

aunque la sientas desafinada y

no creas tener nada que decir.


Hacé oír tu voz:


Nadie más puede hacerlo por vos

ni como vos; tu voz es única, aunque

sea horrible.


Es tu derecho, gozalo, hacelo valer

y respetar y respetate.


La democracia funciona cuando todos

nos pronunciamos en un sentido u otro

con toda libertad.


Hacete oír, estás en tu derecho.


¿Sabías que podés pronunciarte, incluso

en contra de tus propios derechos?

lunes, 20 de marzo de 2023

La vida secreta de los muertos

 

(Rolando Doorland)

 

Blindé mi casa, e instalé los mejores dispositivos

de seguridad. Fue costoso, pero creo que valió la

pena la inversión; la seguridad es esencial, sobre

todo cuando uno llega a cierta edad, y está solo.


Había vendido algunos bienes que ya no usaba

ni pensaba usar, y contaba con un pequeño

capital, fruto de años de sacrificio y privaciones.

Era más que suficiente para solventar todo lo

necesario y disfrutar de una calidad de vida

aceptable, hasta el fin, sin depender de una

jubilación miserable.


Pero no me sentía del todo seguro. Nunca confié

en los bancos, mucho menos en estos tiempos

digitalizados y virtuales, donde todo depende de

códigos, claves, sistemas y aplicaciones, cuyo

lenguaje nos resulta completamente ajeno a los

mayores.


Nunca confié ni quise depender de otros: Me

resistí a la bancarización, al plástico y a la

telefonía celular con todas sus pretendidas

actualizaciones. No lo necesito, ni pienso.


El problema, era encontrar un lugar seguro

para mi capital. Descartados los bancos y las

cajas de seguridad privadas, no había mucho

que esperar del mundo exterior: Todos buscan

su ganancia, y medran con la necesidad y la

buena fe del otro.

La solución no estaba muy lejos, sino acá,

y sólo yo podía acceder a ella.


Sabía levantar paredes, alguna vez lo hice y

todavía podía hacerlo: Nadie puede sospechar

que una pared bien constituída, contenga otra

cosa que los materiales que la componen;

menos aún que albergue algo de valor.


Era la mejor opción, si no la única.

Fue trabajoso, tuve la precaución de introducir

el material en horas desusadas: Nadie tiene por

qué saber que uno levanta una pared en su casa,

y no me gusta dar explicaciones.


Hace un tiempo que la terminé, y estoy satisfecho

con el resultado. Después del revoque fino,

aproveché para pintar todo, de modo de ocultar

las diferencias y evitar que algún visitante ocasional

pudiera alimentar alguna sospecha, aunque no suelo

recibir visitas.


Mi modesta fortuna está segura, ahora.

Permanecerá todo ahí, bien embutido y

emparedado hasta que sea necesario:

Nunca se sabe, pero en estos tiempos no se

puede confiar en nadie.


Mi vida, a esta altura, es muy austera. Siempre

lo fue, pero ahora un poco más: A veces tengo

que privarme de algunos gustos, y hacer

malabarismos para llegar al día del cobro de

mis haberes magros.


Vivo con lo justo, o algo menos, pero no me

quejo. Disfruto mirando la pared, mi pared,

y sabiendo que todo está seguro.


La única garantía de mi seguridad, es mi

capacidad para guardar el secreto, y si hay

algo que sé hacer, es eso. No conozco a

nadie más confiable.


Actividades sospechosas

 

(Aparicio Custom)

 

Toda actividad sin fines

de lucro es sospechosa.


¿Es excesivo este enunciado?


Sí y no, según el sentido que se quiera

atribuirle y las condiciones subjetivas

y objetivas del actuante.


Los excesos están a la orden del día:

una unidad completa y aceptada

de tiempo que contiene activos y

pasivos.


La normalidad se compone de excesos

bien diversos, pero sólo los permitidos

(El resto es tan sospechoso como el

enriquecimiento ilícito)


Extrayendo lo excesivo, la vida

se reduce a un segmento residual.



II

La actividad normal de un sujeto bien

tramitado, no involucra sólo al lucro:


También incluye una adecuada gestión

de su materia residual, cuya producción

está automatizada: Eliminar los excesos

y dar debido curso a todo lo excedente.


Las actividades sospechosas, suelen ser

fácilmente reconocidas por casi todos:


Salvo los viejos (expresión excesiva de

la vida) todo activo en circulación

se mueve tras el lucro, el beneficio o

el sustento: No hay otra utilidad, fuera

de este circuito, un mecanismo bien

aceitado y que funciona.


Si no fuera así, habría que sospechar:

Es evidente que persigue otros intereses,

y todos los otros son oscuros.


Los intereses son inseparables,

tanto del lucro como de sí mismos.



domingo, 19 de marzo de 2023

Combatiendo la contaminación

 

(Aparicio Custom)

 

El Gobierno de la ciudad

está preocupado por la contaminación.


Algo que nos afecta a todos, en distinta

medida: No todo puede medirse, pero

resulta auspicioso que las autoridades

se muestren sensibles a todas nuestras

necesidades, aún en distinta medida.


Toleramos bien la contaminación

dentro de ciertos niveles, estamos

adaptados a convivir con ella: entendemos

y aceptamos que es un costo del progreso,

el crecimiento y el desarrollo sustentable.


Pero sabemos que nos involucra a todos,

receptores o emisores, lucremos o no con

ella, y es más diversa de lo que percibimos:


Está en el aire, la tierra, el agua y todo lo

que vemos, oímos, respiramos. Incluso

en estas palabras:


Es omnipresente, no se puede hacer mucho,

pero es bueno cobrar conciencia para no

emitir más contaminación de la necesaria

(La conciencia, está bastante contaminada)


Ante este panorama, hay que resaltar la

actitud de quienes nos gestionan (en un

sentido extensivo: gestionan la ciudad)


Saben que la lucha contra la contaminación

es esencial para lograr el bien común, o al

menos aspirar (no sabemos todavía, cual

sería el tan mentado bien común: nunca

fue más que una aspiración)


Las autoridades no descansan, y nos hacen

saber: El combate a este flagelo, hay que

librarlo en distintos frentes y en varias

etapas:


Hay que separar, como separamos la basura,

y atender cada foco en particular, disponiendo

las medidas que resulten saludables.


Por ahora, estamos aplicados al problema

de la contaminación visual. Afirman los

funcionarios en ejercicio, plenamente

comprometidos con las necesidades populares:


No podemos mirar para otro lado.


Estamos llamando a una licitación para

erradicar a las personas en situación de

calle.


Queremos recuperar nuestro paisaje

urbano en toda su magnitud, libre de

contaminación para que volvamos a

disfrutarlo y atraer al turismo.


sábado, 18 de marzo de 2023

El vuelo del martillero

 

(Aparicio Custom)

 

El martillero abandonó a su presa

ante la sorpresa de los contribuyentes,

en un desliz propiciatorio

absorto, seducido y abducido

al observar el vuelo de una uña

encarnada.


¿Estuvo equivocado?

¿Debió asumir el error al encarnar?

¿Estaba volviendo a ser engañado por

sorpresa por su presa?


¿Era para pensarlo? ¿Era éste el momento?

¿Era todo producto de su imaginación algo

volátil?

¿Estaba previsto que el engaño fructificara

al salir airoso?


¿O era todo una repetición?


Las partes autorizadas acordaron suspender

el remate sin más trámite. Había otras

prioridades. Los deslices son imprevisibles,

hasta el más cauto comete.


Alguien habrá conseguido su cometido,

ahora matar o rematar no altera las funciones

ni el resultado del poema que ya venía

tambaleándose.


Seres alados, ungulados, creyentes

o incipientes se deslizan en una misma

línea de tiempo. Todos, tan predadores

como presas.


Una uña, no tiene ningún valor

desafectada de su cuerpo. Ahora

es una parte inútil, un exceso que

se desprendió para siempre.


¿Es todo parte de la misma repetición?


Ya nadie pudo volver a ser original,

había una trayectoria que respetar y

repetir.


El martillero no bajó,

siguió en su vuelo tras la carne

inseparable de su uña y el martillo

no bajó.


No había nada que rematar

ni había remate.



Licencia Creative Commons
http/:Demolicionyobranueva.blogspot.com por José Luis Greco se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en Demolicionyobranueva.blogspot.com.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en Demolicionyobranueva.blogspot.com.