martes, 5 de diciembre de 2023

Taxonomia de la miseria

 

(Cósimo Stancatto)

 

Hay una miseria legítima

y otra espuria, apócrifa o dudosa,

aunque puede haber otras.


Sabemos que la miseria evoluciona

y es parte natural de la evolución

en curso, que nos incluye a todos,

incluso a la gente de bien.


Los movimientos inclusivos, como

la evolución, no discriminan; aceptan

todo privilegiando la unidad.


Las diferencias se mantienen, y también

evolucionan aunque no se note mucho:

Es legítimo no apreciarlas.


Pero hay signos para descubrirlo:

La gente de bien siempre aspira al bien

común, y lo expresa sin reparos, en forma

unánime. Aspiran a la unidad.


Mientras los otros apuestan a la división

y procuran profundizarla, como si no fuera

natural que nos dividiéramos en clases

para gozar de la movilidad social y la

igualdad de oportunidades.


II

Hay una miseria material y otra espiritual,

ontológica y epistemológica. Sólo no hay

la miseria aspiracional:


Nadie sano aspira a su miseria, aunque hay

muchos miserables con aspiraciones (las

hay tanto legítimas como dudosas)


También está la miseria de la filosofía, un

panfleto literario brotado de la imaginación

trasnochada de un pretendido filósofo que

quería cambiar el mundo, medrando con

supuestas divisiones:


“La violencia es la partera de la Historia”

Blasfemaba, y prometía acabar con ella

por medio de la violencia.


Un miserable que fue superado por la Historia

y la evolución histórica, en sentido dialéctico.


Hay una miseria legítima, aceptable, que todos

conocemos, y otras dudosas. Pero seguimos

evolucionando, en el buen sentido:


La evolución no puede detenerse.

Sólo los miserables pueden dudar

de la evolución y poner palos en

la rueda.


Su condición les impide compartir

la aspiración al bien común de 

la gente de bien. 






El Odio divino

 

(Nicasio Uranio)

 

Dios odia los hongos,

por eso los condenó a vivir

bajo tierra entre raíces y

cadáveres.


Apenas si asoman

en forma ocasional y breve

sus sombrillitas tristes.


Son los menos reconocidos

entre los seres vivos

y es dudosa su pertenencia

a alguno de los reinos conocidos

que son dos, establecidos por Dios,

que es Uno.


¿Cuánto vale la vida de un hongo?


No se sabe, a nadie le interesa. Tal

vez ni ellos lo sepan, ni se lo pregunten.


Pero no están solos, aunque parezca lo

contrario: Un hongo no sabe estar solo,

y sabe que abajo son mayoría.


Ellos esperan, y emiten sus esporas.

Los que asoman a este lado, acaso

no les digan: como es abajo es arriba

ni lo inverso.


No tienen por que saber que Dios

los odia, y pudo haber tenido un mal

día cuando los creó.


Luego vio que no eran buenos,

ni malos y los abandonó a su suerte.


Ellos esperan, cada tanto asoman

con discreción y desaparecen

como si nada; se internan en la tierra:


Saben que los de abajo son mayoría.


No saben que el Odio de Dios

es infinito, como su soledad

y su indiferencia.


Pero la indiferencia no los mata,

vuelven a aparecer,

ellos siempre vuelven.


lunes, 4 de diciembre de 2023

Pensamiento positivo e inversión

 

(Gualterio Whiteman)

 

¿Estás aprovechando en forma adecuada

tu energía? ¿Estás usando bien el tiempo

presente?


¿El pensamiento positivo no te resultó?


No te precipites, hay otras opciones. Lo

importante es aprovechar la energía del

pensamiento.


La energía es movimiento, ella circula

a través de tus conectores neuronales.


Su circulación necesita del signo positivo

tanto como del negativo para materializarse

en un sentido u otro de la producción de

estímulos y respuestas.


La vida es movimiento y es tensión,

como la necesidad: Sin necesidad no hay

vida, y lo inverso (no son muchos los

enunciados que pueden invertirse: habría

que invertir más en su producción para

asegurar la reinversión)


No resulta concebible, ni sería posible,

un mundo donde todos fuéramos positivos.

Nos debemos a la condición binaria, no

hay otro camino:


Así funciona nuestro pensamiento, con su

carga de energía positiva y negativa.

No podemos negar lo que nos constituye.


¿El pensamiento positivo no te resultó?


Empieza a trabajar el pensamiento negativo:

 

Una vez que reemplaces tus pensamientos

positivos por otros negativos, comenzarás

a tener los resultados negativos que esperabas.



El goce disponible después de la tercera edad

 

(Germán Singerman)

 

No te arrepientas de la vejez,

es algo natural que deberías disfrutar:

Otros no tienen la suerte de llegar.


Es cierto que el cuerpo declina

y las funciones se desdibujan, se vuelven

trabajosas limitando la actividad, las

capacidades y oportunidades de goce.


La actividad neuronal no es la misma,

la energía disminuye, la percepción se

entorpece como los movimientos de

tu cuerpo.


Los sentidos descaecen y vacilan,

reduciendo en forma irreversible el

rendimiento en toda actividad, al tiempo

que la memoria te abandona, paulatinamente

y ya no se puede confiar mucho en ella.


Pero hay otros recursos que adoptar

para adaptarse a lo que viene

y disfrutar lo que queda de ese segmento

residual.


Es cuestión de actitud: Es mejor asumir

esta condición temporal, que lamentarse,

enojarse o deprimirse.


No te arrepientas de la vejez:

Otros no han tenido esta suerte;

la envidiarían si pudieran.

 

Arrepentirse es algo natural, envejecer

también. Ambas cosas son inútiles.

 

Deberías asumirlo y gozar lo que resta

de tu vida inútil:  De nada sirve arrepentirse

de envejecer, como tampoco de morirse.



domingo, 3 de diciembre de 2023

Los nuevos liderazgos

 

(Gualterio Whiteman)

 

Habiendo fracasado en la carrera

de líder positivo, mi coaching me

impulsa a probarme como líder

negativo.


Hay que desarrollar lo que cada uno

trae por naturaleza; poseemos distintos

dones y atributos, tanto positivos como

negativos:


Son tan naturales unos como otros,

y merecen el desarrollo adecuado.


Todo desarrollo necesita ser liderado

para llegar a buen puerto sin desviarse.


El líder negativo es tan necesario como

el positivo, y el neutro.


Mi coaching ontológico y experiencial

dice que no hay motivo para preocuparse:

El fracaso es una oportunidad de crecimiento

que hay que agradecer. Sólo se aprende del

fracaso:  El único camino al verdadero éxito. 


Y dice que los líderes negativos, tendrán

un papel fundamental en la historia que

viene.


Hay un futuro, hay que saber ver lo positivo

y aprovecharlo.


viernes, 1 de diciembre de 2023

Hormigueros de Dios

 

(Aquino Lamas)

 

Merma la mengua

como mariposa en su tinta

haciéndose extensiva


como oración que se elevó

y ahora reposa, irrepetible,

extinta.


Medra la órbita que aspira

a emanciparse, como una o de

su centro de gravedad vacío.


Pero el vacío emite una atracción

irresistible para los cuerpos compuestos

como sólo Dios sabe hacerlo:


Hasta a Él lo atrae, que siempre supo

lo que hacía y cómo volver a hacerlo

si fuera necesario.


El Ojo del Amo engorda el hongo

invisible que crece bajo la tierra,

en lo profundo del hormiguero,


para que las hormigas sigan trabajando

de buen grado hasta el fin de los días


y tal vez de los hongos.


La sana connivencia

 

(Periferio Gómara)


Coadyuvo, connivo, concomito

en distinto orden

buscando la unidad

que es lo único que importa.


Concomito mejor cuando estoy

solo, sin mediación ni interferencia

de terceros, en un ambiente sano.


Entonces concomito en connivencia

y todo coadyuva en forma natural

para progresar con normalidad

en pleno consenso de las partes y

miembros concomitantes.


El consenso es lo único que produce

unidad para acceder al discurso propio:


No importa que no sea el mejor

ni sea el deseado: Es el apropiado

porque es nuestro, y es el único que

nos refleja en toda la amplitud de

nuestra complejidad en continua

evolución -aunque no sea mucha-


Es todo.


El discurso propio nos hace más humanos

en un sentido: el sentido de propiedad

es de nuestro exclusivo patrimonio, y está 

vinculado naturalmente a la evolución; sólo 

nosotros lo conocemos y lo hicimos evolucionar 

en sentimiento:  

 

Somos el único animal sensible a la propiedad.


El discurso propio es un claro signo evolutivo,

más allá de los dobles discursos y los desvíos

propios del pensamiento binario.

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