sábado, 7 de septiembre de 2024

El derecho a luchar

 

(Horacio Ruminal)

 

El presente es de lucha,

pero el futuro será de los que ganen:

Habrá que luchar, para defenderlo

o recuperarlo.


El futuro es de los que luchen

en cualquiera de estos sentidos.


Estamos perdiendo, algunos han

interrumpido la lucha en forma

provisoria para gozar del presente.


Otros la abandonaron de modo preventivo,

previendo el fracaso.


Nosotros no nos resignamos: La

única lucha que se pierde es la que

se abandona.


Sabemos que todos nuestros derechos

son fruto de las luchas que nos precedieron.

Por habernos relajado ya perdimos algunos,

y otros nos están siendo conculcados:


Ahora cuestionan el derecho a luchar.

No podemos quedarnos de brazos cruzados,

si bien es un derecho, pronto podría dejar

de serlo:


Defendamos nuestros derechos, al menos ése.

No bajemos los brazos: Tal vez nunca más

los podamos volver a cruzar.


viernes, 6 de septiembre de 2024

Beneficios del consumo

 

(Aparicio Custom)

 

El consumo puede descomponerse

en suntuario y necesario.


El consumidor sano y avezado

sabe diferenciar, y aunque frecuenta

ambos, establece prioridades:


No siempre podemos consumir todo.


El consumo puede responder a la necesidad

tanto como al deseo: aquella pasa, bien o

mal resuelta, para volver a presentarse con

frecuencias regulares en secuencias que

necesitamos repetir.


Mientras que el deseo busca su oportunidad

en una sana competencia:


Si sólo consumiéramos lo que necesitamos

no habría mucha emoción, sería aburrido

como todo lo que se repite.


Gozamos de muchas modalidades

de consumo, suficientes para elegir, descartar

y evolucionar en individuos cada vez más

selectivos:


Nos debemos a la selección natural,

que pulió, trabajó y multiplicó el deseo

desarrollando nuevas oportunidades de

consumo.


La evolución nos hizo necesarios,

entre tantas especies subalternas, algunas

ni siquiera aptas para el consumo humano.


El consumo se descompone más

a medida que avanzamos en el sesgo evolutivo:

Hay mercancías de primera necesidad, segunda,

tercera y otras subalternas.


El consumidor sano y avezado sabe diferenciar

lo esencial de lo superlfuo, lo necesario de lo

suntuario, lo útil de lo vano:


Sabe cómo obtener lo que desea, o al menos

necesita, sin pagar mucho más de lo que vale.


El consumidor sano es esencial para una

economía sana, donde todos tengan acceso

al consumo, o al menos a alguna de sus

muchas y diversas expresiones. Luego:


En condiciones naturales, 

el consumidor sano se descompone.


jueves, 5 de septiembre de 2024

Para los pájaros

 

(Serafín Cuesta)

 

Una bandada de pájaros inútiles

surcó el humilde cielo

de mi celda.


El cielo permanece infinito

aunque apenas pueda verse

por un tragaluz.


Es bueno que casi todas nuestras

celdas contengan uno:

Él nos permite imaginar todo lo

que no vemos.


Esos pájaros inútiles como dioses

¿adónde irían?


Hay dioses que no se reconocen

¿Son más que los conocidos?


No puedo aventurar una respuesta.

Lo más seguro son las paredes

de esta celda: sólidas, estables,


un buen lugar para imaginar el

infinito a vuelo de pájaro.


¿Y si fueran dioses los volátiles

avistados?


¿Cambiaría algo en nuestras células

y celdas?


No, si bien comparten la condición

inútil, Dios no suele andar en bandadas:


No se junta con nadie, siempre supo

estar solo y preferir el cultivo de su

soledad infinita.


 


miércoles, 4 de septiembre de 2024

Escribir raro

 

(Ricardo Mansoler) 

 

Es más fácil hablar sin pensar

que escribirlo. Por eso prefiero

escribir.


Escribir es raro, más que hablar.

No cualquiera escribe, hay que

ser un poco raro, reconozco.


Aunque no me vanaglorio: Hay

quienes escriben más raro que yo

y tampoco busco eso, no le asigno

un valor especial.


No creo en los efectos especiales.

Considero que conviene ser prudente

con las aspiraciones de lo que uno

emite:


Una buena parte de lo que se escribe

es para ocultar, para distraer o producir

efectos buscando aceptación.


¿Qué oculta la búsqueda del efecto?

¿Qué oculta la búsqueda de aceptación?


Yo prefiero sugerir, abrir caminos que

se abren y no conducen a ninguna parte,

pero insinúan que puede haberla.


II

Lo más extraño de escribir es aquello

que no se puede ocultar:


Cada escritura expresa una relación

particular con la palabra, que habla,

a su vez, de la propia relación del emisor

con el mundo que lo emitió.


No deja de ser una rareza hacer cosas

con palabras, elementos ambiguos y

discretos que fueron inventados para

otra cosa.


Leer también es raro: implica un cierto

aislamiento del mundo, en busca de una

forma distinta de vincularse a él.


E implica aceptar, también, que una buena

parte de este mundo nos resulta ilegible

por sí mismo.


III

Escribir es fácil, cualquiera puede hacerlo

bien sin pensar nada de ésto: yo lo hice.


Aunque es mejor haber leído algo, en lo

posible de buena calidad: Hay escrituras

que nos inoculan el goce de escribir.


Yo reconozco no haber leído lo suficiente,

pero no escribiría lo que escribo si no

hubiera leído a Kafka, a poco de comenzar

mi carrera de lector.


Es sólo un ejemplo. Lo ideal sería leerlo

todo, para luego destilar un estilo propio.


Pero no alcanza el tiempo, nunca hubo

alcanzado.


Es más fácil hablar sin pensar

que escribirlo.

martes, 3 de septiembre de 2024

La experiencia productiva

 

(Aquino Lamas)

 

La experiencia es un arma

no enajenable, a la vez que

un bien no transable.


Aunque tiene un costo

a amortizar, como cualquier

producto humano.


¿Hay otros productos?


No, cada experiencia humana

es única, podemos repetir.


Procedemos de una serie

de condiciones azarosas; algunas

se repiten, no sabemos hasta cuando.


¿Ahora es cuando?

Preguntaba un joven inexperto:

No conocía la dinámica del tiempo

y sólo quería vivir el suyo.


¿Hay otras opciones?

Al cobrar experiencia aprendería

que hay un tiempo para todo y no

es fácil ser oportuno.


No se sabe mucho del tiempo,

aunque sirve para producir experiencia:

lo único que no podemos dejar

de producir hasta completarla.


La producimos todos, cada uno con

sus armas, mientras vamos declinando

con propiedad e intercambiamos alguna

que otra experiencia, en forma parcial:


No podemos intercambiar lo substancial,

aquello que nos hace únicos, incluso en

la forma de acumularlo.


La experiencia es acumulable, como otras

propiedades, pero no es un bien transable.


lunes, 2 de septiembre de 2024

Ya no solemos

 

(Ricardo Mansoler)

 

Solíamos conjugar ciertos verbos

en presente. El presente nos era

más natural que cualquier otro

de los tiempos.


Solíamos conjugar casi todos

los verbos en presente, no como

ahora que sólo solemos hacerlo

con éste.


Es dudoso soler en presente:

Suelo, solemos, parecen venir

del pasado:


Si solemos es porque reproducimos

algo que ya hicimos, repetimos ese

pasado para tener este presente:


Es lo que nos queda, Isolina,

seguir conjugando en pasado

como solíamos.


domingo, 1 de septiembre de 2024

A la vuelta del río

 

(Ricardo Mansoler)

 

Era bastante joven cuando conocí

el Río Deseado, los jóvenes son

dados a aventurarse, conocer, viajar

y están surcados de deseos.


No sé si era tan deseable como río,

ni sé si yo era un joven deseable,

puede que sí: los jóvenes son propensos

a creer cualquier cosa, desean creer.


Me dijeron que había que tocar el río

y pedir un deseo: siempre se cumple,

a condición de prometer volver, y

cumplir.


Lo creí, me arriesgué y funcionó.

Luego volví: soy de cumplir promesas

y además tenía otros deseos; los jóvenes

suelen estar surcados de deseos.


Volvi, una vez cumplido mi deseo

y pedí otro, sabiendo que volvería

por más: es natural repetir lo que

funciona, y aún era joven.


No sé cuántas veces repetí mi petición,

que inexorablemente era satisfecha y

me obligaba a volver.


Luego, ya que volvía, volvía a pedir

para aprovechar el viaje, que no es

corto (Nadie hace nada por nadie

si no es por un interés o un deseo).


Ya no era aquel joven deseoso

que iba y venía siguiendo sus deseos.

Viajar tanto me resultaba fatigoso

y no tenía mucho que desear.


Algo después pensé, ya entrado en años

y con alguna dificultad para desplazarme:

ésta podría ser la última vez.


¿Qué pedir antes de despedirme para

siempre del río?


Lo pensé bastante, a lo largo del viaje

que me pareció eterno…


Pedí no volver, quizás fuera ese

mi último deseo.


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