sábado, 18 de enero de 2025

Defensa de la competencia

 

(Aparicio Custom)

 

Todavía hay quienes profesan

algún rechazo a la palabra

competencia.


No, no significa que sean incompetentes

o les cueste entender la mecánica

intrínseca del mundo y sus recursos


naturales, donde nuestro papel como

especie dominante y protagónica, está

llamado a liderar las transformaciones

que el mundo necesita.


Ocurre que permanecen atados o sujetos

a conceptos ideológicos del pasado, donde

se estigmatizaba a la competencia como

algo negativo.


Así les fue, a esas ideologías contrafácticas,

contrarias a la esencia de la naturaleza

humana:


No estuvieron a la altura, no pudieron

competir y fracasaron. Pero claro, una de las

cosas que todavía no pudimos superar, es la

inclinación a dudar de algunos humanos.


Luego, debemos convivir con sujetos dudosos

y aceptar que pongan en duda todos los logros

obtenidos, que la realidad presenta a quién

quiera verlos, libre de prejuicios ideológicos y

adoctrinamientos.


Aún no entienden que la competencia

es parte de nuestro diseño biológico y

ontológico.


El hombre, una vez conquistada su primer

erección, supo de sus capacidades diferentes,

y que tenía que animarse a competir, para

tener algún destino que valiera la pena.


Desde un principio, tuvo que hacer frente a

animales mucho más fuertes y poderosos

para sobrevivir, y pudo imponerse con astucia,

un valor esencial para la sana competencia.


Ese valor, nunca dejó de desarrollarse, propulsando

la evolución: El hombre vio que era bueno competir

y así fue ampliando su dominio a todos los rincones

del planeta.


Ya conquistado el mundo, entendió que podía aspirar

a más, algo que sólo sería posible ampliando la

competencia entre propios y extraños a todos los niveles.


Comprobó que funcionaba, sí, aunque una parte quedaba

afuera: la evolución tiene un costo y puede incluir un

costo social.


Pero se trata de población residual, compuesta mayormente

por incapaces e incompetentes:


Esos no están en condiciones de elegir ni rechazar nada,

ya habían sido descartados en competencias anteriores.




viernes, 17 de enero de 2025

El huevo y la razón pura

 

(Sandalio Murchison)

 

Si un huevo es roto por una

fuerza externa, la vida termina.


Si se rompe por una fuerza

interna, la vida comienza.


Las grandes cosas, siempre

comienzan desde adentro

y por la fuerza:


Confiemos en las fuerzas vivas,

las otras son aún más dudosas.


jueves, 16 de enero de 2025

El ocio ya no tiene justificación

 

(Tomás Lovano)


En este mismo momento,

mientras te estás debatiendo entre

el ocio y las tentaciones de esos

estímulos banales, merodeando

tus deseos ociosos.


En este preciso momento, alguien

escribe un poema que podría

cambiar el mundo.


Claro, a casi nadie le interesa

que ésto cambie, y a vos tampoco:

Es bastante excitante así ¿no?


Bien sabés que la miseria crece

a cada instante, pero no te importa,

no es tu problema: Tenés suficiente

con tus propias miserias.


No pensás en tus hijos, en el mundo

que les vas a dejar: será cosa de ellos…


O no, tal vez ni pensás en hijos:

Tan miserable sos, que no querés

compartir tu miseria con nadie…


O peor, tenés conciencia ecológica

y pensás que vamos al colapso

definitivo y no vale la pena traer

más hijos al mundo…


Es posible, pero si todos pensáramos

así, hace rato que hubiéramos dejado

de reproducirnos, y el mundo estaría

en manos de las bestias:


Ningún poema podría salvarlo.

miércoles, 15 de enero de 2025

El amor a la verdad no suele ser correspondido

 

(Eleuterio York)

 

Siempre encontrarás a quienes

te miren con desconfianza,

como a un bicho raro, cuando

emites una verdad incómoda e

inédita.


Es normal, o común, si es que

pueden asimilarse esos términos:


No acostumbramos a frecuentar

verdades sin necesidad, y no

solemos necesitar muchas:


Todas tienen una parte incómoda.


A no ser que quieras incomodar

o provocar a esas personas, conviene

ser cauteloso y dosificar la cantidad

de verdad en tu discurso:


Tómate un tiempo con la verdad

y procura editarla antes de emitirla,

de modo que no luzca muy incómoda

y se torne aceptable.


La verdad cruda no genera confianza:

Los humanos proferimos un rechazo

casi unánime a la incomodidad y a

los bichos raros.


Aunque, por lo que sabemos, podrían

ser más confiables que nosotros.




Instrucciones para obedecer

 

(Carlos Inquilino)

 

¿Qué diferencias notás

entre estos dos círculos?


Sí, puede que al más alto

no lo veas: la percepción

humana es acotada, y suele

excluir las formas elevadas:


No presentan ni representan

utilidad biológica alguna.


La biología, como la economía,

se mueve en un sentido: el útil,

y promueve la adaptación.


Sólo requiere niveles bajos de

conciencia, percepción discreta

y racional y obediencia.


¿Que diferencias hay entre lo

que no vemos y lo que tampoco

existe?


¿Ahora lo viste?


Los círculos se están separando,

pero están ahí, manteniendo sus

diferencias.


No hace falta que te eleves,

no todos vemos lo mismo,

incluso nadie.


martes, 14 de enero de 2025

Para evitar ser engañado por un ángel

 

(Aquino Lamas)

 

Los ángeles no dudan,

aunque tengan motivos suficientes:


La duda, como el verbo dudar

son ajenos a su naturaleza angelical.


Ésto constituye uno de sus rasgos

característicos y distintivos:


Si el ángel te despierta dudas, es

señal inequívoca de que no eres

un ángel. 


Su naturaleza es bastante diferente

a la nuestra, no tienen necesiedad de

compartir sus dudas, ni de adoptar

verbos dudosos:


No son de tener muchas necesidades.


Si deseas adoptar uno, no te precipites.

Es mejor tomar un tiempo y estudiarlo

para cerciorarse:


Ante cualquier conducta dudosa, no

vaciles en sospechar: Hay criaturas

dudosas que revisten forma angélica

y no son lo que parecen.


Lo más seguro es dudar, y hacerlo

antes de adoptar. Después, puede ser

tarde, ya que ellos saben como crear

compromiso con toda inocencia.


Una moneda al aire

 

(William Arsenio Pereyra)

 

El conocimiento es una moneda

de dos caras; Caro es obtenerlo,

no nos hace más felices, ni

mejora la calidad de vida.


Tal vez sea demasiado lo que sabemos,

no sabemos, pero el hombre nunca ha

dejado de producir conocimiento, a lo

largo de su discreta historia en este mundo.


Lo acumulado hasta aquí es suficiente

para que nadie pueda vanagloriarse de

conocerlo todo.


Pero eso no significa un obstáculo, ni un

límite: La tecnología nos provee de

objetos superiores, máquinas inteligentes

que saben más que nosotros, y sabrán cada

vez más, almacenando todo el saber en sus

memorias din límites.


Todo este progreso es producto de la

división del conocimiento, qué aceleró

su producción en forma inédita, desde

la conquista de la división del trabajo.


¿Adonde íbamos?


O ¿Adónde vamos?


No está claro todavía, pero es posible especular

que la evolución inteligente concretará, algún

día, la mayor aspiración humana de casi todos

los tiempos:


Que nadie tenga que trabajar para vivir

y el trabajo no sea obligación ni deber.


¿O no era esa la mayor aspiración?


No lo sé. Los que saben mucho más que yo

aseguran que cuánto más se conoce, mayor

es la conciencia de la propia ignorancia.


El conocimiento es una moneda de dos caras.

Yo soy lo bastante viejo para aspirar

a nada, y todavía no sé qué voy a ser

cuando sea grande.


Licencia Creative Commons
http/:Demolicionyobranueva.blogspot.com por José Luis Greco se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en Demolicionyobranueva.blogspot.com.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en Demolicionyobranueva.blogspot.com.