martes, 18 de febrero de 2025

Romance para una melodía olvidada

 

(Aquino Lamas)

 

Me aboqué a la tarea

de tararearme una melodía

olvidada que supe conservar

embalsamándola.


Embalsamar es una práctica

muy antigua, más que esta

melodía olvidada:


Una de las tantas prácticas

que caen en el olvido.


No es tan difícil, sólo hay que

disponer de un buen bálsamo.

Luego, es más fácil que amar.


Por eso hay tanto amor embalsamado.


La tarea de tararear es aún más fácil,

se puede incurrir en el error no forzado,

como en toda práctica repetitiva.


Pero es un buen ejercicio para la

memoria y no hace falta recordar

ninguna letra:


Todas las letras se acaban olvidando.

No sé que estaba tarareando.



lunes, 17 de febrero de 2025

Secuencias analógicas

 

(Manuel Lupanares) 


Restablecer un orden

puede resultar más costoso

que mantenerlo, como el

estado saludable.


No cuesta tanto mantener

un orden, una vez establecido:


Hay bastantes órdenes todavía

en función, aunque tienen una

vida útil, como toda creación

humana.


Para establecer un orden, hay que

completar una secuencia simple y

reconocer al enemigo: Todo orden

tiene sus enemigos, aunque ellos no

lo sepan o no se reconozcan.


Una vez creado el enemigo

y establecido como tal, se requiere

el concurso de todos para enfrentarlo

y preservar el orden:


Se hace saber que la indiferencia

ante el enemigo común nos convierte

a todos en sospechosos.


La secuencia a observar, consta de

tres pasos para imponer el discurso

del nuevo orden: (aunque no sea tan

nuevo, conviene presentarlo así, y

subrayar la palabra cambio)


Legitimar, naturalizar y normalizar.

En ese orden que, una vez establecido,

sólo habrá que mantener.


La aplicación correcta de esta secuencia

por parte de la autoridad legítima, hace

que cualquier discurso, por más absurdo


y contrario al sentido común, sea bien

aceptado por la opinión pública y

circule con normalidad.


Asociaciones sospechosas

 

(Olegario Saldívar)

 

Sobre la caída libre

se dicen muchas cosas.

Podemos decir más, ya que

gozamos de esa libertad.


¿Que es lo que atraer, de

la unión de esos significantes?


Hay un vuelo poético al asociar

caída, a la libertad de un vuelo

condenado de antemano:


Toda caída encontrará su fin.

Hasta donde conocemos, nunca

hubo caídas infinitas.


¿Cuál es el fin del poema que se

precipita?


Puede elevarse y alcanzar cierta

altura, aunque no puede dejar de

descender.


Somos libres de caer en esta tentación

o en otra; incluso de elegir la forma de

caer y el momento adecuado (podemos

caer en forma deliberada)


Sólo no somos libres de no caer.

Esta caída contiene su propio fin,

ningún error nos salvará de la caída,

por más vueltas que le demos para

demorarla.


Hay verbos que caen en desuso, para

luego caer en el olvido: no sienten la

caída y se adaptan al estado de reposo.


Nosotros siempre volvemos a caer

en la conciencia del vacío sin fondo:

Nadie escapa a su destino, la caída

final e inexorable, el fin de todo:


La nada sin fin, desde donde no se

vuelve a caer en ninguna parte, ni se

vuelve.


Asociamos libertad con movimiento,

y éste con la forma, el cuerpo.

No concebimos ninguna libertad sin

cuerpo.


El cuerpo del pòema, más liviano,

ofrece una resistencia limitada

y luego cae, hasta alcanzar el estado

de reposo.


La diferencia, es que él no tiene un fin:

es un fin en sí mismo, no tiene otra cosa

que hacer, ni que esperar.


sábado, 15 de febrero de 2025

La búsqueda de la felicidad: efectos adversos

 

(Eleuterio York)

 

Cada uno busca su felicidad

como puede. Algunos no la

buscan, porque no la necesitan

o porque piensan que es inútil.


No lo es: Nada que produzca

algún efecto es inútil, aún en

el caso de efectos negativos o

dudosos.


Buscar la felicidad

es sólo otro pretexto para

ser cada vez más infeliz.


Los pueblos más felices

están conformados por gentes

simples, que no necesitan andar

buscando nada:


Tienen una historia rica, de la que

enorgullecerse y les basta con eso.


No se necesita mucho para ser feliz.


Ellos se conforman y gozan de un

buen pasar, gracias a que sus ancestros

supieron acumular riquezas, haciendo

uso legítimo de los recursos disponibles:


La conquista, el saqueo y la capacidad

de liderazgo bien desarrollada, como

buenos emprendedores.


Otros pueblos lo habrán padecido,

pero eso es cosa del pasado: alguien

tenía que pagar el costo del progreso

y no se puede volver atrás:

 

No podemos juzgar los hechos del

pasado con los valores de hoy.


Los que no lo entienden, nunca serán

felices por más que lo busquen.


Serían más felices si buscaran otras

oportunidades: Buscar la felicidad

es sólo otro pretexto para ser cada

vez más infeliz.


viernes, 14 de febrero de 2025

Sincerarte

 

(Pascual Rambler)

 

Sincerarte,

podría mejorar tu calidad de vida

y ayudarte a superar dificultades,

muchas de las cuales son falsas.


Lo primero, es sincerarse con uno

mismo, reconocer sus limites,

incapacidades naturales o adquiridas

y los errores cometidos o en comisión.


No todos tenemos, en la vida, una

misión precisa. Aceptarlo, no implica

desvalorizarse y abrazar la sumisión:


Salvo el destino, nadie está sometido

a nada.


El arte puede ser una buena inversión

para expresarte, manifestar tus emociones

y compartir tu ideología, tus pensamientos

y tus sueños más sinceros.


Nada hay más accesible que la escritura,

salvo que seas un analfabeto irrecuperable.


No importa la calidad, todos podemos

escribir un poema, como avizoraba el

Conde, acaso el mayor poeta oriental.


No importa que no sea reconocido

ni valorado: Sin ser arte, ni calificar

como poema, tendrá el valor de una

expresión sincera.


Aunque la sinceridad no posee un valor

reconocido, ni es de interés público,

sincerarte puede mejorar tu calidad de

vida al permitirte compartir tu ideología,

emociones, pensamientos y otros

recursos ideológicos.


No dependas de la opinión pública

que siempre nos es ajena y sospechosa :

Nada público puede ser bueno.


Entrégate sin miramientos, escribe tu

poema sincero: Aún sin ser arte, gozará

del valor intrínseco de la sinceridad, en

que podrás reconocerte, y obtener los

beneficios del sinceramiento verdadero:


El arte, no tiene por qué servir a la verdad

ni someterse a ella, como tu ideología.


Llamamiento

 

(Ricardo Mansoler)

 

En el día de la lectura en voz

alta escribo, en sentido 

descendente un poema silencioso.


Un pasatiempo oportuno

en estos tiempos de bullicio

y vértigo.


Si me apuran, diría que todos

mis poemas descienden por

igual, de otros.


No necesito alzar la voz

ni levantar las deudas de los

muertos para ser reconocido:


Me reconozco parte de la cadena

descendiente.


Puedo omitir alguna pausa

en el silencio del poema, y olvidar

alguna idea más ingeniosa, que era

parte del poema que desciende:


Las cosas que le faltan, también

son parte del poema renovable:


Nadie va a poner el grito en el cielo

por las faltas que contenga; es sólo

un poema, sin otra aspiración que

una lectura silenciosa y descendente.


Si fuera a levantar su voz, sería para

decir que todos los poemas aspiran

al silencio.


jueves, 13 de febrero de 2025

Esos que no hacen caso

 

(Epifanio Weber)

 

En mi casa nadie me hace caso,

salvo el gato, que hace caso omiso.


Antes estaba la casuarina, pero no

me hizo caso y se murió, como le

pasó a la acacia del vecino.


No sé cómo será en su casa, si le

hacen o no caso, no es cosa mía, no

me meto en la vida privada de ningún

vecino.


Es un militar retirado, como la mayoría.

Hacen golpes de estado, declaran el

estado de sitio y los años de servicio les

corren dobles mientras dura ese estado:


Un recurso renovable, y así se retiran

en la flor de la edad. No conozco a esa

flor, pero no quiere decir nada:


Los militares saben ejercer la autoridad,

si algo saben; pero en casa de herrero…

No sé si le hacen caso, allá él.


A mi nadie me hace caso en mi casa, es

difícil aceptarlo y convivir con eso. Uno

se siente un cero a la izquierda, cuando

nadie le hace caso en su propia casa.


Hay que tener valor y una voluntad de

acero, asumiendo que el cero tiene su

valor: Sin él, no dispondríamos del

sistema binario y nada sería igual.


No está tan mal ser un cero a la izquierda,

yo siempre fui de izquierda, soy sincero

aunque en mi casa nadie me haga caso.

Tengo aguante, y sé que a mi izquierda


no hay nada: está la pared.

Entre estas paredes, la autoridad no existe,

hay que ser coherente: si hay autoridad,

hay clases; no creo en esa clase de izquierda.


En mi casa nadie me hace caso, es natural:

No lo hacían antes, menos ahora que soy

viejo. Los viejos pierden toda autoridad..


No recuerdo haberla tenido, pero con el

tiempo todo se pierde, hasta lo que no se

tenía.


No me quejo, lamentarse es una pérdida de

tiempo, y no tengo mucho. Aunque algunos

dicen que a los viejos les sobra el tiempo:


Dicen cada pavada, es mejor hacer caso

omiso como mi gato, quién sabe por dónde

andará…




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