(Carlos Inquilino)
Cantemos al viento
El viento es más necesario
que el canto:
podemos prescindir del canto,
reemplazándolo
por instrumentos de viento -una
podemos prescindir del canto,
reemplazándolo
por instrumentos de viento -una
sustitución a menudo ventajosa-
Pero no podemos prescindir
del viento: sin viento, no podríamos
ni pensar en instrumentos de viento.
Cantemos al viento:
Cantemos al viento:
El viento es superior a la palabra,
una emisión de aire
una emisión de aire
cuya naturaleza ambigua -su
ambigüedad natural- induce al
equívoco y crea confusión,
aumentando la inestabilidad
del mundo sensible.
del mundo sensible.
Antes de conocer el comercio
de la palabra, el hombre ya conocía
el viento: pero no podía nombrarlo
-aunque fabricara instrumentos de viento-
ni medirlo.
de la palabra, el hombre ya conocía
el viento: pero no podía nombrarlo
-aunque fabricara instrumentos de viento-
ni medirlo.
La palabra se impuso e impuso sus
condiciones: arbitrariedad, aceptación
y repetición.
La palabra cambió la forma de pensar
el mundo -hoy no podríamos pensar
sin palabras-
Soplaron nuevos vientos:
El comercio de la palabra signó las
relaciones entre los hombres y alteró
su relación con el mundo:
La violencia -condición natural del
hombre
primitivo- no decreció: a la
violencia física
se le agregó la verbal, estableciendo
la
fórmula del “valor agregado”, tan
necesaria
para la práctica del comercio
sustentable.
El comercio es una forma de
comunicación
-como el canto- y el hombre, en
posesión
de la palabra, conoció la necesidad de
producir
conocimiento, desarrollarse, y
desarrollar sus
medios de producción y de comunicación:
La comunicación es una forma de
comercio
-como el canto-
Cantemos al viento:
-como el canto-
Cantemos al viento:
Con la palabra
el hombre conoció la necesidad de
comerciar
en todos los sentidos: antes de
conocer el
comercio de la palabra, el individuo
humano
sólo conocía el comercio carnal, y el
de su
propio metabolismo, ambos signados por
la
violencia (un elemento natural a toda
actividad
humana, según algunos pensadores
-refutados
no sin violencia por otros, que
sostienen que la
Naturaleza es, en sí, violenta, y que
el hombre
como parte del Orden Natural y como
especie
superior, no hace sino incorporarla para
devolverla multiplicada, superando a todas
las otras-)
Cantemos al viento.
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