(Tomás Lovano)
La lucha contra el
mal ha fracasado,
pero la lucha debe
continuar.
Luchadores
vocacionales, ocasionales,
luchadores natos,
luchadores empedernidos,
luchadores
indeclinables, saben que la lucha
no termina: abren
nuevos frentes de lucha,
la lucha debe ser
planteada en otros términos.
La vida es lucha, se
sabe, pero no necesariamente
se debe luchar
contra el mal, ni por causas nobles.
El bien y el mal son
categorías subjetivas, es decir
relativas, es
decir: nada ni nadie puede atribuirse
la representación
de todo lo bueno ni de todo lo
malo; nadie es del
todo malo, ni bueno.
El bien y el mal son
categorías vaciadas.
El buen camino está
atestado de malversadores
fracasados y
saboteadores arrepentidos.
El buen camino es un
camino impracticable.
El buen camino es
uno solo, y está dividido.
La lucha contra el
mal es una causa perdida,
dijo un emprendedor
empedernido: ya no quedan
superhéroes que
combatan el mal y luchen por
la justicia.
Algunos piensan que
han vendido cara su derrota,
mientras otros
estiman que se obtuvo un precio
si no justo, al menos razonable.
si no justo, al menos razonable.
Las aspiraciones más
justas, han cedido terreno y
perdido popularidad
en favor de aspiraciones más
sustentables.
Las causas populares
ya no son lo que eran,
el campo popular ha
sido alterado y degradado,
genéticamente
modificado: todo lo que fuera
popular es ahora
sospechoso de populismo.
La batalla cultural,
la confrontación semántica, el
combate ideológico
por la apropiación de recursos
retóricos son
signos elocuentes : el presente es de
lucha, y la lucha de
hoy es la lucha epistemológica.
La lucha contra el
mal es parte del pasado; hoy no
es una lucha
sustentable: la realidad es otra.
Pero el luchador
genuino nunca abandona la lucha,
recoge toda la
experiencia de fracasos y derrotas
y la incorpora al
presente para seguir luchando:
el presente es de
lucha: la lucha contra el mal
ha fracasado, pero la lucha debe continuar,
todavía se lucha: libramos una lucha encarnizada,
luchamos por el mal menor, y vamos perdiendo.
todavía se lucha: libramos una lucha encarnizada,
luchamos por el mal menor, y vamos perdiendo.
Pero la única lucha que se pierde
es la que se abandona.
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