(Ricardo Mansoler)
No sé qué es el
porvenir
ni de donde proviene
lo que ignoro.
He ignorado mucho,
me he cansado poco y
creo
haber olvidado lo
necesario.
No he terminado casi
nada
de todo lo que hice,
he cultivado
bacterias
y criado lombrices
(quizás fueron
felices)
Nunca sacralices lo
que desconoces,
no agonices en medio
del camino
ni protagonices la
ilusión ajena
con el cuerpo del
poema pitagórico.
Ama tu ritmo
en su justa
medida,
u ódialo sin
miramientos.
No te vanaglories de
tus cicatrices
ni de tus
conocimientos.
No envidies el canto
del ruiseñor
ni el vuelo de la
chotacabra
No envidies el canto
del papemor
ni codicies la mujer
del prójimo.
No envidies al
prójimo:
la propiedad es un
sacramento.
No sacralices el
deseo del otro
ni sobrevueles su
excremento.
No valores ni
juzgues, sin contar
con elementos
suficientes: para la
naturaleza humana, nunca nada
es suficiente.
naturaleza humana, nunca nada
es suficiente.
No juzgues ni
valores, no sacrifiques el
placer por gozar de
la virtud, no enarboles
valores adquiridos
ni adquieras hábitos
dudosos: no
adquieras por necesidad
ni pidas compasión;
alguien sabrá que
hacer con tu
cadáver.
No idealices, ni
sacralices, ni comas
perdices.
Come tu carroña,
arma tu ritmo
y completa tu
destino,
sin dejar de
observar el rastro
que te une a la
bacteria.