(Remigio Remington)
Hacer visible lo
invisible,
lo velado por la
realidad que fluye
en un sentido.
Merodear otros
sentidos subyacentes,
echar un manto de
luz tenue
sobre aquello que
ocultan las palabras,
o dar a luz otros
sentidos:
He aquí una parte
de la función poética.
Hay fórmulas al
alcance de todo el mundo,
hay otros mundos,
adaptables a la diversa
necesidad de
pertenencia.
Hacer o asir, son
experiencias contempladas
en el orden de lo
previsible -cualquier orden
es artificial,
incluso el orden natural-
La naturaleza humana
necesita establecer
órdenes
para poder
subordinarse, dividirse
y pertenecer
-hay que pertenecer-
La palabra sirvió
para desarrollar
el sentido de
pertenencia: somos parte
del mundo sensible y
respondemos
al orden simbólico:
organismos capaces
de emitir y percibir
sentido, con o sin
sonido -la novedad
de la lectura silenciosa
es un descubrimiento
atribuido a un monje
de la Edad media:
durante un tiempo
mantuvo silencio,
hasta ser descubierto-
Somos conscientes:
una buena parte del mundo
escapa a nuestra
capacidad perceptiva
y cognitiva, pero
eso no nos impide ejercer
cierto dominio sobre
la naturaleza, el dominio
de la fuerza, la
razón de la violencia.
Pero tenemos
palabras; son de todos
y sirven para
justificar todo.
Con palabras
construímos teorías, argumentos,
cantos y sentencias.
Con palabras creamos
religiones, desde donde
la palabra divina
aprueba cada despropósito.
Con palabras, nos
vanagloriamos de la posesión
de conciencia y de
la producción de conocimiento,
aunque suela estar
asociado a fines deleznables.
La aparición de la
escritura no nos hizo mejores
como especie, ni
como individuos salvo contadas
excepciones: Claude
Levi Strauss (Las enseñanzas
de la escritura):
“La escritura apareció entre el 3 y 4
milenio antes de
nuestra era. Sin embargo, hasta el
nacimiento de la
ciencia moderna el mundo occidental
vivió unos cinco
mil años durante los cuales sus
conocimientos no se
acrecentaron. En términos de
civilización y
barbarie lo único que acompañó la escritura
fue la formación de
ciudades e imperios, es decir la
integración de un
gran número de individuos en un sistema
político y su
jerarquización en clases. Tal es la evolución
que se aprecia desde
Egipto hasta la China: favorecer la
explotación de los
hombres antes que su iluminación.
Esta explotación,
que reunía millones de hombres para
someterlos a tareas
extenuantes, explica el nacimiento de
la arquitectura
(una disciplina que siempre necesitó esclavos)
La función primaria
de la escritura, hay que admitirlo,
es la de facilitar
la esclavitud.
El empleo de la
escritura con fines desinteresados, para
obtener de ella
satisfacciones intelectuales o estéticas,
es un resultado
secundario, y más aún cuando no se reduce
a un medio para
reforzar, justificar o disimular el otro”
Hacer visible lo invisible: las enseñanzas de Levi Strauss,
la escritura es un instrumento de sometimiento, y la función
poética, y de alguna literatura, se vinculan a la noción de
perversión: son un desvío del sentido útil.