(Ricardo Mansoler)
La mitad del mundo
tiene algo que decir,
pero no puede; la
otra mitad no tiene nada
que decir, pero no
calla.
Esto dijo Robert
Frost, un poeta: una parte
del mundo lo conoce,
otra no; esto es seguro.
No todo el mundo
conoce a todos los poetas,
se podría decir que
nadie. No es posible:
Ni siquiera los
poetas conocen a todos sus
semejantes, no es
necesario.
Es suficiente que
uno se reconozca a sí mismo
en algún poeta,
para pensar en emularlo: Yo
podría haber
escrito esto… Todos los poetas
son deudores, lo
reconozcan o no. Nadie sería
poeta sin el
conocimiento de otros poetas, sin
saber que existieron
y existen poetas. Como
nadie abrazaría la
carrera de las armas si no
conociera la
existencia de esa vocación (Hay
vocaciones para todos los gustos)
vocaciones para todos los gustos)
Somos deudores,
heredamos un mundo con
su historia; luego
elegimos qué reproducir:
Una parte elige, la
otra no puede: algo
arbitrario
(nuestras elecciones suelen ser
arbitrarias)
Decir que la mitad
del mundo tiene algo que
decir, es algo
arbitrario, tanto como decir lo
contrario: que la
mitad no tiene nada que decir
(El problema de las
fórmulas binarias: lo
contrario, a veces
puede ser lo mismo)
Pero el autor es un
poeta, y un poeta siempre
es algo arbitrario:
No se pregunta si tiene
algo que decir, sólo
lo dice, sin importarle
a qué mitad
pertenece.
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