sábado, 13 de agosto de 2016

Función y perversión

(Remigio Remington)



Hacer visible lo invisible,
lo velado por la realidad que fluye
en un sentido.
Merodear otros sentidos subyacentes,
echar un manto de luz tenue
sobre aquello que ocultan las palabras,
o dar a luz otros sentidos:

He aquí una parte de la función poética.
Hay fórmulas al alcance de todo el mundo,
hay otros mundos, adaptables a la diversa
necesidad de pertenencia.

Hacer o asir, son experiencias contempladas
en el orden de lo previsible -cualquier orden
es artificial, incluso el orden natural-

La naturaleza humana
necesita establecer órdenes
para poder subordinarse, dividirse
y pertenecer -hay que pertenecer-

La palabra sirvió para desarrollar
el sentido de pertenencia: somos parte
del mundo sensible y respondemos
al orden simbólico: organismos capaces
de emitir y percibir sentido, con o sin
sonido -la novedad de la lectura silenciosa
es un descubrimiento atribuido a un monje
de la Edad media: durante un tiempo
mantuvo silencio, hasta ser descubierto-

Somos conscientes: una buena parte del mundo
escapa a nuestra capacidad perceptiva
y cognitiva, pero eso no nos impide ejercer
cierto dominio sobre la naturaleza, el dominio
de la fuerza, la razón de la violencia.

Pero tenemos palabras; son de todos
y sirven para justificar todo.

Con palabras construímos teorías, argumentos,
cantos y sentencias.
Con palabras creamos religiones, desde donde
la palabra divina aprueba cada despropósito.
Con palabras, nos vanagloriamos de la posesión
de conciencia y de la producción de conocimiento,
aunque suela estar asociado a fines deleznables.

La aparición de la escritura no nos hizo mejores
como especie, ni como individuos salvo contadas
excepciones: Claude Levi Strauss (Las enseñanzas
de la escritura): “La escritura apareció entre el 3 y 4
milenio antes de nuestra era. Sin embargo, hasta el
nacimiento de la ciencia moderna el mundo occidental
vivió unos cinco mil años durante los cuales sus
conocimientos no se acrecentaron. En términos de
civilización y barbarie lo único que acompañó la escritura
fue la formación de ciudades e imperios, es decir la
integración de un gran número de individuos en un sistema
político y su jerarquización en clases. Tal es la evolución
que se aprecia desde Egipto hasta la China: favorecer la
explotación de los hombres antes que su iluminación.
Esta explotación, que reunía millones de hombres para
someterlos a tareas extenuantes, explica el nacimiento de
la arquitectura (una disciplina que siempre necesitó esclavos)

La función primaria de la escritura, hay que admitirlo,
es la de facilitar la esclavitud.

El empleo de la escritura con fines desinteresados, para
obtener de ella satisfacciones intelectuales o estéticas,
es un resultado secundario, y más aún cuando no se reduce
a un medio para reforzar, justificar o disimular el otro”

Hacer visible lo invisible:  las enseñanzas de Levi Strauss,
la escritura es un instrumento de sometimiento, y la función
poética, y de alguna literatura, se vinculan a la noción de
perversión:  son un desvío del sentido útil.

 

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