lunes, 31 de octubre de 2016

decisiones

(Horacio Ruminal)



Las buenas decisiones
incrementan la autoestima.

Incrementar la autoestima
es una buena decisión.

Hoy sabemos -se nos hace saber-
que somos producto de las decisiones
que tomamos: cada uno tiene el presente
que merece; que es el resultado de las
decisiones del pasado.

Somos pasado: una historia viviente
que condiciona y determina nuestra
forma de producir presente.

No se puede desandar, ni borrar, ni
rectificar: el pasado es pura información,
pero no es conocimiento si no puede
procesarse: hay un proceso, un pasado
que superar, hay una pesada herencia,
heredamos una Historia hecha por otros.

Hay un presente, una realidad que deja
que desear, no es lo que esperábamos.

Como sociedad, hay que hacerse cargo
de las malas decisiones del pasado,
aunque ésto signifique una pérdida
para nuestra autoestima común.

Somos el presente del pasado:
No somos lo que hacemos, ni siquiera
lo que hicimos. Estamos sujetos a nuestra
propia condición histórica:

"Los hombres no hacen su historia a su propio
arbitrio.  No la hacen bajo circunstancias que
han elegido, sino que le fueron determinadas,
legadas por el pasado.  La maldición de
todas las generaciones muertas oprime
como una pesadilla el cerebro de los vivos"

Borrar la huella histórica
podría ser una buena decisión,  pero
no es fácil tomar buenas decisiones;
la realidad, marca una tendencia:  la mayoría
de nuestras decisiones son dudosas, cuando no
erradas.

Luego, no hay que subestimar a quienes
carecen de capacidad de decisión:
Algún día nos pedirán cuentas,
basta que se decidan.







jueves, 27 de octubre de 2016

La palabra poética

(Ricardo Mansoler)



La poesía está siempre más allá
de las palabras.
Las palabras van y vienen
-como los poemas- con su carga
de arbitrariedad y sentido:
Como los poemas, circulan y remiten.
Pueden salir de circulación, volver
y caer en el olvido, como los poemas.

Los poemas son palabras agrupadas,
palabras que no serían poema
sin la intervención del poeta.

Hay palabras más y menos poéticas,
palabras neutras y palabras apoéticas.
El poeta elige, y debe ser meticuloso:
sabe que no puede usar ciertos vocablos
ni abusar de otros (si se juntan muchos
términos poéticos se neutralizan entre sí
y el resultado es contrario al esperado)

Pero la decisión es siempre subjetiva:

Vientre no es poética, por el contrario
remite a una zona de nuestra anatomía
asociada a funciones metabólicas.
Hay vientres salientes, prominentes,
planos, trabajados, claudicantes…

Es cierto que el bajo vientre
también alberga órganos genitales.  Pero
cuando se habla de vientre, se piensa
en intestinos, tripas, movimientos internos
de órganos tan poco poéticos
como las funciones que representan;
mover el vientre es una metáfora común
entre las menos poéticas.

Sin embargo, hay poetas que hacen caso
omiso de la condición apoética y recurren
a este significante con mayor o menor fortuna:

Miguel Hernández (Menos tu vientre)
o Spinetta (Muchacha ojos de papel: el punto
poético más alto de toda la historia de
nuestro rock nacional -paradójicamente
no es rock)  son buenos ejemplos.

La poesía está más allá de las categorías
y las divisiones.

La poesía está siempre más allá
de las palabras.

domingo, 16 de octubre de 2016

Superación o muerte

(Carlos Inquilino)



La adaptación es la respuesta
superadora a todo conflicto -es útil
aceptar:  sin aceptación no hay
adaptación-

La capacidad de adaptación es
condición evolutiva: los más aptos
se adaptan.

Hay que adaptarse al ritmo evolutivo,
hay que aceptar las condiciones que
impone la evolución.

Hay que adoptar pensamientos amigables
con el entorno y con el sesgo de la propia
evolución en curso,  pensar en positivo:
todo puede resultar aceptable desde una visión
superadora, un pensamiento bien armonizado
con la realidad que el mundo nos ofrece
(Las dificultades, los contratiempos, son parte
del camino evolutivo)

La aceptación y la adaptación, son signos
de un pensamiento positivo. Adoptar un
pensamiento positivo incrementa la capacidad
de adaptación (algo necesario para mantener
el ritmo evolutivo y acompañar el movimiento
que conduce al crecimiento sostenido)

Crecer es bueno, es positivo. Aceptemos,
aceptémonos como parte de ese crecimiento.
Quien no se adapta no crece: los más aptos
se adaptan; los inadaptados padecen y perecen.

El desierto crece, verificaba el filósofo
en el siglo XIX  (el mismo siglo de nuestra
Campaña del Desierto, que aún no acaba)

Hoy sigue creciendo, en más de un sentido
y  a un ritmo sostenido:
Hay que adaptarse al ritmo,  el ritmo de la
desertificación y confiar en la selección natural:
 
Somos la vanguardia de la evolución.
Somos la especie elegida... 
 
(Y somos mayoría los que deseamos la cortesía)


sábado, 15 de octubre de 2016

Las propiedades de la división

(Tomás Lovano)



Procedemos de la división:
Las primeras formas de vida
eran seres unicelulares que se reproducían
por división:  Es algo natural la división.
Es natural que haya opiniones divididas.
La vida moderna plantea múltiples desafíos
cuya diversidad requiere una permanente
adaptación; la única respuesta es la división:

Sin división no hay adaptación. Todavía nos
estamos adaptando a la división del tiempo,
pero si pudimos dividir el tiempo, nada
nos impedirá poder llegar a dividirlo todo
(No es una observación menor: dividir permite
medir, medir es conocer, y el hombre es la
medida de todas las cosas, divisó un filósofo
hace siglos. Sin medida no hay utilidad)

La división del tiempo es un hecho histórico
y una condición evolutiva: Gracias a ella
ejercemos la posesión: “ahora tengo poco
tiempo”. Esta frase tan común, tan banal,
contiene un sentido tan trascendente como
capital para la experiencia del sujeto emisor:
La posesión y disposición del propio tiempo
es determinante, tanto para establecer criterios
de utilidad como para el ejercicio de la propiedad:

Tenemos tiempo, el resto es secundario; podemos
dividir, organizar, distribuir y destinar según la
necesidad y las valoraciones asignadas.

Y todavía más: Podemos esperar -mientras
gozamos de esta propiedad- a que vengan
tiempos mejores, mientras trabajamos en la
superación personal para desarrollar la propia
capacidad de adaptación:

Adaptarse a todo es trabajoso:

Todos los trabajos requieren un tiempo
de adaptación.

(Todavía nos estamos adaptando a la división
del trabajo)


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