(Tomás Lovano)
Procedemos de la
división:
Las primeras formas de vida
eran seres unicelulares que se reproducían
por división: Es algo natural la división.
Las primeras formas de vida
eran seres unicelulares que se reproducían
por división: Es algo natural la división.
Es natural que haya
opiniones divididas.
La vida moderna
plantea múltiples desafíos
cuya diversidad
requiere una permanente
adaptación; la
única respuesta es la división:
Sin división no hay
adaptación. Todavía nos
estamos adaptando a
la división del tiempo,
pero si pudimos
dividir el tiempo, nada
nos impedirá poder
llegar a dividirlo todo
(No es una
observación menor: dividir permite
medir, medir es
conocer, y el hombre es la
medida de todas las
cosas, divisó un filósofo
hace siglos. Sin
medida no hay utilidad)
La división del
tiempo es un hecho histórico
y una condición
evolutiva: Gracias a ella
ejercemos la
posesión: “ahora tengo poco
tiempo”. Esta
frase tan común, tan banal,
contiene un sentido
tan trascendente como
capital para la
experiencia del sujeto emisor:
La posesión y
disposición del propio tiempo
es determinante,
tanto para establecer criterios
de utilidad como
para el ejercicio de la propiedad:
Tenemos tiempo, el
resto es secundario; podemos
dividir, organizar,
distribuir y destinar según la
necesidad y las
valoraciones asignadas.
Y todavía más:
Podemos esperar -mientras
gozamos de esta
propiedad- a que vengan
tiempos mejores,
mientras trabajamos en la
superación personal
para desarrollar la propia
capacidad de
adaptación:
Adaptarse a todo es trabajoso:
Todos los trabajos requieren un tiempo
de adaptación.
Adaptarse a todo es trabajoso:
Todos los trabajos requieren un tiempo
de adaptación.
(Todavía nos estamos
adaptando a la división
del trabajo)
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