jueves, 27 de octubre de 2016

La palabra poética

(Ricardo Mansoler)



La poesía está siempre más allá
de las palabras.
Las palabras van y vienen
-como los poemas- con su carga
de arbitrariedad y sentido:
Como los poemas, circulan y remiten.
Pueden salir de circulación, volver
y caer en el olvido, como los poemas.

Los poemas son palabras agrupadas,
palabras que no serían poema
sin la intervención del poeta.

Hay palabras más y menos poéticas,
palabras neutras y palabras apoéticas.
El poeta elige, y debe ser meticuloso:
sabe que no puede usar ciertos vocablos
ni abusar de otros (si se juntan muchos
términos poéticos se neutralizan entre sí
y el resultado es contrario al esperado)

Pero la decisión es siempre subjetiva:

Vientre no es poética, por el contrario
remite a una zona de nuestra anatomía
asociada a funciones metabólicas.
Hay vientres salientes, prominentes,
planos, trabajados, claudicantes…

Es cierto que el bajo vientre
también alberga órganos genitales.  Pero
cuando se habla de vientre, se piensa
en intestinos, tripas, movimientos internos
de órganos tan poco poéticos
como las funciones que representan;
mover el vientre es una metáfora común
entre las menos poéticas.

Sin embargo, hay poetas que hacen caso
omiso de la condición apoética y recurren
a este significante con mayor o menor fortuna:

Miguel Hernández (Menos tu vientre)
o Spinetta (Muchacha ojos de papel: el punto
poético más alto de toda la historia de
nuestro rock nacional -paradójicamente
no es rock)  son buenos ejemplos.

La poesía está más allá de las categorías
y las divisiones.

La poesía está siempre más allá
de las palabras.

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