(Onésimo Evans)
No todo es nítido
ni armónico,
pero casi todo es
parte
de algún orden.
Sólo
hay que pertenecer.
Un buen
contribuyente no cuestiona:
es lo que hay,
acepta.
Para casi todo hay
un antídoto
pero no todo es
nítido.
El exceso de emisión
humana
puede observarse
como un signo:
todos los signos son
parte del
orden natural, una
vez emitidos
o incorporados.
Emitir contaminación
es una respuesta
natural:
Producir contamina,
el trabajo
es contaminación,
contaminar
es humano: como
escribir -una
de las actividades
humanas que
menos contaminan-
La contaminación no
descansa:
todas nuestras
necesidades tributan
a la contaminación.
En condiciones
naturales el hombre
contamina.
No podemos concebir
el mundo
sin contaminación,
todo lo que
somos lo debemos a
ella.
La tierra está
contaminada; el aire,
el agua, los
alimentos están contaminados.
Un buen
contribuyente no cuestiona, es lo
que hay: todo lo
que se puede hacer
contamina.
Pero la
contaminación produce utilidades
-las utilidad es
contaminante-
Nuestros hábitos de
consumo están
contaminados.
Los pueblos
originarios no tenían el hábito
de contaminar, pero
se extinguen: están
llamados a
desaparecer por su incapacidad
de adaptación; no
quieren integrarse, no
quieren crecer ni
tienen aspiraciones, y
sólo pretenden
vivir en armonía con la tierra,
que está
contaminada, repitiendo el pasado.
No tienen vocación
ni voluntad de emprender,
de aprovechar las
oportunidades y gozar de
los beneficios del
desarrollo desigual, las
relaciones
asimétricas y la movilidad social.
Insisten en mantener
sus hábitos y prácticas
ancestrales,
reproduciéndolos sin tomar riesgos
ni agregar valor.
Es inútil hablarles de progreso,
de esfuerzo
personal, de la cultura del trabajo o
de la gestión
ambiental. No entienden lo que
significa una
contaminación sustentable.
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