(Horacio Ruminal)
Si uno no ama lo que
hace
sería mejor no
hacerlo,
sostienen los que
creen en el amor,
en el poder del amor: un poder
purificador y justificador -un poder
purificador y justificador -un poder
abarcativo-
El amor lo justifica todo,
desde el crimen
pasional hasta el
sacrificio de la
propia vida.
El amor es pasión,
y la pasión
es riesgo, es
aventura,
como todo
emprendimiento.
“Animate a
emprender” reza una
publicidad oficial,
y concluye:
“alcanzá tu
sueño”.
Hay que entender el
sentido positivo:
El gobierno promueve
nuestros sueños,
soñar no cuesta
nada, y no es en vano.
Al gobierno le
interesa que los sueños
sean alcanzados,
realizados.
Hay que entender:
Ellos saben bien
lo que soñamos cada
uno, y se muestran
dispuestos a ayudar,
a asesorar.
El sueño de todo
bien nacido, el sueño
de todo argentino de
bien, es tener su
propia empresa.
¿Acaso hay otra cosa
que valga la pena
soñar? ¿Hay otro sueño
que merezca emprenderse?
que merezca emprenderse?
Sueños y
aspiraciones son cosas personales,
pertenecen al ámbito
de lo subjetivo.
Pero el gobierno te conoce, conoce tu sueño
y se ha fijado un objetivo:
y se ha fijado un objetivo:
Pobreza cero, y para
atacar la pobreza
nada mejor que
promover el emprendimiento
y la autoinversión;
que cada uno sea su propio
inversor, su propio
empresario, asumiendo
que cada cual es
responsable de sí mismo.
“Animate a
emprender”
nos anima la
propaganda oficial, junto a la
imagen de una mujer
que amasa, amasa y
sonríe: es feliz
-podemos ser más felices-
al realizar su
sueño, el sueño de todos,
amasemos o no (hay
que captar el sentido
metafórico: amasa,
ama amasar, ama lo que
amasa, está empezando a amasar una fortuna;
pronto no amasará más, otros amasarán por
ella que estará abocada a gestionar
la expansión de su empresa, que seguirá creciendo
en forma ilimitada e indefinida)
pronto no amasará más, otros amasarán por
ella que estará abocada a gestionar
la expansión de su empresa, que seguirá creciendo
en forma ilimitada e indefinida)
El verbo emprender
es un verbo abarcativo
de amplio espectro:
se emprenden obras,
guerras,
revoluciones, interpretaciones y análisis
semiológicos, se emprenden negocios buenos,
malos y dudosos, y llegado el caso se puede
emprender la fuga, y hasta la fuga de divisas.
malos y dudosos, y llegado el caso se puede
emprender la fuga, y hasta la fuga de divisas.
También ha servido
para perpetrar
un neologismo de
dudosa consistencia
y más dudosa
calidad semántica:
emprendedurismo.
emprendedurismo.
Pero hay que ver el
lado positivo. Acaso
la imposición de
este artefacto neológico
contrario al sentido
estético de la lengua
como a toda
sensibilidad poética, venga
a cumplir la
concreción de algún sueño…
Hay mucho
emprendimiento verbal
dando vueltas. Animate.
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