(Asensio Escalante)
Hablemos del
tiempo:
El tiempo sirve para
iniciar
una conversación,
tanto como para
ponerle fin: No
tengo más tiempo.
Nadie sabe a ciencia
cierta
cuanto tiempo tiene,
aunque sabemos
que en los tiempos
que corren todos
tenemos poco tiempo
(salvo los viejos
que viven en otro
tiempo: consumida su
vida útil, no
tienen mucho que esperar ni
tienen urgencia:
pueden perder tiempo
hablando del tiempo)
Hablemos del tiempo:
Los que hablan del
tiempo, se llamaba
una canción de un
oriental cuya letra
no recuerdo (la
memoria acusa el paso
del tiempo)
Hablar del tiempo es
un buen pasatiempo
para aquellos que
necesitan hacer tiempo,
ya sea por alguna
causa temporaria, algo
circunstancial, o
porque saben que no tienen
nada que hacer antes
de morir y carecen de
aptitud o vocación
para hacer poemas sobre
el tiempo.
La opción poética
ofrece dos ventajas:
1- La extensión en
el tiempo: No se puede
hablar del tiempo
mucho tiempo, ya sea con
un desconocido o un
conocido; el tiempo es
siempre un pretexto
para pasar a otro tema.
En el poema no hay
límites, y el autor puede
explayarse y
extenderse tanto como desée,
si tiene tiempo.
2- No se necesita un
interlocutor, lo que nos
exime de tener que
soportar lo fatigoso y
previsible de los
repetidos discursos sobre el
tiempo.
El tiempo es oro,
según la brillante traducción
del proverbio
inglés, que pretende dar un matiz
poético a la
metáfora del capital: Oro equivale
a dinero (pero éste
no emite brillo poético…
a diferencia del noble metal)
Aunque, no todo lo que brilla es oro:
Aunque, no todo lo que brilla es oro:
Hay quienes
aprovechan su tiempo
y quienes sólo lo
consumen.
Hay quienes creen
que el consumo es
la mejor manera de
aprovechar el tiempo.
Desconocen que el
tiempo es un insumo
productivo: sin
tiempo no hay trabajo,
todo producto humano
contiene tiempo.
Pero la cantidad de
tiempo insumido no
guarda relación con la calidad del producto:
guarda relación con la calidad del producto:
Se puede escribir un
buen poema
en cinco minutos.
(De "Poemas para leer en otro momento"
Ed. El papemor alzado, 1975)
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