sábado, 30 de junio de 2018

El ciudadano medio

(Carlos Inquilino)



El ciudadano medio no medita ni se mide
más que en relación a otros ciudadanos
medios.
El ciudadano medio no desea superarse,
si no es como medio para superar a otros
ciudadanos medios
Hay que entender al ciudadano medio:
está en el medio, cree en los medios, en la
justa medida y en el mal menor. Cree
lo correcto: el medio. Cree en la corrección
con más convicción que fundamento. Cree
que todos debiéramos sentir como un ciudadano
medio, y compartir que todo lo correcto está
en el medio. Si todos fuéramos ciudadanos
medios todo marcharía mejor, sin quejas, sin
reclamos, conflictos y otras incorrecciones que
perjudican al ciudadano medio.

El ciudadano medio sabe adaptarse a las circunstancias,
acepta los ajustes y las crisis con resignación, mientras
se le permita seguir sintiéndose un ciudadano medio.
No tiene ideología propia, se adapta a las condiciones
del momento histórico, pero es hostil con los que no
comparten su posición. El ciudadano medio no medita
ni interpreta; se repite, no necesita pensamiento propio:
repite lo que otros quieren que repita: sabe adoptar
correctamente los argumentos necesarios para la
reproducción correcta.
El ciudadano medio es víctima de aquellos que le
hacen repetir lo que quieren que repita, pero no se
reconoce como tal, y hace causa común con sus victimarios
contra los incorrectos que no se adaptan ni quieren
adaptarse. Hay que entender al ciudadano medio:
El no se reconoce, no necesita.
Es difícil detectar al ciudadano medio. Una forma de
identificarlo consiste en requerirle opinión sobre el
ciudadano medio: si contesta en tercera persona, podemos
estar en presencia de un ciudadano medio, mientras que
si lo hace en primera, plural o singular, conviene descartarlo.
El ciudadano medio no se reconoce.


Crecer envejece

(Onésimo Evans)



Crecer envejece,
es menester detenerse en el esqueje:
crece, reverdece, se estremece
y comienza a declinar.

El crecimiento es un viaje de ida,
yo nunca maduré ni quise,
aunque no deje de envejecer.

Hay que asumir la culpabilidad
de envejecer, de enfermar, de morir.
Hay que asumir con madurez
y saber morir a tiempo -mi padre, a
mi edad, ya estaba muerto-

Cuando nací, no sabía lo que me esperaba.
Pronto supe que estaba equivocado: yo
esperaba otra cosa.

Supe perseverar en el error no forzado,
supe ser un zurdo contrariado, pero con
los años me rectifiqué, pasé de ser un
adelantado a repetidor serial en avanzado
estado.

Supe ser abonado en servicio, locatario,
locador, sr. contribuyente, estimado cliente,
testigo innecesario.

Hay que tener, al menos, una línea de conducta,
ser consecuente con lo que se piensa.
Hay quienes hacen lo que piensan, quienes dicen
que hacen y quienes piensan demasiado como
para poder hacerlo.

Hay quienes piensan antes de hacer nada
y quienes prefieren no pensar: actúan de oficio
hasta llegar a viejos. Crecer envejece,
pero sólo se es viejo cuando se abandonan
los vicios.

viernes, 15 de junio de 2018

El estado y sus opciones

(Dudamel Rambler)


La base estalla
sin un estado que la contenga
Estamos: en un sentido excluyente,
el estado es la base de la estabilidad,
condición necesaria para no estallar.

El estado adopta medidas para evitar
o impedir los desbordes que pueden
hacer que el estado estalle: “Estábamos
al borde de un estallido, pero el estado
pudo contenerlo. Ahora nos sentimos
más contenidos”

El estado tiene sus órganos, como un cuerpo,
un organismo superior que contiene todos
los cuerpos.

El cuerpo contiene anticuerpos, hay anticuerpos
vivos y muertos, como los cuerpos (el anticuerpo
muerto no produce un cuerpo vivo: la doble nega-
ción, como otros principios y leyes matemáticos
no se verifican en cuerpos y anticuerpos)

El estado decide sacrificar algunos cuerpos (por
medio de sus anticuerpos) para mantener la
estabilidad del cuerpo social.

Hay distintos tipos de estado: está el estado que
asiste, el estado presente, y está el estado ausente.
Preferimos el presente, aunque no hay asistencia
perfecta: somos imperfectos bajo distintos estados.

Preferimos el presente, aunque sabemos que el
presente es de lucha, al igual que el pasado ( el
futuro siempre es incierto)

El estado no somos todos, pero los beneficiarios
son siempre los mismos, y ante la falsa opción
los electores nos inclinamos hacia el mal mayor:
A ver si aprenden a mejorar la oferta.
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