(Carlos Inquilino)
El ciudadano medio
no medita ni se mide
más que en relación
a otros ciudadanos
medios.
El ciudadano medio
no desea superarse,
si no es como medio
para superar a otros
ciudadanos medios
Hay que entender al
ciudadano medio:
está en el medio,
cree en los medios, en la
justa medida y en el
mal menor. Cree
lo correcto: el
medio. Cree en la corrección
con más convicción
que fundamento. Cree
que todos debiéramos
sentir como un ciudadano
medio, y compartir
que todo lo correcto está
en el medio. Si
todos fuéramos ciudadanos
medios todo
marcharía mejor, sin quejas, sin
reclamos, conflictos
y otras incorrecciones que
perjudican al
ciudadano medio.
El ciudadano medio
sabe adaptarse a las circunstancias,
acepta los ajustes y
las crisis con resignación, mientras
se le permita seguir
sintiéndose un ciudadano medio.
No tiene ideología
propia, se adapta a las condiciones
del momento
histórico, pero es hostil con los que no
comparten su
posición. El ciudadano medio no medita
ni interpreta; se
repite, no necesita pensamiento propio:
repite lo que otros
quieren que repita: sabe adoptar
correctamente los
argumentos necesarios para la
reproducción
correcta.
El ciudadano medio
es víctima de aquellos que le
hacen repetir lo que
quieren que repita, pero no se
reconoce como tal, y
hace causa común con sus victimarios
contra los
incorrectos que no se adaptan ni quieren
adaptarse. Hay que
entender al ciudadano medio:
El no se reconoce,
no necesita.
Es difícil detectar
al ciudadano medio. Una forma de
identificarlo
consiste en requerirle opinión sobre el
ciudadano medio: si
contesta en tercera persona, podemos
estar en presencia
de un ciudadano medio, mientras que
si lo hace en
primera, plural o singular, conviene descartarlo.
El ciudadano medio
no se reconoce.