(Ricardo Mansoler)
Zonificar la luz
(comenzaba el poema ahora reescrito
por enésima vez: había un pasaje
oscuro, que contrastaba con el resto
del poema, que cursaba con fluidez
sus altibajos y claroscuros)
Zonificar:
Hay zonas obscuras y nichos de luz
cuyo reflejo
permite una lectura parcial
del mundo sensible.
¿mundo sensible?
¿Cuánta verdad contiene esa realidad?
Sentir es ignorar, pensaba Pessoa.
Se sabe menos de lo que se ignora
aunque la sensibilidad es una propiedad
dudosa: los seres sensibles sufren más,
se cree.
Lo único real es la ilusión,
una realidad:
casi todo lo que existe es materia oscura.
Pero también hay energía oscura, y no es
menor.
La oscuridad se impone.
Creer que salimos del oscurantismo
puede ser otra ilusión…
Menos tu vientre, todo es obscuro,
afirmaba el poeta desde su poema
luminoso (podría objetarse la condición
poética de la palabra vientre, asociada a
menesteres más bien banales u obscuros,
pero eso no altera la luminosidad de la
metáfora)
Avanzando en la oscuridad
es posible, bajo ciertas condiciones,
detectar el reflejo dudoso del
poema obscuro.
El poema obscuro, no vende ilusión.
Por lo regular, no emana luz ni la
refleja: Se mantiene refractario
a las luces emanadas por lo regular.
II
Regular es un verbo regular,
desprovisto de pasión:
No hay pasiones regulares, nadie
se apasiona con cosas regulares,
ni se puede regular la pasión
por lo regular.
(Las carreras de regularidad, son para
competidores desapasionados. Una
competencia sin pasión resulta tediosa,
casi un contrasentido)
III
Pasiones oscuras, pueden despertarse
en cualquier momento, en cualquier
rincón del poema luminoso
y tornarlo indeseable, vil, abyecto.
Todo poema que se precie
tiene su zona obscura,
como el alma o el sujeto (ambas entidades
intangibles, consistencias dudosas, materia
oscura)
El poema obscuro
no refleja ni ilumina,
pero es el estado superior
de la experiencia poética.
¿Qué es lo que nos atráe de él?
Aquello que se relaciona con algún lugar
de lo insondable, que hace a la pasión
y desconoce los límites de lo real.
No hay seres de luz,
habemos seres de carne:
carnes rojas, blancas, grises,
carne rosada y fresca
y tonos más oscuros,
pero siempre opaca y triste e ilegible
¿Qué tiene para decir la carne?
Poco y nada: su más alta expresión
es el goce, algo tan efímero como
banal y vano.
IV
El poema obscuro
no refleja ni ilumina:
es el estado superior.
Hay quien escribe en la obscuridad
con un nictógrafo o no,
y hay un sinnúmero de oscuros poetas
que aspiran a la plenitud del Poema
Obscuro, sin llegar a destino:
en todos sus poemas, siempre,
hay claroscuros.
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