sábado, 29 de mayo de 2021

La muerte del acumulador

 

 

(Ricardo Mansoler)

 

Podría haber evitado la muerte,
y poner el fin, pero no hay un fin…
El acumulador compulsivo acumula sin fin:
la acumulación es un fin en sí misma, he ahí
el rasgo patológico:  Casi todo lo que se hace
sin otro fin, sin un fin distinto de la acción,
constituye un rasgo patológico  (un desvío
de la necesidad de perseguir un fin, que
sostenga la utilidad de la acción)

Todos acumulamos rasgos patológicos, algo
socialmente aceptado mientras no altere la
sana convivencia, la salud del tejido social,
lo que llamamos “normalidad”.

II
La pantalla me lo mostró con el desayuno
-suelo desayunarme tarde-
Mirá, es acá en el barrio, dijo mi hijo…
No identificaba del todo las imágenes, pero
no pude dejar de pensar en esa casa; solía
pasar camino a la parada del 113 para ir al
dentista: Una puerta con rejas, y un candado,
dejaban ver infinidad de trastos, que a veces
también ocupaban la vereda.
Adentro, tres o cuatro perros bien adaptados
a convivir con la basura…
La pantalla mostraba los perros.
Los perros mostraban los dientes,
defendiendo su territorio  (como nosotros, 

son animales territoriales)

Los vecinos acumulaban quejas:
la higiene, las ratas, la desidia de las autoridades…

El cronista habla con el hijo, que explica:  su padre
murió hace tiempo, y su madre está internada.
La casa quedó abandonada y él promete hacerse
cargo, pide paciencia y comprensión a los vecinos
y colaboración a las autoridades municipales.

III
Yo lo conocía, comento.  Lo vi salir de ahí algunas
veces, y me lo encontraba ocasionalmente en la
verdulería de Chiche; creo que al menos una vez me
atendió él, se ve que eran amigos.
Después, me lo cruzaba cada tanto en la calle, y nos
saludábamos con normalidad.

Lo normal es que los rasgos patológicos, no excluyan
de la normalidad a su portador, en tanto no queden en
evidencia… ¿Cómo asociar la imagen de este hombre
perfectamente normal  -si se pudieran combinar estos
términos-, con esa casa abarrotada de lavarropas, cocinas,
calefones y otros artefactos en desuso, ya descartados por
sus antiguos dueños, probablemente con justa razón..?

Es normal que uno encuentre explicaciones:  Hay gente
capaz de reparar y reciclarlo todo, gente que toma lo que
otros desechan y le devuelve algún valor, lo recupera…

Hay reducidores, recicladores, recuperadores urbanos,
y hay acumuladores…

En estos tiempos de rebusques y emprendedores,
cada uno hace lo que puede… La acumulación es siempre
una opción válida, más aún en tiempos de crisis.

Siempre hay algo que acumular, cabe repetir.
Toda acumulación, es una apuesta al futuro, un acto de fe,
y la fe es algo útil de cara al futuro, que suele ser incierto
(sobre todo para aquellos que no han podido acumular otra
cosa: se aferran a la fe, que es ciega, como el amor)

No hay acumulación sin esperanza.  El presente es tan
dudoso como efímero, pero es lo único que tenemos
y contiene toda la experiencia del pasado:  No puede
haber presente sin pasado, nunca pudo.  La acumulación
de experiencia no puede detenerse, ni la de pasado.


IV
El acumulador ya no está entre nosotros, es pasado,
historia cerrada.  No puede seguir acumulando.
¿Habrá pasado a mejor vida?
¿Habrá acumulado méritos suficientes?
¿Habrá algo mejor?
¿Habrá algo?
(¿algo que valga la pena acumular, al menos?)

El acumulador no puede seguir acumulando.
Su hijo debe atender las quejas de los vecinos,
dándole algún destino a ese volumen excesivo
de materia excedente, de poco o nulo valor residual.

Volumen que es un problema, y a la vez su herencia.
Nadie elige lo que hereda... 

(El hijo nunca elige)
 

lunes, 24 de mayo de 2021

Nuevos ritmos, tendencias y vicios reciclables

 

 

(Epifanio Webber)

 

¡Discontinuar!
Dijo un voz popular.

Los discursos populares
suelen ser objeto de dudas,
pero la propuesta discontinua
como opción superadora, abre
nuevas perspectivas a la interacción
sinérgica de los recursos evolutivos.

Observando los ciclos naturales,
es aceptable preguntar:
¿es natural pasar de un ciclo a otro?
¿son los ciclos, algo natural?

O bien:  ¿lo único natural es reciclar?

Hay síntomas recurrentes
de haber cumplido un ciclo.

ejemplo:  el síndrome del ciclista.

No, no todo es continuidad, ni necesidad:
En ocasiones, discontinuar la producción
de necesidades, se torna necesario.

El ciclamen hace la vista gorda
al ganado porcino y prepara otra floración
ante la mirada ambigua del cíclope
que pasa pero no lo roza  

(en los poemas, puede pasar
cualquier cosa)

Hay que sospechar de los movimientos
circulares, de las armonías que no
resuelven, de los ritornellos, de los ritos
que se repiten y los ritmos que sólo piden
su propia reproducción…

Hay que desconfiar de las falsas renovaciones
que sólo prometen reciclar el pasado.

El ciclo, ofrece la ilusión de movimiento,
la aventura de la novedad que se tramita
como un sesgo evolutivo, para volver al
punto de partida: volver a la imperfecta
circularidad del cero, volver a cero…

Reiniciar los ciclos conocidos:

(El cero ya lo tenemos, hay que cuidar
el cero, abrazarse al cero y circular, en
un sentido positivo, dentro del círculo
vicioso, para seguir produciendo
oportunidades ilusorias y reproduciendo
tejido seroso, o ceroso)

Lo importante es mantener el ritmo,
no salirse de la órbita ni perder detalle
de la secuencia circulante.

¡Discontinuar!
Dijo una voz popular, desafinada
y a destiempo.

La libre circulación
es un vicio retórico:

Ningún vicio puede ser libre.


martes, 18 de mayo de 2021

La evolucion de la duda

 

 

(Horacio Ruminal)

 

Sin duda,
la evolución contiene todas las respuestas
que aún desconocemos.

Entre ellas, es dable aventurar, que
una buena parte de nuestras dudas
actuales serán superadas, saldadas
o doblegadas:  no es ocioso suponer
que habrá otras, que aún desconocemos.

Una solución viable se vislumbra ya:
Tercerizar la duda, una práctica posible,
que redundaría, entre otros beneficios,
en una aceleración de la velocidad
de producción de conocimiento.

Debemos conocer, que hay tres tipos
de duda:  genérica, específica
y sospechosa  (No confundir:  hay
mucha improvisación en torno a las
dudas)

La generalizaciones siempre son odiosas.

Ni diosas ni dioses, conocieron la duda.

¿Dudar es humano?

Sí, como tercerizar: somos los únicos.

La tercerización, es la mejor opción
para reducir los costos de la actividad
productiva, tanto como de la producción
dudosa.

Estamos generando las condiciones
para impulsar la diversificación productiva
y el desarrollo de nuevos eventos tecnológicos
y emprendimientos cada vez más dudosos.

¿Estamos haciendo lo que había que hacer?

No tenemos una respuesta taxativa, pero
estamos persuadidos:  La diversificación
de la duda crea certeza.

La presión tributaria debe ser proporcional
a la capacidad ociosa de los activos, por el
cociente de duda interna de cada contribuyente.

Tenemos la certeza:  No todos disponemos
de los recursos y capacidades necesarios
para gestionar una conciencia dudosa.

sábado, 15 de mayo de 2021

Canto a la vida útil

 

(Asensio Escalante)

 

Un canto a la vida
siempre es oportuno
para cualquier mortal
que se precie.

Un canto a la vida
siempre suma.

La vida, en suma , es
una agregación de hechos
más y menos materiales que
se van acumulando para
decantar en un fondo común.


Se sabe poco de la vida
¿Qué es la vida?
¿una ilusión de la materia altamente
organizada en sí? ¿una experiencia
irrepetible y reproducible? ¿una palabra
que cada cual usa como le place?
¿es la lucha por obtener algún placer?

¿Qué es la vida, un frenesí?
Frenémonos aquí:

No sabemos qué es la vida.
Luego ¿podemos cantar a lo que no
conocemos?

¿Por qué no?
¿Cuántos se aferran a lo que no conocen
y gozan agregando a sus vidas
ese sentido emanado de lo desconocido?

La Fe es un medio de Conocimiento Divino,
que además es el único.

Si aceptamos como algo natural
que se hable y se le cante a los misterios
de la fe  ¿Por qué no aceptar el canto
a los misterios de la vida?

Más allá de la fe que cada quien profese
o no, un espíritu libre debe ser capaz de
aceptar todo:

Comparto pero no acepto:

¿No resultaría acaso más sensato,
cantarle a la vida útil, una fórmula más
acotada y menos pretenciosa y misteriosa,
cuyos límites determinantes conocemos
bien?

La vida útil de cualquier objeto, o sujeto,
no sólo es algo mensurable  -y por tanto,
cognoscible-  sino que en ella yacen
todas las oportunidades de interés
para cualquier mortal, deseante, hablante
y consumiente.

Cantar a la vida como noción abstracta,
en términos genéricos,  implica la inclusión
de formas dudosas cuando no despreciables,
como mosquitos, larvas, cucarachas,
bacterias o babosas...

¿Acaso somos lo mismo?
¿Podemos considerarlos prójimos
o semejantes?

Yo sospecharía de todos los cantos a la vida
y de sus intérpretes.  Hay guerras bacteriológicas
y hay disputa ideológica, sabemos. Y sabemos
que hay cada vez más infiltración
entre humanos.

Cantemos a la vida útil, antes que decline todo!

(O bien, homologuemos, aunemos voluntades,

aspiraciones y otros fluídos corporales 

y elevemos un canto unimembre a las babosas)

 
 

viernes, 14 de mayo de 2021

Otro canto a la vida?

 

(Asensio Escalante)

                       “Quien no se mueve, no
                                      siente las cadenas”
                                               Rosa Luxemburgo

 

Un canto a la vida
siempre es oportuno
para cualquier mortal
que se precie.

No sabemos qué es la vida
¿un frenesí?  
¿un pasatiempo?  ¿una ilusión
sinfónica? ¿un acorde de paso?
¿una tensión a resolver en el poema?

No sabemos mucho de la vida
pero es lo único que tenemos.

No sabemos qué es la poesía
pero es imprescindible  
(Jean Cocteau)

La vida, podemos reducir,
se expresa en unas pocas necesidades
irreductibles.

Todo se reduce a las llamadas
funciones vitales, que son pocas
y las conocemos bien.

El canto no es una función vital,
como el poema.
Hay que separar:  el poema, puede
no cantar, ni contar, ni saber
a qué función responde.

Pero puede autopercibirse,
reconocerse
y hasta cantarse a sí mismo
con pasión  (la vida, sabemos, es
pródiga en la generación de pasiones
dudosas)

No se sabe qué es la vida
pero sabemos que podemos honrarla,
celebrarla y defenderla hasta perder
la vida, a pesar de la redundancia.

Podemos nombrarla, tributarle cantos
e incluirla en poemas más o menos
dudosos o vacilantes:

Elevo esta oración.

Más sensato, pareciera ser
cantarle a los signos vitales.

Cantemos algo que sepamos todos:

¡Cantemos a los signos vitales!

¿No son ellos quienes nos mantienen vivos?

No es tiempo de definiciones,
dijo el poeta, ya mayor, con la seguridad
y la templanza de quien ha conocido
la necesidad, y experimentado en sí mismo
el paso de las pasiones más dudosas
y las diversas formas de conjugar el verbo
vacilar.

Y con esta cita, completó su canto
y vio que era bueno:

Quien vacila no está muerto:
La vida es movimiento,
vacilar es un signo vital.

¿es todo?

        


 




 

martes, 11 de mayo de 2021

Excesos ejemplares

 

 

(Tomás Mercante)

 

No es ocioso negociar.
Quien conoce su negocio
sólo puede avanzar.
Avanza.
Ningún contratiempo lo detiene
(si se detiene, es sólo para negociar
algún beneficio)

Si la vida es un negocio
no existe más alta vocación,
oficio o profesión.

Quien se reconoce negociable
solo avanza,
sabe que nada le es negado:
sólo puede avanzar.

No es ocioso avanzar:
quien conoce su negocio, no
depende de la oferta y la demanda
ni del auspicio de otros dioses.

No dilapida su tiempo en oraciones
ni en consultar oráculos dudosos.
No duda ni vacila: el tiempo es oro.

No existe el ocio creativo,
sólo se puede crear riqueza, sabiendo
negociar.  Hay suficientes ejemplos
en exceso.

Sólo el que avanza llega a destino
(si se detiene, es sólo para negociar
en el mejor sentido)

No es ocioso conocer el ocio,
ni es ocioso negar:
ningún destino es negociable,
ningún negocio es un fin
en sí mismo:  todo negocio
es parte de otro mayor, que acaso
no conoceremos  (el conocimiento
es parte del negocio)

Pero podemos avanzar,
sólo mientras podamos negociar
las condiciones, sentido y dirección.

Sólo el que avanza
solo llega a destino.  


(El destino es uno,

 solo uno)

viernes, 7 de mayo de 2021

Nictálope

 

 

(Tomás Lovano)

 

Hay adjetivos suficientes
para salir airoso
de cualquier aspiración poética,
pseudopoética, o pesudopódica.

Animales crepusculares,
limítrofes,
en tránsito:

dudo mejor de día,
cuando los gatos duermen
y sueñan con presas
fabulosas, que escapan
para volver a ser cazadas,
criaturas extrañas, que escapan
a las clasificaciones taxonómicas
y a los adjetivos conocidos.

Nictálope, condición patológica
en humanos, es ventaja para el
cazador nocturno.

Ojos de gato brillan en la noche.
El se agazapa, espera inmóvil, silencioso
el momento oportuno.

Es pura energía concentrada,
estado de reposo
(tan cierto como engañoso)

Su instinto contiene toda la sabiduría
que necesita:

El gato no necesita adjetivos
para ser más preciso:  

ningún gato, ni el gato de su casa
ni el gato en situación de calle.

Nictálope:  Quien ve mejor de noche.

En la oscuridad de la noche
el gato brilla, reina,
evoluciona,

como un poema obscuro
que avanza silencioso
a altas horas,
sin  nictógrafo.
Sin adjetivos ni objeto.

Señora
¿usted sabe donde está su gato
ahora?

martes, 4 de mayo de 2021

La evolución de la ciencia poética

 

 

(Horacio Ruminal)

 

Todavía se discute el sentido de la vida,
aunque cada vez con menos intensidad
y entusiasmo:  los filósofos, tienen mucho
que pensar, reformular, desarrollar, e
interpretar.  La vida cambió, las condiciones
de vida vienen sufriendo alteraciones de un
modo acelerado, sobre todo a partir del
último siglo.

No comemos lo mismo que hace 50 años,
ni producimos lo mismo, ni pensamos ni
deseamos lo mismo.

La producción de conocimiento, la cantidad de
información disponible, el acceso inmediato y
la velocidad en que la procesamos, conducen a
pensar que todas las necesidades tiene una
respuesta tecnológica.

Hay quienes cuestionan esta sobre oferta de
respuestas, vinculándola a la satisfacción
excesiva  (gozamos de una cantidad de estímulos
que desnaturaliza la noción del goce)

Pero están los poetas, que sobrevivieron a la
revolución tecnológica, el poeta olvidado que
insiste en resistir y sigue haciendo de las suyas,
desde el ostracismo anacrónico, sin entender
que el mundo cambió. Ya nadie piensa en cambiar
el mundo.., ni los poetas.


II
La producción poética, ya no se corresponde con la
imagen del personaje solitario y trasnochado,
recorriendo tabernas, o apartado del mundo material,
midiendo la oscuridad de su ergástula, departiendo
con las musas o encomendándose a los dioses
para recibir la inspiración que alumbrara el poema.

La figura del poeta obscuro, o el bucólico, el abúlico,
el melancólico que cultiva el spleen y bebe su ajenjo,
o el epifánico, el alquímico, el hermético, el liróforo
que sueña con celestes carnes y aves fabulosas
mientras oye el canto del ruiseñor, o el poeta fracasado,
son anacronismos, como el poeta olvidado, que nada
tienen en común con la práctica poética de hoy.

Ahora, las condiciones de producción de poemas
son muy otras:  El sujeto emisor, ya se trate del
iniciado o del aspirante, sabe que todo lo que necesita
está afuera de sí, en su pantalla. No necesita estímulos
externos. Si busca emociones intensas, violencia,
estulticia, crímenes aberrantes u otras expresiones
de la experiencia humana, ahí las tiene.  Tanto como
si lo inspira la naturaleza o las armas de destrucción
masiva.., o si prefiere escenas de sexo explícito, bajas
pasiones, zoofilia, fitofilia, pedofilia o epistemofilia…

(Si prefiere trabajar con emociones menos intensas,
como el amor, una aplicación le presentará todas las
opciones posibles sobre las distintas modalidades que
puede adoptar este sentimiento primordial  -para
algunas especies, menos desarrolladas-  desde el amor
propio, hasta las más inverosímiles opciones de
enajenarlo:  El amor genérico no existe, necesita un objeto,
animado o no:  hay amor sexual, filial, fraternal, maternal,
al prójimo, al arte, al trabajo, a la divisa, al conocimiento,
a la propiedad o a otras drogas sintéticas…
En cada caso, se podrá visitar un registro con las más
logradas imágenes y metáforas existentes y disponibles)


III
Si no lo inspiran imágenes, sonidos ni emociones, y sólo
le interesan las palabras en estado puro (cultores de Valèry,
que a su vez rendía culto a Mallarmé) y es propenso a creer
en las propiedades excitantes del lenguaje, puede acceder a
sitios de poesía pura, y también fisgonear lo que escriben
otros poetas, ya sea para copiarlo, superarlo,  imitarlo o
parodiarlo.  Hay quienes se inspiran en una buena frase, un
verso, una palabra, un signo de puntuación bien ejecutado.

(Un buen recurso: apostar a la repetición de algo existente
para producir la novedad por medio de pequeñas alteraciones.

O bien, arribar a lo nuevo,  por la reproducción alterada en forma
deliberada y artera: un arte)


IV
Pero si a pesar de todo, el texto no avanza, y la inspiración del
autor sólo produjo o reprodujo una palabra, el predictor inteligente
resolverá el resto, con sólo acceder al dispositivo, previamente
instalado, y ordenar la ejecución de la aplicación indicada, con la
garantía que sólo ella puede ofrecer, en cuanto a la optimización
de todos los recursos disponibles, y con una eficacia digna de las
mejores causas.
 

sábado, 1 de mayo de 2021

Poesía y futuro

 

 

(Ricardo Mansoler)

 

La poesía es un arma cargada de futuro,
según Gabriel Celaya.

En el futuro, la poesía será escrita por todos,
afirmaba el Conde de Lautreamont.

Pero el futuro es incierto, se puede aventurar
y la poesía es algo que excede a los poetas:
Ha sabido sobrevivir a todos, incluso
a los poetas futuristas.

La poesía es un arma cargada de…
A las armas las carga el Diablo:
No hay poesía sin la colaboración del Diablo,
informaba Gide.

La poesía:  un arma que se carga.

La poesía  -carga y descarga-
se arma con secuencias, fragmentos, partículas
de diversa procedencia, y algo de vacío
para que respire el cuerpo del poema.

Puede contener elementos residuales,
resabios de otras cargas y descargas,
material combustible o inflamable
o altamente sospechable.

Puede contener todo,
no es ajena a nada
y no hace falta tener algo que decir
para hacer un poema.

Carga y descarga
replican la función establecida,
repetir, alterar, reproducir
su propia condición dudosa.

La producción de sentido
no puede detenerse.

La poesía no tiene fin,
se nutre de otros desperdicios
y vuelve a brotar de sus propios
desechos metabólicos.

Su utilidad potencial tiende a cero,
aunque alcanzar el grado cero del poema
es una aspiración ociosa.

Su utilidad residual es menos que dudosa,
ella lo sabe, se reconoce
y goza.

 

 

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