(Horacio Ruminal)
Sin duda,
la evolución contiene todas las respuestas
que aún desconocemos.
Entre ellas, es dable aventurar, que
una buena parte de nuestras dudas
actuales serán superadas, saldadas
o doblegadas: no es ocioso suponer
que habrá otras, que aún desconocemos.
Una solución viable se vislumbra ya:
Tercerizar la duda, una práctica posible,
que redundaría, entre otros beneficios,
en una aceleración de la velocidad
de producción de conocimiento.
Debemos conocer, que hay tres tipos
de duda: genérica, específica
y sospechosa (No confundir: hay
mucha improvisación en torno a las
dudas)
La generalizaciones siempre son odiosas.
Ni diosas ni dioses, conocieron la duda.
¿Dudar es humano?
Sí, como tercerizar: somos los únicos.
La tercerización, es la mejor opción
para reducir los costos de la actividad
productiva, tanto como de la producción
dudosa.
Estamos generando las condiciones
para impulsar la diversificación productiva
y el desarrollo de nuevos eventos tecnológicos
y emprendimientos cada vez más dudosos.
¿Estamos haciendo lo que había que hacer?
No tenemos una respuesta taxativa, pero
estamos persuadidos: La diversificación
de la duda crea certeza.
La presión tributaria debe ser proporcional
a la capacidad ociosa de los activos, por el
cociente de duda interna de cada contribuyente.
Tenemos la certeza: No todos disponemos
de los recursos y capacidades necesarios
para gestionar una conciencia dudosa.
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