sábado, 31 de julio de 2021

Las armas y el amor

 

 

(Aquino Lamas)

 

Las armas están listas:

Hay armas en desuso.

Hay una lista de armas
que revistan como fuera
de servicio:  se oxidan
por la ausencia del uso.

La oxidación es parte del discurso
natural de los signos vitales
(los otros, permanecen incorruptibles
e inoxidables)

Hay quienes se apasionan por las armas,
y quienes arman sus pasiones
con fragmentos y esquirlas
de emisiones pasadas.

Con o sin pasión, cada tanto
hay que pasar revista
a las propias armas.


II
El amor a las armas
puede enmascararse
bajo distintas formas,
pero es parte de la vocación humana
y sus recursos metonímicos.

Es ser armado, puede disponer
donde apuntar, donde poner la mira.

Las armas del amor
o el amor a las armas:

opciones discursivas del orden sintáctico,
valores intercambiables que emiten
los mismos significantes.

(El óxido puede servir como armadura)


III
Tomar las armas
es una forma de tomar,
como empuñar o abrazar:

las armas metafóricas,
todo puede ser tomado como metáfora.

La vocación de servicio
es más que una metáfora:

No es una, son muchas vocaciones
que se sirven de la metonimia:

Se puede servir a un dios, al orden,
a alguna alteración como a cualquier
otro sujeto.

Y si toda vocación fuera metáfora…
¿Cuál sería la verdadera?

Me inclino a creer,
para creer hay que inclinarse,
el sentido está en el ángulo,
en su vértice:  Aguzando el sentido
aparece la metáfora.

¿Y las armas?

Habría que pasar revista:
Están las provistas, las armas heredadas
y las adquiridas  (ya sea con recursos
genuinos, obtenidas en combate, servidas
como fruto de la acción) o encontradas.


IV
Arma tu propia metáfora:
Amar y armar, verbos que empatizan,
armonizan y se enlazan
en un intercambio productivo,
gracias a la metonimia:

El sujeto libre, arma y desarma, elige los
objetos y goza reproduciendo su metáfora
(la metáfora del intercambio)

Armas, instrumentos, herramientas
y otros dispositivos retóricos:
Medios que sirven a un fin
(cualquier fin puede ser justificable
si se obtiene afinidad:  aceptar)

La metonimia es un recurso primordial
para el ejercicio del amor,
una práctica superadora y altamente
recomendable:  se puede amar cualquier
objeto o sujeto con la misma intensidad
(el objeto no importa; el sujeto está lleno
de metáforas amables)


V
El amor a las armas
es un amor protector,
vela por la continuidad de la producción
metafórica y la producción de armas,
en paz y armonía.

Las armas, son un buen argumento
para convencer a los que dudan, los
indecisos, los faltos de fe, los que se
oxidan por su falta y, sin conocer la
fe circulan sin destino abrazando causas
oxidables que conspiran contra el deseo
común, que brilla en las alturas de
nuestra armadura de clave:

Que el amor venza
y ante su próximo vencimiento,
el ser armado encuentre
su media metáfora.
 

lunes, 26 de julio de 2021

Sonrisas luminosas

 

 

(Asensio Escalante)

 

Somos dentaduras,
los cuerpos no cuentan
sin un número de dientes.
Para ser preciso, hay que
contar con dientes:

Contemos

¿Cómo contar los dientes que faltan?
¿Contamos activos y pasivos?

No termino de contar, las cifras
son siempre provisorias  -me dice
una corona provisoria-

Mientras se espera el conteo
definitivo, caigo en la cuenta.
Hay piezas de naturaleza dudosa:
propias, semipropias, prótesis,
coronas, implantes y
vacío:

Tal vez, lo único propio sea el vacío.

Cantemos al vacío:
Una sonrisa puede más que todo.

Cantemos al vacío.
Todo lo que somos lo debemos
al vacío:  Sin él, no habría nada
que ocupar, no habría ninguna
ocupación digna de este adjetivo
-habría que buscar otro adjetivo-

Seríamos un gran cuerpo a la deriva,
un perfecto ejército de desocupados
en ejercicio;  desocupados estructurales
sin acceso a la movilidad social y a la
igualdad de oportunidades.

El vacío es la única oportunidad:

¡Cantemos al vacío!

Es oportuno consignar:
Todas las oportunidades están en la boca,
se generan ahí, son emanadas por la boca,
ese vacío donde comienza el metabolismo
y puede acabar el deseo.  Ese vacío desde
donde se emiten las palabras, más o menos
oportunas, como oportunidad.



II
El metabolismo y el placer están asociados,
pero el metabolismo y la belleza, son inseparables.
Los cánones de belleza nos muestran los dientes:

No hay belleza sin unos dientes sanos y fuertes
que ofrezcan una sonrisa atractiva
y garanticen un metabolismo eficiente y sustentable.

(Otras especies, cuentan con los dientes
como arma, concentran en ellos su poder:

Nosotros también, una sonrisa perfecta
es la mejor arma de seducción, así como
una sonrisa sin dientes, reduce drásticamente
las oportunidades del portador de ese vacío)

Otras especies, mastican menos que nosotros,
pero no sonríen. Deben tramitar metabolismo
y deseo con sus dientes:  Con ellos dan cuenta
de su presa, y combaten por las hembras.

Desconocen
que una sonrisa puede más que todo,
y no pueden hacer propio el pensamiento
positivo:  Sonríe, Dios te ama.

(Los animales, tienen menos necesidad de
Dios que El de ellos, a diferencia de nosotros,
que sonreímos y reímos y elevamos oraciones
agradeciendo nuestras diferencias con los
animales)



III
Una sonrisa luminosa
atrae y convoca a otras bocas.
A su sombra, siempre habrá aspirantes,
pretendientes, auspiciantes, suplicantes
y deseantes inspirados que le canten
a esa sombra -The shadow of your smile-


El poder sonríe a unos buenos incisivos:
Musas, sex symbols y stars system o
estrellas de Hollywood nos muestran los
dientes, que siguen brillando desde el fondo
inmortal de la historia: Rita, Marylin, Brigitte
y tanta otras.  O Gardel, Belmondo, Perón…

Una sonrisa franca, muestra mucho diente
y hasta encía: no hay nada que ocultar.
Por el contrario, una sonrisa que escatima,
es para sospechar: quien retacea sus dientes
seguro tiene algo , si no mucho que esconder.



IV
¿Somos dentaduras?

Todas las formas de relación con el mundo
material, y con el deseo, están mediadas
por dientes:   El metabolismo, la palabra, y
hasta la belleza de los sentimientos más
nobles   -Me mordí pa’no llamarte-
como el remordimiento, son tributarios de esos
órganos, casi inorgánicos y de consistencia ósea.

Somos seres deseantes, dentados, sintientes,
sonrientes, hablantes, sexuados y ungulados.

Nos podemos morder la lengua,
que es blanda, pero ella se recupera.
Lo duro no, tiene una duración variable,
luego hay que reemplazarlo u olvidarlo.

Una buena prótesis puede cubrir las
necesidades del paciente y cumplir
casi todas las funciones de los dientes,
con la ventaja de la insensibilidad:
Libra del dolor, y se deja de sufrir por
algo tan banal como las bacterias.

Una buena prótesis puede, incluso,
mejorar una sonrisa vacilante.

(Dice Perón, exiliado en el Paraguay, ante
un confidente ocasional: “No me perdonan
mi carisma, odian esta sonrisa, tomelá…”
Y se saca su dentadura postiza, ofreciéndosela.

Un símbolo: su sonrisa proteica y convocante,
ese poder tan envidiado como combatido,
cabía en una mano.  El líder popular, siempre
pedagógico, demostraba que la popularidad
es una prótesis…)



V
Somos dentaduras
Contamos con un número de dientes,
una cifra decreciente:  nuestros ancestros
tenían algunos molares más, la evolución
fue reduciendo su número y llegará el día
en que los dientes serán un atavismo:

Las sonrisas desdentadas destilarán belleza
y será hora de reconocer esa contigüidad:
lo bello, lo vacío.

Los dientes, sólo servirán como objeto
de estudio a los antropólogos, bellos seres
desdentados.

Los economistas, fuente de toda verdad y
razón, con la colaboración interdisciplinaria
de otras ciencias subalternas, sabrán determinar
qué se ganó y qué se perdió con la pérdida
de esas piezas duras, los dientes, que supieron
ser tan útiles como costosos de mantener.

Hay que confiar en las ciencias duras,
ellas darán su veredicto para saber en forma
fehaciente si el saldo es positivo o negativo,
que al fin es lo único que cuenta, tanto para
la economía como para el metabolismo.



VI
Pero todavía contamos con ellos,
todavía podemos contar dientes,
esos pequeños cuerpos duros.

(Hay cuerpos que cuentan y que no,
algunos ni se dan cuenta que no cuentan.
Algunos cuentan con los dedos,
otros sólo deducen, o tienen acceso
a otras aplicaciones)

Somos nuestros dientes,
dientes contantes y sonantes
para el regocijo de bacterias:

Ellas sobrevivirán a nuestros dientes,
son mucho más antiguas que nosotros.

Contemos

¿Cómo contar los dientes faltantes?

Para cada necesidad, hay una respuesta
tecnológica:

Una buena prótesis, reemplaza y anula
el sentimiento de la falta, se incorpora
como una extensión del propio cuerpo,
y ofrece la respuesta deseada:

Catorce

Ahora, sólo hay que multiplicar por dos
y sonreir. 

Ama a tu prótesis como a tu prójimo.

martes, 20 de julio de 2021

Anzuelos naturales

 

(Ricardo Mansoler)

 

La autoridad es relativa
en el horizonte poético
y en la vorágine aborigen
de esa selva ambigua.

Los movimientos van y vienen
buscando centros de atención
donde resolver sus propias
tensiones adquiridas.

Hay corrientes y contagios
pasajeros que cuentan y que no,
conatos y réplicas difusas
que concurren a la ilusión
que fluye y desemboca.

Nadie nada por sí mismo
en ese río, ni hace agua
que no pueda reciclarse.

Todo fluye, a veces algo resplandece
con la fugacidad de una buena
reproducción.

La libertad fluye, al asociar y reproducir
el juego asociado de las almas solitarias,
aferradas a esa soledad ambigua.


II
Se busca lo original,
el origen de la repetición
refleja  “Todo texto es la absorción
o la transformación de otro texto”

Texturas:  El origen de la reputación
-el brillo como anzuelo-

Matices:  Elegir los azulejos, los tonos
del ambiente, la mampostería del poema
-hay notas, cromatismos que proveen
continuidad al cuerpo del poema-


III
La naturaleza del anzuelo,
basa su éxito en presentarse oculto,
encubierto en esa ausencia presunta
como carnada:  parece lo que no es
escondiendo lo que es.

No es percibido por su destinatario
sino cuando ya es demasiado tarde.

-El poema como revelación:  Nada era
lo que parecía, la realidad son capas:
adentro está el anzuelo-


Lo velado:  Velo, carne, palabra,
tributan a la muerte, bajo distintas
formas.

-El poema no tiene fin, es un fin
en sí mismo: la forma es su anzuelo-

Es tarde para arribar a la verdad,
el tiempo no nos acompaña.

Los anzuelos saben esperar,
el brillo de su ausencia
convive sin conflicto
con toda necesidad.

Es tarde para aspirar a producir
originalidad, cada anzuelo es soberano,
aunque no se reconozca.

El arte está en saber presentarlo
sin que se vea:       
                                      Ahí está...
sabemos, sospechamos,
aunque nadie sabe donde anda,
ni el receptor ni el emisor, no hay
observador imaginario pueda dar cuenta
del paradero del anzuelo:  ¿estará acá?
puede que sí, puede que no, puede que siga
descendiendo, como el poema y su plomada.


IV
Hay que esperar, sólo hay que esperar.
Podemos calcular el tiempo que se pierde
al esperar, al desear, al despertar.

El éxito es esquivo, como el arte:
existen para pocos.

Emitir en el agua, y esperar,
esperar a que pique.

El éxito definitivo, guarda una relación
simétrica e intensa con la noción
de unidad. La unidad como destino:
Carnada, anzuelo y víctima, son uno
-un destino provisorio-

De la continuidad del agua
a la unidad como sentido
-el sentido siempre es útil, y al igual
que el anzuelo puede ser reutilizado-

jueves, 15 de julio de 2021

El acento omitido

 

(José Luis Greco) 

 

                  Para mi amiga Imelda


Saber que todo brillo es provisorio.
Nada dura
más de lo necesario  -una condición
sin magnitudes que la midan-

La dinámica de la vida
es variable, el movimiento vivo
del deseo y la palabra, son parte
del trabajo del tiempo, esa ilusión
que sostiene la emisión de todos
los cuerpos discursivos.

Hablemos del tiempo
o callemos para siempre,
es indistinto:  El permanecerá
tan irreductible e indiferente
como el Sol, que está solo
y sabe estarlo, aunque haya otros
más fuertes y más débiles.

Hay tiempos débiles y fuertes,
ambos necesarios para armar
tu armonía.

Basta saber medir
la vanidad de las palabras,
reconocer y conocer:

Todos los verbos son arbitrarios,
y todos sobrevivirán al emisor,
aún cuando no sepa reconocerse
innecesario.

No hay autores excluyentes,
vivos o muertos, todos comparten
la condición efímera.

No hay mucho que saber,
por el momento.  Es suficiente
saber estar de paso, como el acento
omitido más arriba.

Ninguna ausencia se acentúa.

viernes, 9 de julio de 2021

El Bostezo

 

 

(Asensio Escalante)

 

Bostecemos,
antes que sea tarde
Bostecemos,
los animales superiores sabemos
bostezar (los otros no sabemos)

Bostezar es un signo vital:
sólo los vivos bostezamos
El bostezo puede ser consciente ó
inconsciente (como la respiración, la
reproducción y la repetición)

Ejercitar la conciencia, es un ejercicio
saludable, como bostezar: provee una
mayor oxigenación y compromete la acción
de más de cuarenta y tres músculos (algunos
de los cuales sólo son requeridos para eso y
de lo contrario permanecerían ociosos hasta
la atrofia -como tantas otras dependencias de
nuestra sofisticada anatomía-)

Es sano ejercitar la propia capacidad ociosa
La decisión consciente, no siempre es la mejor,
pero no deja de ser un ejercicio y el ejercicio es
siempre beneficioso (Todos los ejércitos realizan
ejercicios para mantenerse en buena forma mientras
esperan entrar en acción: La acción, el combate, es la
razón de ser del soldado y toda organización militar.

Por eso, los estados más poderosos, que invierten
cada vez más recursos en mantener y aumentar su
potencial bélico, se ven en la necesidad de producir
nuevos conflictos, guerras e invasiones a otros estados,
para mantener en condiciones operativas a todo su personal
militar. Además, en un hipotético período de paz
excesivamente prolongado, no faltarían las voces
malintencionadas que cuestionaran la utilidad y la necesidad
de continuar con esa erogación que siempre se incrementa
-Los militares, como es sabido, son un grupo social que no
produce nada y viven del estado, que vive
de los impuestos que pagamos todos los contribuyentes: Si no
hay guerras, sólo pueden hacer maniobras, guardias, prácticas
imaginarias y zafarranchos de combate, así como cultivar
el orden cerrado, el orden interno y otras actividades propias de
la vida militar. Y pueden bostezar a gusto, en fin.., a casi nadie
le gusta mantener el ocio ajeno-)

Ahora bostezo:  He tomado esta decisión
Mi gato me mira bostezar y bosteza (los gatos,
son expertos bostezadores)

Pero ignoro si lo hace a conciencia; el bostezo se contagia,
como es sabido, tanto entre humanos como entre otros
animales, así como de animal no humano a humano ó en
sentido inverso.

La fuente de contagio es la visión: vemos bostezar y
sentimos la necesidad de hacerlo. La imagen del bostezo
ajeno nos induce a reproducir, una inducción y una reproducción
en las que no interviene la conciencia. La mera observación, aún
inconsciente, engendra el deseo de repetición (Por eso no es común
ver bostezar a un ciego)

También está la autoinducción: Si se piensa en el bostezo con
intensidad y persistencia, es inevitable acabar bostezando en algún
momento del día…

Bostecemos: Al hacerlo se liberan tensiones y recargan energías
-siempre necesarias más allá del destino que cada uno pueda
asignarles.

El bostezo, amén de proveer una oxigenación profunda, brinda un
estado de relajación que favorece la meditación, previene el estrés
y estimula los metabolismos más rebeldes... No es ocioso insistir en
remarcar:

No es un tiempo muerto el bostezo, antes bien, es una breve pausa
que un cuerpo necesita para retomar con mejor disposición psicofísica
y una mayor agresividad, la lucha por la vida.

(Un bostezo, además, y aún considerado como tiempo muerto, no
representa una pérdida considerable: por lo regular no dura más de diez
segundos  -aunque si adoptamos el hábito de bostezar cada 10”
es probable que al cabo de la jornada, hayamos invertido un tiempo
neto igual a la mitad del día en este quehacer, lo cual no deja de constituir
un despropósito para aquellos que tienen los días contados-
Es mejor no contar: mejor bostezar)

Bostezar es sano, es más:  Una de las pocas decisiones saludables que
cualquier sujeto puede tomar por sí mismo, y cuya práctica no
requiere ninguna inversión.

Bostezar combate el envejecimiento y prolonga la juventud:
Los pueblos que bostezan viven más.

(Por eso, no se debe interpretar la actitud del joven que nos escucha
entre bostezos, como una falta de atención ó de respeto;
por el contrario, hace algo sensato: está invirtiendo a futuro.
Sabemos que en los tiempos que corren la juventud tiene un valor
especial, es un bien, una mercancía... Los jóvenes tienen necesidades
y tienen deseos, desean y necesitan consumir, constituyen un mercado
dinámico, expansivo y siempre renovable... La mayor parte
de cuanto se produce y la mayor parte de los mensajes publicitarios
están dirigidos a ellos.

Los jóvenes son el futuro;  sólo ellos pueden cambiar el mundo  -ó al
menos crear las condiciones de un cambio futuro-. No es una
responsabilidad menor, teniendo en cuenta las condiciones en que se
lo estamos dejando...


Dejemos que bostecen en libertad.


Bostecemos... 

 

Junio, 2013


 

lunes, 5 de julio de 2021

Saber silbar

 

 

(Luis Espejo)

 

¿Cómo recuperar
la sílaba silbada
entre un pulso
que hacia otro vacilaba,
en un compás de espera,
-la sílaba-
asimétrica, inasible, cómo?

¿Cómo recuperar
el cuerpo de la sílaba
soluble, la sílaba
silbable, así de lábil
e inasible: sílaba?

¿Cómo recuperar el cuerpo
de la sílaba silbada, o
al menos un miembro,
una membrana, un
ápice?

¿Qué queda de la silbada
sílaba:  el eco de esa ese
apenas insinuada
al insuflar sonido y emitir
aire en el aire?

¿son islas en el aire?

¿será su asilo el aire
ya silbado, por otros emisores
más o menos avezados?

No silbas para nada.
No silbas para nadie.

No sabía silbar ni separar
pero sabía reincidir
y emitir un sonido vacilante.

Como silbar sin aire
y hacia adentro,
invirtiendo el sentido
del sonido.

Como salvar la ese del sonido
partido  -la parte innecesaria del
sonido: lo ocioso de esa ese-
y salir airoso de la pérdida
silábica, sin omitir ni repetir
ninguna sílaba al silbar.

¿Cómo recuperar la sílaba
silbada, el pulso vacilante y
el compás de espera?

Si la ves no vaciles.
Si la ves no la beses.
Si la ves, avísale
dos veces:

la tercera es la vencida.

viernes, 2 de julio de 2021

El éxito secreto (el secreto del éxito)

 

(Horacio Ruminal)

 

Era un ganador nato,
lo supo siempre, pero
era reacio al protagonismo;
no toleraba la exposición:
No quería sobresalir.

Sabiéndose ganador
desconfiaba del éxito
-la humildad, puede jugar
en contra-

Un ganador nato
condenado a disimular su
condición:  Nadie supo
reconocerlo como tal.

La vocación, puede echarlo
a perder todo.

Un ganador total, que supo guardar
el secreto:  sólo gozó de su propio
reconocimiento.

Un ganador hecho y derecho
que nunca tuvo techo, y supo
disfrutar en soledad esa falta.

Un ganador perfecto,
al que nadie recuerda…

Acaso fuera ese, su verdadero éxito.

Era un ganador nato.
Lo ganó y lo perdió su vocación
por el anonimato. 

 

***


 

 



En Tangos de ultraamar

Ed. El papemor alzado (1971)

jueves, 1 de julio de 2021

La creación del hábito

 

 

(Ricardo Mansoler)

 

El hábito se crea,
los habitantes descienden
de los hábitos.

Descender es un hábito antiguo,
más viejo que la injusticia:
No se conoce la edad de la injusticia,
pero nadie ignora la necesidad
del hábito, de su descendencia.

La vida es una sucesión
de hábitos secuenciados:  hay
hábitos que nos abandonan,
contraemos nuevos hábitos,
pero algunos son frecuentados sin
declinar, en distintas circunstancias,
hasta el último suspiro.

Los hombres no inventan nada
sin que las circunstancias los obliguen,
leí una vez, no recuerdo donde, después
de completar mis lecturas obligatorias
(no así mi formación como lector)

La necesidad es tensión, es conflicto,
violencia:  podría seguir agregando
sustantivos que sostengan el peso de
la necesidad.  ¿sería útil?

¿Es necesario que sea útil?

Según las circunstancias, la utilidad
oscila. Agregar tensión, apura la
necesidad de resolver:

Una buena resolución, justifica casi
todo y recrea las condiciones para
reiniciar el ciclo:  Retomar el hábito
sin merma.

Incorporar un hábito es complejo,
pero luego se automatiza y reproduce
sin riesgo ni dificultad, como cualquier
juego.

El ajedrez, es un juego de tensiones,
más complejo que otros, que puede
despertar intensas pasiones:  hay quienes
destinan una buena parte de su vida útil
a esta práctica, este juego…
¿ciencia?  ¿arte?

Un hábito dudoso, aunque no mucho más
que otros.

Sólo como alfiles,
dijo la reina, artera y cautelosa, para crear
confianza, mientras con un leve movimiento,
sutil y casi imperceptible, amenazaba a la vez
una torre, un caballo y daba jaque.

El hábito hace al monje,
el alfil espera, cada uno lee el juego
como puede, según sus circunstancias.

El lector avezado, más que el ideal,
encuentra y reconoce todas las citas
que constituyen  la escritura, ese juego.

La carrera de lector, es la más difícil
de la literatura, informaba Macedonio.

El hábito de citar
puede extenderse más allá de lo útil
y necesario.

Los hombres no inventan nada
sin que las circunstancias los obliguen.

El hombre supo crear necesidades
y obligaciones:   hay suficientes para
el cultivo de los diversos hábitos
conocidos y por conocer.

Los que no tienen algo mejor que hacer
hacen poemas, a sabiendas de que no
se necesitan, y que nadie está obligado
a entender ningún poema. 

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