(Ricardo Mansoler)
El hábito se crea,
los habitantes descienden
de los hábitos.
Descender es un hábito antiguo,
más viejo que la injusticia:
No se conoce la edad de la injusticia,
pero nadie ignora la necesidad
del hábito, de su descendencia.
La vida es una sucesión
de hábitos secuenciados: hay
hábitos que nos abandonan,
contraemos nuevos hábitos,
pero algunos son frecuentados sin
declinar, en distintas circunstancias,
hasta el último suspiro.
Los hombres no inventan nada
sin que las circunstancias los obliguen,
leí una vez, no recuerdo donde, después
de completar mis lecturas obligatorias
(no así mi formación como lector)
La necesidad es tensión, es conflicto,
violencia: podría seguir agregando
sustantivos que sostengan el peso de
la necesidad. ¿sería útil?
¿Es necesario que sea útil?
Según las circunstancias, la utilidad
oscila. Agregar tensión, apura la
necesidad de resolver:
Una buena resolución, justifica casi
todo y recrea las condiciones para
reiniciar el ciclo: Retomar el hábito
sin merma.
Incorporar un hábito es complejo,
pero luego se automatiza y reproduce
sin riesgo ni dificultad, como cualquier
juego.
El ajedrez, es un juego de tensiones,
más complejo que otros, que puede
despertar intensas pasiones: hay quienes
destinan una buena parte de su vida útil
a esta práctica, este juego…
¿ciencia? ¿arte?
Un hábito dudoso, aunque no mucho más
que otros.
Sólo como alfiles,
dijo la reina, artera y cautelosa, para crear
confianza, mientras con un leve movimiento,
sutil y casi imperceptible, amenazaba a la vez
una torre, un caballo y daba jaque.
El hábito hace al monje,
el alfil espera, cada uno lee el juego
como puede, según sus circunstancias.
El lector avezado, más que el ideal,
encuentra y reconoce todas las citas
que constituyen la escritura, ese juego.
La carrera de lector, es la más difícil
de la literatura, informaba Macedonio.
El hábito de citar
puede extenderse más allá de lo útil
y necesario.
Los hombres no inventan nada
sin que las circunstancias los obliguen.
El hombre supo crear necesidades
y obligaciones: hay suficientes para
el cultivo de los diversos hábitos
conocidos y por conocer.
Los que no tienen algo mejor que hacer
hacen poemas, a sabiendas de que no
se necesitan, y que nadie está obligado
a entender ningún poema.
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