(Ricardo Mansoler)
La autoridad es relativa
en el horizonte poético
y en la vorágine aborigen
de esa selva ambigua.
Los movimientos van y vienen
buscando centros de atención
donde resolver sus propias
tensiones adquiridas.
Hay corrientes y contagios
pasajeros que cuentan y que no,
conatos y réplicas difusas
que concurren a la ilusión
que fluye y desemboca.
Nadie nada por sí mismo
en ese río, ni hace agua
que no pueda reciclarse.
Todo fluye, a veces algo resplandece
con la fugacidad de una buena
reproducción.
La libertad fluye, al asociar y reproducir
el juego asociado de las almas solitarias,
aferradas a esa soledad ambigua.
II
Se busca lo original,
el origen de la repetición
refleja “Todo texto es la absorción
o la transformación de otro texto”
Texturas: El origen de la reputación
-el brillo como anzuelo-
Matices: Elegir los azulejos, los tonos
del ambiente, la mampostería del poema
-hay notas, cromatismos que proveen
continuidad al cuerpo del poema-
III
La naturaleza del anzuelo,
basa su éxito en presentarse oculto,
encubierto en esa ausencia presunta
como carnada: parece lo que no es
escondiendo lo que es.
No es percibido por su destinatario
sino cuando ya es demasiado tarde.
-El poema como revelación: Nada era
lo que parecía, la realidad son capas:
adentro está el anzuelo-
Lo velado: Velo, carne, palabra,
tributan a la muerte, bajo distintas
formas.
-El poema no tiene fin, es un fin
en sí mismo: la forma es su anzuelo-
Es tarde para arribar a la verdad,
el tiempo no nos acompaña.
Los anzuelos saben esperar,
el brillo de su ausencia
convive sin conflicto
con toda necesidad.
Es tarde para aspirar a producir
originalidad, cada anzuelo es soberano,
aunque no se reconozca.
El arte está en saber presentarlo
sin que se vea:
Ahí está...
sabemos, sospechamos,
aunque nadie sabe donde anda,
ni el receptor ni el emisor, no hay
observador imaginario pueda dar cuenta
del paradero del anzuelo: ¿estará acá?
puede que sí, puede que no, puede que siga
descendiendo, como el poema y su plomada.
IV
Hay que esperar, sólo hay que esperar.
Podemos calcular el tiempo que se pierde
al esperar, al desear, al despertar.
El éxito es esquivo, como el arte:
existen para pocos.
Emitir en el agua, y esperar,
esperar a que pique.
El éxito definitivo, guarda una relación
simétrica e intensa con la noción
de unidad. La unidad como destino:
Carnada, anzuelo y víctima, son uno
-un destino provisorio-
De la continuidad del agua
a la unidad como sentido
-el sentido siempre es útil, y al igual
que el anzuelo puede ser reutilizado-
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