domingo, 29 de agosto de 2021

avistaje de aves

 

(Horacio Ruminal)

               

                     “¿Sales?  Avísales a las aves abisales” 

 

 

Hay aves mitológicas, aves
de rapiña, aves mensajeras,
aves agoreras
o pájaros de mal agüero;

hay aves carroñeras  -comen cadáveres,
como nosotros- , y aves consideradas
sagradas por algunas culturas antiguas.

(Las aves son más antiguas que nosotros,
y parecen descender de dinosaurios)

Hay aves de corral, aves sacrificiales,
aves sacrificables y otras aves que no
producen utilidad.

Hay aves con oficios, como el hornero,
el cardenal, el pájaro carpintero, el tordo
overo, el cigüeñal o el buitre almizclero.

Cantar no es un oficio, y no todas
las aves cantan:

Hay aves que cantan a coro,
otras cantan solas
y otras callan.

(También las hay, que no conociendo
la propiedad del canto, se limitan a
imitar cantos ajenos)

Hay distintos cantos, más y menos
elaborados y diferenciados:
Algunos de apenas dos o tres notas,
otros, más ambiciosos, desarrollan
melodías más complejas.
Y están los que abrevan en una sola nota,
que aunque se empeñen y ensayen
resulta un canto bastante monótono.

Hay aves que nos subyugan con su canto,
como el jilguero, el ruiseñor, o el
cabecita negra.

Algunos poetas, se inspiran en cantos
de volátiles para su producción versátil,
puede ser un mirlo, un ruiseñor,
un cuervo, un papemor.

Hay aves que parecen hablar, pero
sus sonidos no pertenecen  a nuestros
abecedarios.

Hay, también, las que hablan, pero
por lo general no saben lo que dicen,
como suele ocurrir entre nosotros.

Hay aves que cantan sin motivo,
sospechamos;  otras lo hacen por
motivos que desconocemos,
como nosotros.

Y están las aves de paso:
a veces pasan, a veces no  (es tedioso
sentarse a esperar que pasen)

Hay aves hábiles, como el hornero,
que con gran trabajo y una técnica
envidiable, construyen nidos seguros
y perfectos.

Otras, más inteligentes y astutas, los
usurpan.

La usurpación, el saqueo, la apropiación
son recursos evolutivos:  Empezamos a
escribir con plumas de ánsar.

De las distintas aves, sabemos
apreciar su canto, su vuelo, su plumaje
o su carne.

Ensayando una clasificación elemental
y provisoria, se puede aventurar:

Hay aves mitológicas, exóticas, extintas,
aves de paso y aves de presa o de rapiña,
aves de cetrería y aves de compañía,
como el loro  -puede estar en la cocina
y sostener una conversación mientras
cocinamos una pechuga-

Hay aves carroñeras, aves canoras,
repetidoras, adiestrables, compañeras
y aves parrilleras.

sábado, 28 de agosto de 2021

Hay brótola

 

(Amílcar Ámbanos)

 



La incompletud de todo
es siempre transitoria
respecto de cualquiera
de las partes en conflicto

(sin partes no hay conflicto)

Noto el alboroto de la brótola.
Noto,  anoto,
los desbordes naturales
precipitan el paso de un estado
a otro.

La singladura del fluído
puede vacilar en tiempo y forma,
el desertor más avezado
puede hesitar ante una hez nativa,
citar o descubrir el goce de la fe
elevándose en la oración
armada de armonía.

Hay que volver a creer:
Esta fe me hizo ver lo verosímil
y su música impertérrita y anómala.

Creo en coros y croares,  creo
en la multiplicación de los penes,
en la eneúpla, y en los nuevos diseños
de los planes divinos.

no me erizo
ante los números hostiles
no me inclino ante los múltiplos
de uno y sus púlpitos,
tan diminutivos como inhóspitos.

Ultimo los enseres
de la serialidad ontológica
para asumir el ritmo de lo posible:

ser es creer, me dijo un ex creyente,
ser es poder
concomitar con todos los gerundios.

Un dios plural, transcurre
y desaprueba al pasar
de uno a otro
pecado sin gozar
ni fracasar.

La brótola no se alborota
por un desliz
ni se apichona ante el brote
de un poema abortable.

A pecar se aprende pecando,
decía un aprendiz avanzado:

No le des pecado, enséñale a pecar.

Noto y anoto:
hay un amor que brota
ignoto, innato, errátil,

está ahí, en los cuerpos sutiles,
en lo sutil del ente, en la enténte,
en lo inconsútil emanándose,
en lo brotátil
y lo eréctil.

Esos esbozos embozados
que preceden a la voz,
en la tibieza líquida del verbo
uterino y sus formas interinas.

En la simbiosis del fermento
amniótico, antes de las primeras
tejas del tejido bursátil y los
albores de todos los valores.

Hay un amor innato, abovedado,
intrínseco que brota
en las mucosas superiores
del deseo irretráctil y versátil.

No hay datos
pero hay dátiles.

martes, 24 de agosto de 2021

Signos positivos

 

(Ester Miño) 


Disponemos de nuevos dispositivos
y aplicaciones, para incrementar
nuestra disponibilidad y disfrutar
a disposición de las nuevas imposturas
que se imponen y marcan tendencia.

Hay que distenderse, desentenderse
y dejar que fluya,
que fluyan efluentes, venenos, agrotóxicos:

la contaminación es inversión
(este enunciado puede invertirse)

Arúspices, creyentes, auspiciantes
y contribuyentes del círculo áulico
de la economía, madre de todas
las ciencias, apuestan a futuro:

Se esperan nuevas generaciones
de generadores, capaces de generar
todas las oportunidades  necesarias,
para un desarrollo sustentable
con crecimiento indefinido, en un
marco de equidad e igualdad de oportunidades
para todos los sectores del oportunismo.

Estamos ante un ciclo de nuevos desafíos,
pero hay signos positivos.



II
Hay signos:
Hay verificadores, detectores y algoritmos
de última generación.

Hay lectores, colectores, recolectores
y recicladores urbanos.

Hay servidores, facilitadores, obtentores
y objetores de conciencia  (la conciencia
es un estado transitorio de la materia;
ningún estado prospera limitando a la
iniciativa privada:  La conciencia es algo
que merece ser superado)

Contamos con recursos.
Las oportunidades esperan; según
estimaciones de fuentes oficiosas
los indicadores son auspiciosos:

la economía vuelve a creer en sí misma,
replicando el éxito del modelo circular
a niveles escalables, y vuelve a crecer
a valores aceptables.

Hay consenso entre los operadores,
en que es posible mantener los márgenes
de aceptación que garantizarían el éxito
de la repetición inteligente.

Según  fuentes oficiosas, que no han podido
aún ser confirmadas, estaríamos en presencia
de un significativo aumento de la vocación
inútil, lo que representaría un verdadero
desafío para los generadores de oportunidades:

Habrá que optimizar los recursos
para poder poner en valor
ese volumen de utilidad ociosa.




sábado, 21 de agosto de 2021

El poema vacilante

 

 

(Asensio Escalante)

 

Quién vacila no está muerto
escribió un poeta, poco
antes de que su condición vital
comenzara a vacilar.

Nadie estima al que vacila,
vacilar, no es un verbo popular
-aunque todos lo conocemos y
practicamos-

Hay que tener valor para vacilar
en un mundo que desprecia
al vacilante, condenándolo
a vacilar sin término.

¿Hay que tener valor?

Yo vacilaría:  el valor socialmente
asignado al ejercicio de la vacilación
es casi nulo…

Creo que vacilaría, pero no sé..,
una respuesta vacilante no satisface a
casi nadie, y todo el que escribe busca
satisfacer a alguien, cuanto más no sea
a sí mismo.


II

El poeta puede vacilar,
volver a vacilar…
Es hasta forzoso que vacile
repetidas veces,  para evitar que el verbo
inadecuado, el adjetivo que zozobra  (o
incluso, sobra) o un verso vacilante
hagan naufragar al poema.

Todos los poetas vacilan,  aunque ninguno
lo confiese  (hay otras prácticas inconfesables)

Todos vacilan, salvo aquellos que practican
la escritura automática, una opción que quedó
en el olvido por sus productos  ambiguos
y resultados vacilantes.


III

El poema vacilante, no goza
de reconocimiento del lector avezado
ni de la aceptación del lector avanzado,
del lector promedio, el ocasional
ni del lector accidental, que se
encuentra por azar ante el poema, y vacila.

Todo buen poema
contiene un volumen de vacilación, una
cantidad incierta de tiempo vacilado
que nadie, ni su emisor registra, sin la cual
el poema no sería el que es, o lo que es,
según sea el caso.

Aquí hay que detenerse:  
Se debe establecer con claridad
la diferencia entre ambas condiciones.
Una cosa, es la vacilación insumida
en la manufactura del poema, y muy otra
aquel poema que recibe el adjetivo
“vacilante”.

El poema vacilante, suele crear tensiones,
situaciones, emociones y sentidos
que no resuelven:  un movimiento vano
y azaroso, una emisión que no llega a destino.

Precisamente, lo que mueve al poeta a vacilar
mientras construye su poema, es el deseo
de arbitrar los medios para evitar
agregar al mundo otro objeto vacilante:
Hay tantos…

El poema, debe percibirse como un
organismo vivo, único e irrepetible
y comportarse como tal, suscitando
atracciones y rechazos:

No se puede atraer a todo el mundo,
ni cosechar un rechazo unánime,
como no se puede amar a todo el
mundo ni complacer a todos
ni odiarlos por igual.

Hay opiniones divididas
entre lo que es o debería ser
un poema, no hay una definición
definitiva y taxativa todavía:

Se vacila…

La diversidad es constitutiva
de los organismos vivos;

no hay un único sentido
ni una sola dirección,
aunque sólo hay una vida:

No está muerto quien vacila.

 

 

domingo, 15 de agosto de 2021

You don't know what love is

 

 

(José Luis Greco)

 

I

Se ha escrito mucho sobre el amor,
sus distintas formas, prestaciones y
presentaciones conocidas, su relación
con el conocimiento y la naturaleza
de las distintas vías y desvíos que puede
adoptar este sentimiento humano.

Hay bastante material acumulado
sobre el amor en distintos formatos:
canciones, novelas, ensayos, teorías
y  poemas de amor.

También se ha escrito sobre
la producción de conocimiento,
el amor al conocimiento
y la producción teórica de amor:
Hay bastante material acumulado.

Conocemos diversas expresiones
del amor que pueden describirse
a través de la Historia acumulada.

También se ha escrito sobre
la acumulación, un material que
que se incrementa con el tiempo.



II

Acumular es humano,
tanto como amar, o quizás más.
Hay tanto material teórico
acumulado como experiencias
amatorias, o más.

Todos acumulamos
distintas experiencias de lo que
creemos que es el amor, o bien,
sospechamos que pudo haber sido.

¿Quién sabe qué es el verdadero amor,
suponiendo que hubiera alguno, entre
tantos, que merezca ese adjetivo?



III

En otros tiempos, el amor a la música,
me llevó a acumular cassettes, y acopiar
versiones de algunos temas preferidos.

Supe grabar un cassette monotemático:
hora y media con distintas versiones
de “You don’t know what love is”,
un standard de jazz que tocaban todos
y que, no sé por qué, me impactaba
particularmente:  Tu no sabes lo que
es el amor.

Amaba ese tema:  Sólo el amor puede
hacer que alguien dedique tanto tiempo
y empeño a la obsesión minuciosa de
recopilar todo ese material en un
objeto único, como el amor.

El amor y el objeto:  quién sabe dónde
andará ese cassette… Ya no tengo
ni donde escucharlo, si lo encontrara,
pero recuerdo las versiones de Sonny
Rollins, Coltrane y, sobre todo la de
Archie Shepp, donde el saxo adquiere
una dimensión casi sobrenatural…

¿Es algo natural el amor?
No lo sabemos.
Tu no sabes lo que es el amor,
yo tampoco, quien sabe
nadie lo sepa…

¿Sabrán los otros animales?


IV

Dos cosas sabemos:
El amor es una pasión
y el amor lo justifica todo.

La pasión no es justa ni injusta;
es ciega, como la justicia.
Las pasiones mueven a los hombres
a hacer grandes cosas, y no menores
despropósitos.

Pero una vida sin pasión
no es plena ni vale la pena,
se reduce a una continuidad biológica,
repetición de funciones y ciclos
que pasan sin pena ni gloria.

Es necesario amar algo
para apiadarse de todo,
escribía un filósofo apasionado.

La pasión lleva al exceso:
Lo único que importa son nuestras
pasiones, sólo lo excesivo puede ser
bueno. Reflexionaba el Marqués, que
entre sus excesos cotidianos, escribía.

Escribir es un acto de fe, y la fe es
una pasión. No se puede escribir sin
pasión  (aunque no hace falta creer
en nada para hacerlo: hay quien se
apasiona con su propio escepticismo)

Pero no todo es amor, ni todo es amable:
“Hay que amar lo que es digno de ser
amado y odiar lo que es odioso, pero hace
falta buen criterio para distinguir lo uno
de lo otro” Robert Frost.


V

El amor, un tema recurrente
en canciones y poemas de amor.

Odio los poemas de amor,
aunque del amor al odio hay un paso.
Paso y quiero:  Uno debe saber lo que
quiere, para poder desearlo, obtenerlo
o amarlo  (en ese orden o cualquier
otro)

Nadie nace sabiendo, ni nace amando,
nadie ama nacer ni nadie nace por
amor:  Se nace por reproducción, una
función biológica que puede prescindir
perfectamente del amor.

El amor no se reproduce, a lo sumo
podemos sospechar que hubo amor entre
quienes hicieron que naciéramos.
En todo caso, un amor preexistente
que no nos incluía:  No es posible amar
lo que no existe, si es que el amor existe
-Lacán tenía reparos-

Nacemos por acción u omisión ajena,
obligados a nacer: Nadie nace sabiendo,
ni amando, ni sabiendo amar, ni sabiendo
qué es el amor  (luego conoceremos
algunas de sus formas, u otras, o incluso
ninguna)


VI

El amor:  ¿Qué sabemos del amor?
¿es necesario saber?
¿hace falta conocer para amar?
¿existe el amor al conocimiento?
¿el amor a lo desconocido?
¿y el amor a primera vista?
¿y los ciegos? ¿aman olores y sonidos?
¿cuántos sentidos conoce el amor?
¿es ciego?
¿cuántas clases de amor conocemos
y cuántas estamos dispuestos a conocer?
¿cuántos hacen falta para una relación
amorosa?
¿Hay un amor verdadero, auténtico
y genuino?
¿el amor real, es sólo el que se realiza?
¿la aventura amorosa, es amor o es otra cosa?
¿Hay un amor a la rutina, a lo seguro, a la
repetición?  ¿amor a las tradiciones?
¿a las contradicciones?
¿Hay un tiempo, para el amor, aunque
siempre se pueda hablar de amor
como pasatiempo?
¿Cambian los objetos de amor
con el tiempo?
¿Cambia el discurso del amor, en función
del tiempo?  ¿Cambian las formas?
¿Amar es depender?
¿Existe un amor libre?
¿Hay un amor incondicional?
¿Puede haber amor sincero?
¿Hay un grado cero del amor?

(En el tenis, el cero es love)


VII

Pero no todo es amor: está el odio,
al parecer más antiguo, y otros
sentimientos más o menos subalternos,
como la envidia, la lujuria, el desenfreno,
la desazón, etc.  
Hay un amplio espectro de emociones,
desde el desdén hasta el hastío…


You don’t know…

No, ninguno sabe qué es el amor,
sólo que somos pocos los que reconocemos
y asumimos…

Parto de cero (love), asumo mi ignorancia
y además me reconozco lento para aprender
a incorporar conocimiento:

“Los amantes de la velocidad, no son nunca
buenos amantes”

Puedo disimular la falta con citas, se ha escrito
mucho sobre el amor…
Pero no voy a extenderme, aunque reconozco
que citar excita:  cualquiera puede excitarse
sin necesidad del amor.  Basta un buen estímulo.


VIII

El amor, por lo que sabemos, tiene una carga
de subjetividad insoslayable, difícil de precisar.

No hace falta saber latín, ni es preciso saber
mucho para acordar que, si hay un amor sincero,
indeclinable e incondicional, es el amor a la
divisa, o a la camiseta para ser más preciso.

Pero como todo lo subjetivo, admite lecturas
e interpretaciones diversas:

Recuerdo haber intervenido en una discusión
virtual del ámbito deportivo, sobre cierto
jugador al que denostaban y criticaban con
pasión y sin compasión por sus flojas
actuaciones. Entre otras cosas, le endilgaban
no sentir la camiseta, mostrar displicencia,
intermitencia, falta de entrega y compromiso:
No daba todo lo que se esperaba que diera,
no lo entregaba todo…

Mi interpretación fue otra:  El hombre (todo
jugador es, además y antes que nada un hombre)
actúa a conciencia, y sus falsas apariciones
y rendimientos dudosos, no hacen sino expresar
un sentimiento profundo hacia el club, lo que
se dice, un acto de amor.

El es lo suficientemente conciente, y sabe bien
que en nuestro equipo, el jugador que logra
destacarse y brilla durante cuatro partidos, tiene
un destino seguro:  acaba afuera, vendido al
extranjero para aliviar las deudas y que nuestros
dirigentes puedan exhibir un balance menos
deshonroso.

Sabe, en fin, que si mostrara todo su potencial
tendría los días contados en el club, y sus
empleadores estarían contando dólares.

Pero el amor vence.
Y el amor es así…
¿Quién dijo que hay que entregar
todo siempre?
Si nuestro hombre lo hubiera hecho,
ya estaría vistiendo otra camiseta
y siendo, a su vez, codiciado por
otros aún más poderosos…


IX

El amor, en fin, no es sólo entrega,
sacrificio, pasión y compromiso.
También es una cuestión de poder,
y de saber:  saber cuando y donde
y cuanto entregar.

No sé, tiendo a creer que mi interpretación
no fue tanto una defensa del jugador
como una defensa del amor…

Ese amor que muchas veces nos resulta
extraño, ajeno, esquivo, por no entender,
no apreciar o no saber interpretarlo.

You don’t know:  tu no sabes
lo que es el amor, ellos tampoco,
ni nosotros.  ¿Yo?

Yo seguiré buscando mi cassette
TDK de 90’
aunque no pueda escucharlo.



 

sábado, 14 de agosto de 2021

El interés compuesto

 

 

(Amílcar Ámbanos)

 

Entre los intereses humanos
está la creación:

¿Fuimos creados?
¿Venimos a recrear?

Crear o reventar:
aumenta la producción
pero bajan las ventas

¿no supimos despertar interés?

Los intereses están, yacen
y son inseparables.
Solo hay que despertarlos.

Creer o reventar:
Entre los intereses conocidos
sólo cuentan los humanos.

Los intereses nos hacen más humanos.

El mayor interés humano es crear
intereses, producir objetos, servicios
o sujetos que sirvan al interés.

Emitir intereses:
Somos sensibles al interés compuesto,
nos relacionamos según nuestros
intereses  (hasta que dejamos de producir
interés, y al sabernos no interesantes
perdemos todo interés y entramos en
descomposición)

Somos sensibles a los intereses
y a las heces, una emisión que continúa
aún cuando ya no emitimos intereses.



II
Las bacterias trabajan sin descanso
en heces, emisores e intereses.

Trabajan por la descomposición
del mundo sensible,
conocen su trabajo como nadie:

No creen en el trabajo sucio  
(puede que tengan razón y todos
lo sean)

No clasifican ni califican
la materia orgánica:  
Todo lo compuesto, merece
la descomposición como destino.

¿Fuimos creados?
Hay dudas, pero si fue así, es seguro
que fue mucho después de las bacterias.

¿Venimos a recrear lo que ellas iniciaron?

En cualquier caso, son más interesantes
que nosotros y tienen más futuro.

Las bacterias, como los intereses,
entran y salen de los cuerpos
creyentes o excreyentes  (nadie nace
creyendo nada)

Hay bacterias entrantes y salientes,
todo lo que se reproduce tributa
a la primer bacteria, que es todavía
un misterio.

Los intereses nos abandonan
como abandonamos un poema
de bacterias:  

hay muchos poemas de bacterias,
están por todas partes, sabemos,
aunque no las vemos.  Como dios,
si fuera el emisor responsable
y pudiera ser verificado.

Pero las bacterias son reales,
más que cualquier metáfora
divina o secular, y se están
reproduciendo todo el tiempo,
como los poemas
y los intereses
simples o compuestos.

Acá también:  hay bacterias
interesando el cuerpo
del poema.

jueves, 12 de agosto de 2021

El sentido y la pasión

 

 

(Ricardo Mansoler)

 

Sin deseo no hay pasión.
Sin pasión no hay arte.

El deseo es condición material,
pero no es materia:  hay deseos
que nunca se materializan.

El arte nunca expresa un deseo
en estado puro, la pureza no se
crea ni se mide.

El arte de producir sentido
no puede considerarse nunca puro,
no hay sentidos puros ni existe
un sentido de pureza.

No hay poesía pura.

El arte más puro es la música:
lo menos material que puede producir
la materia, aunque es el efecto de un
fenómeno físico, es decir material.

Todas las artes aspiran a la música.
Ella no aspira, no necesita ningún
lugar para ser, más que el tiempo.

La música no se toca, es intangible,
no tiene consistencia física ni es, en
sí misma, portadora de sentido.

Su condición es el fluído
del movimiento emotivo en el éter.

La música es efímera, pero puede
conservarse en la memoria, volver
a servirse y reproducirse sin término.

El arte es deseo sublimado
que resuelve en objeto.
No importa la calidad del deseo:
buenos o dudosos, sirven por igual
al buen sublimador.

El objeto del arte es impreciso,
no se sabe para qué se hace:
¿Qué se ganaría sabiéndolo?



En el arte no hay ganancia ni pérdida,
luego no hay utilidad,
luego no hay valor…

Luego

¿Puede haber sentido sin valor? 





*  Valora la calidad de esta pregunta
    según tu propia escala de valores:

 

   *   **   ***   ****   *****   ******   *******


 

martes, 10 de agosto de 2021

El monocultivo y yo

 

(Ester Miño)

 

Hay que volver a los monocultivos naturales…

¿Le parece?

-Estamos persuadidos, la vuelta a lo natural,
energías limpias y renovables, revolución
verde, Green Deal, reciclar y compostar...

-No creo que haya consenso…

-El consenso se obtiene, contamos con recursos
para obtener.

-¿Por qué contesta en plural?

-Yo soy uno de nosotros: Hay equipo, creemos en
el trabajo en equipo, el diálogo, la empatía, la labor
interdisciplinaria y en la convergencia sinérgica de
todos los aportes y propuestas que nos ayuden a
crecer…

-Crecer es un verbo dudoso. Crece un tumor, crece
la miseria, el desierto crece, avisaba el filósofo…

-No creemos en esos filósofos, son parte del pasado,
y no queremos volver al pasado, hay consenso.
La filosofía genera dudas, pregunta demasiado, no
produce endorfinas y emite energías negativas.  El
pensamiento positivo es ajeno a la duda, no dudamos,
la duda no genera oportunidades.  
Ya lo dijo el poeta: Con la filosofía poco se goza…

-Ese poeta era comunista…

-Bueno, debe haber un error de carga, todos cometemos
errores, nosotros también. Pero apostamos a reducir y
minimizar los márgenes del error no forzado.

-¿Y los otros?

-Los otros que se arreglen como puedan; algo habrán
hecho mal, para no estar gozando y compartiendo
nuestro entusiasmo. Las oportunidades están…

-¿Se puede crecer con exclusión?

-Sí, se puede, estamos en condiciones de afirmar.
Es cuestión de voluntad, y enfocarse en el esfuerzo
personal.  Hay que volver a la cultura del trabajo.
Sin crecimiento no hay distribución, y nosotros no
excluimos a nadie:  el que quiera andar armado, que
ande armado…

-¿Y cuál sería el monocultivo elegido para llevar a
cabo ese crecimiento?

-La Fé es lo único que nos mueve, eso está claro.

-¿Y cuál sería el objeto a profesar esta fé?

-No, el objeto no importa mucho.  Lo importante es
 el sujeto:  Soy Yo y es ahora.

domingo, 8 de agosto de 2021

La duda como oportunidad

 

(Senecio Loserman)

 

Dado a dudar de todo
como método
dudaba hasta del antídoto específico
en sus dosis recomendadas

Dudaba de las contraindicaciones
constatadas, dudaba al constatar
la fórmula y al contestar a la duda
formulada

Dudaba como fórmula
dudaba del prefijo y sus aplicaciones
Dudaba con premeditación
ante cada nueva aplicación

Dudaba de los antecedentes
que sientan precedentes
como de los que no sienten.

Dudaba del sujeto y su sufijo

Dudaba en un sentido
dudaba entre la acción y la pasión
entre lo dado y lo pedido
entre pedir u ordenar
entre dar y recibir

Denodado a dudar
dudaba entre el deseo de obtener
y lo perdido al desear:

Dudaba en aspirar

Dudaba entre la acción y la pasión
entre el pretérito perfecto
y el presente presunto

Dudaba entre el sentido y la función
entre la acción pasiva
y la pasión activa

Dudaba con premeditación
más sin alevosía, a una velocidad
digna de mejor causa

Dudaba entre distintas causas
-las tachadas de nobles me despertaban
dudas-

Dudaba entre la causa justa
y aquella que será justificada

Dudaba entre abrazar o acariciar
la causa a elegir, en forma parcial
o total.

Entonces observé
sin vacilar en la ocasión:
Toda parcialidad es arbitraria
y por tanto sospechosa

y abracé mi causa sin fisuras
ni dobleces, dado a dudar
de todo, me dí sin medias tintas
y me acogí al beneficio de la duda
primordial.




 

sábado, 7 de agosto de 2021

Conversación

 

 

(Ricardo Mansoler)

 

No puedo estar sin hacer nada,
dijo
mientras acomodaba algo,
a modo de disculpa
porque yo había interrumpido
la conversación.

Sí, se puede:  yo siempre pude,
incluso puedo estar sin decir
nada, pensé para mi.

Pero no lo dije, para no
interrumpir la conversación
interrumpida.
 

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