(Ester Miño)
El fracaso, como vocación:
hay sectores
desviacionistas que se desviven
por repetir experiencias del pasado,
reciclando discursos superados y
consignas obsoletas: el bien común
es parte del pasado; fracasó como
aspiración, como promesa y como
consigna de campaña.
El público se renueva,
como las células, y nadie quiere
volver al pasado. Las oportunidades
yacen en el futuro, y el futuro no es
para todos: Hay que reconocer
y aceptar los nuevos desafíos, saber
capitalizar los errores del pasado,
dejar de repatriar las culpas erogadas
y consensuar sobre bases confiables
a la luz de la evidencia científica:
La cantidad de materia es estable,
pero el público se renueva, como las
células.
Hay células optimistas, egoístas,
células mutualistas, altruístas,
células madre y células terroristas.
Hay células que no saben estar solas,
como la célula rítmica; aprovechan
cualquier ocasión para reproducirse
y armar familias.
(Las células oportunistas son legión,
ofrecen resistencia a la evolución
sin entender ni aceptar que la familia
fracasó, tanto como unidad productiva
como en la reproducción
de las condiciones de producción)
Se muestran incapaces de adaptarse
a los nuevos escenarios e incorporar
conceptos amigables al sesgo evolutivo,
como cisheteronormatividad, resiliencia
o canibalismo empático.
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