(Vicente Narioh)
Con toda la fe que
tengo
podría remar sin
merma
en cualquier mar
o más:
remar sin
mar
en cualquier merma
-rememoro-
contra cualquier corriente
marina, divina o subdivina,
remar sin rémora
o más:
cambiar el rumbo del
mundo,
derrumbar y retomar,
precipitar océanos,
resucitar
exánimes cadáveres
y
fundar un nuevo
orden
que merezca ser
superado.
Con esta fe
no hay nada que
temer -me
temo- puedo
aspirar, ascender y
trascender:
Soy lo que creo:
creo en las condiciones
objetivas de esta fe
que no conoce límites
-creo en los límites
del conocimiento-
Creo en las
condiciones objetivas
de la producción
subjetiva: creo en el
sujeto que crea.
Creo en la
naturaleza de esta fe,
en sus intersticios,
grietas, fisuras
y orificios:
Creo en los santos
oficios
y en el oficio de
poeta,
en los paraísos
artificiales
y en el turismo
sexual,
en la sacralización
del sacrificio
y en la producción
de bienes y servicios.
Creo en la adicción
y en el vicio,
creo en la unidad y
en la debilidad,
creo en el
pensamiento débil
y creo en todos mis
puntos débiles,
creo en las líneas
de puntos y en
las líneas de
conducta, creo en el pasado
del pecado y en el
valor aproximado.
Creo en la libertad
de vientres
y en los movimientos
integradores.
Creo en la vocación
de cambio
y en el cambio de
vocación.
Creo en desvíos,
desviaciones y atajos,
creo en las
propiedades del ajo,
la cebolla y en la
propiedad como noción
superadora.
Creo en la
autosuperación, en la autoayuda,
en la
autoestimulación y en la autogestión.
Creo en la
autosatisfacción y en el
autoabastecimiento:
creo en la sustitución
de importaciones,
en la decisión soberana
de la propia
conciencia.
Creo en la
liberación y en la dependencia.
Creo en la
automatización de toda producción.
Creo en los entes
autónomos y en los entes
autárquicos: creo
en el ente, como principio
predecesor del ser.
Creo en la ciencia y
en la técnica,
creo en el
conocimiento objetivo y en la
producción de
verdades totalizadoras.
Creo en las técnicas
de apropiación, en el
crecimiento infinito
y el desarrollo sustentable.
Creo en el
intercambio de saberes,
en la labor
interdisciplinaria y en
el sabor del encuentro.
Creo en el
intercambio de valores
y en los valores
intercambiables.
Creo en la ideología
y en las relaciones
de producción.
Creo en la ciencia
sin sujeto
y sin conciencia.
Creo en la
producción de cadáveres.
Creo en la
tecnología de punta,
en la mendicidad y
en la conciliación
obligatoria.
Creo en la sana
competencia, en las armas
genuinas y en el uso
responsable de las armas.
Creo en las
organizaciones armadas -sólo la
organización vence
al tiempo- y en la
planificación
familiar, creo en el consenso
y en la eutanasia.
Creo en las ventajas
del amor,
creo en los placeres
seguros, en las masas
críticas y en la
energía cinética.
Creo en la energía
limpia,
en la limpieza
étnica, la seguridad jurídica,
la ingeniería
genética y la inversión externa.
Creo en la evolución
de la materia
y en la energía
imperecedera.
Creo en el
pensamiento abstracto
y en la ingeniería
financiera.
Creo en el poder de
la fe,
creo en la división
de poderes,
creo en el poder de
la división.
Creo poder
dividirme, diviso:
Creo que el poder
corrompe
pero la corrupción
nos une.