viernes, 4 de junio de 2021

Otro solo irrepetible

 

 

(Epifanio Webber) 


Creo que no estamos solos,
se confesó a sí mismo el unigénito.

La condición divina, contempla el uso
de la primera persona del plural para
hablar de sí mismo consigo.

Como muchos otros usos:  un Dios,
no se somete a ninguna ley, mandato
o convención.  Es más libre, incluso,
que un poeta; no piensa en el lector ni
necesita interlocutor válido. No conoce
la autocensura y es ajeno a los límites
de la corrección poética o política, a los
usos gramaticales y al orden sintáctico:

No conoce límites, los dioses son
incorregibles. El discurso divino no
puede ser juzgado:   El y sólo El
puede hablar solo, sin incurrir en el
rasgo patológico.

Antes de crear el mundo y los sujetos
hablantes, deseantes, disidentes…
Antes de que fuera el Verbo Encarnado
y las diversas carnes, lenguas, sectas y
dialectos,  El hablaba, estaba en posesión
del Verbo, el adverbio y el adjetivo
posesivo, amén de todos los recursos
poéticos y discursivos que conocemos
o incluso desconocemos... 

El hablaba, sin duda  -los dioses no dudan-

¿Con quién pudo haber hablado?

La respuesta es tan obvia como ociosa:

Hablaba solo.


(Es palabra de Dios)

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