(Luis Espejo)
Es vano santiguarse en una zanja,
en un zaguán, frente al espejo.
Sólo un zanguango ignorará
que la inversión cardinal
del orden temporal podría ofender
a casi cualquier divinidad.
No hay que ser capaz de todo,
supe leer entre líneas
en un poema que me superaba.
Toda palabra, puede ser superada
por otra, no sin riesgo, para que
el poema se eleve y califique.
La consistencia deseada
no surge del deseo, es fruto
de un trabajo minucioso y sucesivo
y de sucesivos fracasos: No hay que
temer esta repetición.
La evolución por repetición supo dar
frutos, en los que todavía abrevamos.
No conviene superarse, aspirar
es superior.
II
Es vano capacitarse, si no se califica.
Es vano solicitar asistencia divina,
santiguarse en el zaguán y comer
mazapán en el vestíbulo, si no se
posée capacidad para extraer calidad
de la materia legible e ilegible que
circula, y de la división del sentido
del trabajo.
No trabajes ni hiles,
aconsejaba el poeta en el último
verso del poema calificado.
El nihilismo, puede prescindir
de la colaboración divina, pero no
del trabajo necesario para que
sea el poema.
¿Qué valor tiene el pensamiento
del que escribe para otros?
Muy poco, acaso tanto como el de
cualquier aspiración ocasional,
efímera, que pasa por el vano
de la lengua que nos emite y hace
emitir.
No alcanza con ser capaz de todo:
hay que hacerlo, y saber que siempre
está todo por hacer.
Hay que trabajar a conciencia,
aunque la sola conciencia no alcanza.
Trabajar cansa,
y alcanzar también.
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