(Carlos Inquilino)
Una rana en la almohada.
Podría ser un hada
que adoptó esta forma: toda
hada puede cambiar de cuerpo
como de almohada.
Las hadas son almas inquietas
como ranas, no descansan
en almohadones ni en almohadas.
Una rana cualesquiera dada
puede dudar entre ser hada
o hado, o simple rana que nada
sin saber cual es el lado
correcto de la almohada.
Las almas tienen sus aristas,
las hay que arrastran historias
opinables o punibles; cargan
con ese peso que no pasa.
Las ranas son más livianas
que su nombre: la almohada no
se hunde ni deforma por su peso:
Se puede compartir perfectamente
la almohada con un hada y una
rana anonadada.
La rana no se queja ni acusa
problemas cervicales
ni almorranas, observa una
dieta sana.
Se sabe más de ranas, que
de hadas y almas. Se desconoce
si las ranas tienen alma.
No sabemos mucho de ranas;
sabemos que saltan, croan y son
buenas nadadoras -aunque sólo
cultivan un estilo: pecho-
Se diferencian de hadas y almas
en que éstas no se reproducen,
aunque no lo sabemos a ciencia
cierta.
Hace algún tiempo, era común
utilizarlas en el aula para producir
conocimiento:
La disección de la rana, una
clase práctica donde se abría
el pequeño cuerpo, para que
los educandos observaran y
conocieran su contenido.
¿Cada estudiante portaba su cadáver?
No, se necesitaban vivas para
estudiar sus signos vitales.
(Seguimos estudiándolos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario