lunes, 14 de febrero de 2022

Introducción a la penetración

 

(Estanislao Del Signo)

 

“El espíritu individual alcanza lo absoluto
de sí mismo por negaciones sucesivas”

“Soy aquello que piensa, no aquello que es pensado;
el sujeto puro no se conoce más que como límite
de una negación perpetua”

“Macho el No, mira a la hembra”

Esto no es un epígrafe,  lo leo mientras
escribo este poema:  no puedo centrarme en
una sola acción. Leo a Daumal, Clavículas del mal,
y a la vez otros dos textos, mientras escribo
el ¿mío?


Pero aún no empiezo, falta algo. Busco mis guantes
de escribir  (hay que tomar distancia, el poeta debe
evitar el contacto con el mundo material, la materia
es vil)


II
Escribiría, sin mengua ni arrebato, íntimos ecos
de insondables mundos, gravedad sin centro, realidad
sin sujeto, destinos incompuestos y miembros acéfalos
ajenos al ritmo de la descomposición primordial.

Podría escribir con la lucidez de una luciérnaga
y la labilidad de una libélula engendrada
en plenilunio.

Podría escribir con una sola mano
¡libérate, hermano!
asumiendo el compromiso popular,
tan necesario en el pasado, o
¡A copular, a copular, hasta encerrarnos en el mar!
(mar macho o hembra, según la lengua del emisor de
mares de marras)


III
Buscaba un adjetivo posesivo:  la posesión interna
es la única salida para que el sujeto se posicione y
pueda circular con algún éxito. Hay que saber poseer
y poner en circulación la propiedad, para que genere
más valor.

La contradicción es condición evolutiva, tanto
como la repetición inteligente.

El No mira a la hembra,
la hembra mira el miembro  -con mesura-

y la tensión crece, cargada de signos que no
pueden esperar. La intensidad de la escena
pide acción, resolución, pero me faltan los
guantes    (buscaría en la guantera, pero
carezco de movilidad propia)

Buscaré en rincones desusados,
en frecuencias subrepticias e intersticios
de la lengua madre, en las relaciones de
parentesco de la materia muerta, entre los
alimentos balanceados de los víveres de
ayer.

Buscaría entre las pausas
que se generan al escribir:

Nadie sabe lo que busca
hasta que lo encuentra  -o lo olvida-


IV
Vengo de una familia bien constituída,
bastante bien armada:  
Fiel a mi armadura de clave, creo en valores
asimétricos, en órdenes inferiores, en la
diversidad de lo desconocido, creo en la
serendipia, en la luz mala, en la empatía
y en la naturaleza del deseo como recurso.
Creo en ondas expansivas y en el poder
sanador de la introspección controlada
hasta las últimas consecuencias.

Creo en la obsolescencia programada
de las causas populares, en la naturaleza
agresiva que impulsa el progreso y la
agregación de valor.

Creo en la continuidad de lo que fluye,
en  las babas del diablo y sus constelaciones,
creo en el fluído poético y sus productos
residuales. Creo en nociones que definen,
creo en el mojón, en el jején, en el gen
del jején, jenotipos y jenomas, creo en la
necesidad de ciertas comas, creo en pequeñas
dosis: en grageas, en gorjeos y en gorgojos.

Creo en desapegos y despojos
como objetivo para extraer utilidad,
creo en el pensamiento objetivo:

Creo en  la tradición oral,
anal, vaginal y pentecostal.

Creo en el orden sobrenatural, en las fuerzas
vivas y todas las demás. Creo en la correlación
de fuerzas, creo en mitos, mitines y mitones
y guantes…


V
Guantes genéricos y específicos.
Guantes hembra:  su único sentido
es ser objeto de penetración
(para ser más precisos, doble penetración:  
digital y analógica)

La penetración cultural es inevitable,
es parte de nuestra cultura, alcanzada
con siglos de esfuerzo y penetraciones:

Todo argumento fracasa sin penetración
El poema es un objeto penetrante
y penetrable como un guante:
penetra espacio y tiempo, y debe ser capaz
de penetrar al lector, al elector  (el electorado
pide ser penetrado por discursos engañosos:
“hace falta una mano dura, que nos penetre
y endurezca a puro rigor  -hay un goce en el
rigor-  Algo duro como roca”

Roca penetró en el desierto y acabó con los
ocupantes ilegales, para permitir la penetración
de ocupadores legítimos)


VI
En rigor, el poema es duración,
es dura la vida del poema:

La vida es lo vacío
que hay que penetrar y ocupar.

(la penetración es una acción esencial
que pertenece al Orden Natural.

Se puede no observar, permanecer ajeno,
más no se puede mantenerse impenetrable
siempre)

Todo cuerpo es penetrable.


VII
Siempre hay un otro
que después escribe:

Todo cuerpo es penetrable por otro.

“Soy aquello que piensa, no aquello que es pensado.
Soy aquello que penetra, no eso penetrado.
Soy aquello que aspira, no lo aspirado.

El sujeto puro
no se concibe mas que como límite
de una negación perpetua”


VIII
Aspiro a penetrarlo todo,
o al menos una buena parte de lo penetrable,

pero no puedo compenetrarme mucho

sin mis guantes.

 

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